Puedo decir que me sorprendí que Alan se tomara enserio mi proporción de invitarlo a tomar algo y menos tan pronto. Pero me gustó mucho la sorpresa. Después que se fuera fui a la ciudad porque me llamo el agente inmobiliario que vendió mi casa para reunirse conmigo por un asunto urgente.
Cuando llegue me comunico que alguien más estaba interesado en la propiedad y ofrecía el doble de lo ofertado si cancelaba la venta anterior, obviamente no iba a hacer tal cosa, la casa ya estaba vendida. Lo único que dejo el comprador fue una tarjeta con un número de teléfono sin dirección ni nombre.
Espere a llegar a casa para recién llamar a ese misterioso comprador, pero antes fui a comprar un regalo a la novia de Matt y más alimentos por si Alan otra vez me sorprendía a la hora del desayuno. Cuando guarde todo lo que compre llame.
-Hola.-contesto una mujer la que atendió.
-Hola, me dieron este número de teléfono en la agencia inmobiliaria Onti.
-Sí, me interesa mucho la propiedad por eso solicite que quería hablar con usted en persona antes de adquirirla.
-¿Su nombre es?
-Elvira.
-Elvira, eso será imposible ya que la propiedad ya la vendí.
-Pero puede revertirlo fácilmente. Yo corro con todos los gastos al indemnizar al otro comprador y...-la interrumpí antes que terminara.
-Lo siento, pero no. Ya...-pero de repente la mujer cortó la comunicación-. Que grosera.
El resto del día se pasó rápido hasta que Alan fue muy puntual y vino a buscarme para nuestra cita. La cena estuvo muy bien, el me pregunto cómo estuvo mi día y no pude evitar recordar a la mujer grosera que me colgó el teléfono. Al parecer el noto mi disgusto y me pregunto si todo estaba bien.
-Sí. También fui por un regalo para la novia de Matt, me invito a su cumpleaños.-entonces recordé que podía llevar a alguien conmigo-. ¿Quieres ir conmigo, es el sábado a la noche?-al ver que frunció el ceño y se quedó en silencio me sentí una tonta y evite mirarle a la cara-. Si no quieres ir lo entiendo, seguro tienes otros planes...
-No.-me interrumpió.
-Oh...-baja la mirada mirando la mesa y coloco mis manos en su regazo para ocultar el temblor de mi mano izquierda y no recordar cosas del pasado, así que levante la mirada y armarme de valor y seguir con la cena hasta el final-. ¿Y cómo estuvo tu día?-mi voz sonó lo más calmada posible.
-Mi día estuvo bien y si quiero ir.-el estiro su mano y tomo la mis acareándome sus nudillos, yo solo mira nuestras manos por la forma tan íntima de tomarla-. Me encantaría acompañarte.
-Oh gracias.-dije aliviada recordarme que él no sabe quién soy.
Luego cenamos mientras tuvimos una charla agradable, luego me excuse y fui al sanitario. Cuando salí vi a la persona que no creí volver a ver.
-¿Emma?-me miro de pies a cabeza inspeccionándome bien.
-Lautaro.-le dije lo más fríamente posible.
-Oh veo que todavía sigues de malas.
-Uno no borra tan fácil los insultos que le dijo la persona que creía que lo quería.
-Lo hice porque no quería que fueras tras ella, yo...yo ni quise terminar como lo hicimos. Sé que cometí un error, entiéndeme era un adolescente inmaduro que...
-Ya...-lo interrumpí-. Sé cómo era Dela, y la opinión que tenías de ella. Pero no confiaste lo suficientemente en mí.
Lautaro fue mi novio en la adolescencia, pero todo se echó a perder cuando decidí ir por Dela para contarle de la muerte de nuestra madre ya que no podía dar con ella. Él pensó que yo era una aprovechada como mi hermana, pero me di cuenta de que él era peor que Dela.
-Lo siento.-no parecía sincero.
-Ya es tarde para lamentaciones. Adiós Lautaro.-me di la vuelta para irme pero su voz me detuvo.
-Claro, ahora que tienes a alguien con dinero no me necesitas.-me dijo con una mueca de disgusto.
-¡Vete a la mierda Lautaro!-y ahora si me fui.
Fui donde estaba Alan, este se levanta de su silla y me dedica una sonrisa matadora, la cual agradecí y olvide lo sucedido.
-¿Lista?-le ofreció su brazo y lo tomo.
-Sí, vamos.-pero antes de salir del restaurante estaba Lautaro.
-Señor Wilson.-me tense al notar que lo conocía.
-Señor Fernández.-dice muy educadamente Alan.
-Emma.-este dice mi nombre dulcemente con una sonrisa de lado que dejaba poco que desear-. Espero que hayan disfrutado del servicio.
-Todo estuve excelente. Si nos disculpas, buenas noches.
Agradecí en mis adentros a Alan por no alargar la conversación y no pude evitar relajarme. Luego nos montamos en su auto y vamos a mi casa. Cuando llegamos apaga el motor, se baja y rodea el auto, abre la puerta y me ayuda a bajarme.
-Gracias por la cena. Ehmm...-no pude evitar ponerme nerviosa, en realidad Alan me ponía nerviosa y no sabía todavía muy bien porque- ¿Quieres pasar a tomar algo?-le pregunte ya que solo me miraba atentamente.
-Si.-me responde rápidamente.
Entramos a la casa dejo mi bolso en una mesa y entramos a la cocina. Estaba por sacar unas copas de un pequeño mueble y siento las manos de Alan en mi cintura, no pude evitar estremecerme. Me doy la vuelta y el pega más su cuerpo junto al mío.
-Creo que es mejor que pasemos de esa copa.-me dice cerca de mi boca acariciándome con su aliento.
-¿Un café?-digo con la respiración un poco agitada.
-No.-me dice mientras levanta una mano y acaricia una mejilla-. Quiero otra cosa.
-Yo también...-demonios, me estaba excitando muy rápido, algo que nunca me había pasado con ningún hombre.
El empieza a darme besos en mi cuello y yo gustosa lo dejo ya que mi cuerpo era el que respondía y no mi mente. Siento como muerde el lóbulo de mi oreja y ahogo un gemido.
-Me encanta como hueles.-luego el me besa en la boca y no aguanto más, coloco mis brazos alrededor de su cuello y me pego más a su cuerpo. Podía sentir su calor masculino y su propia excitación que aumentaba la mía. Abro más mi boca y este la invade acariciándome, ya no pude tampoco evitar gemir de placer. Siento como el me acaricia mi espalda y baja a mi trasero y lo aprieta. Rompemos nuestro beso y nos miramos a los ojos, lo de él tenían un brillo muy hermoso en ese azul tan profundo-. ¿Quieres lo mismo que yo, Emma? Si no es así, parare ahora mismo.