Sheccid(cuando el amor duele)

ME GUSTA QUE ME DIGAN SHECCID

Hace frío. Mucho frío. Frío artificial, seco; como el de una habitación no supervisada con el aire acondicionadao al máximo.

Escucho el bip pertinaz de un monitor médico a mis espaldas.

Abro los ojos con dificultad. El muro frente a mí se acerca despacio amenazando con aplastarme. Luego se hace oblicuo y se aleja formando un túnel.

   ¿Dónde estoy? ¿Qué día es hoy? ¿Quién soy?

Susurro apenas:

-Me llamo Lorenna Deghmteri. Algunos me dicen Sheccid.

Aunque el agotamiento extremo me empuja a la somnoloncia, la conciencia,espabilada ya, me reclama averiguar qué está pasando. Trato de sentarme. No puedo. Mis extremidades no responden. Ni siquiera las siento. Tengo vendado el tórax; el brazo y la pierna derechos, sostenidos con tirantes por una escructura aparatosa.

¿Estoy en un hospital? ¿En terapia intensiva? ¿Cómo llegué hasta aquí?

Ordeno al cerebro mover los dedos. Apenas percibo una leve respuesta.

 Inhalo y exhalo con rapidez. Me sofoco.

Alguna vez aprendí que el miedo se percibe casi siempre como falta de aire; que el pánico ocasiona sensación de asfixia, por eso, en los momentos críticos debemos acordanos de respirar. Así que respiro. Respiro despacio. 

A ver. De nuevo: ma llamo Lorenna Deghmteri, pero me gusta que me digan Sheccid. No recuerdo el origen de ese nombre. Sheccid. Significa "princesa". Creo.

Vienen a mi mente versos enigmáticos.

 

        Sheccid, yo te conozco antes de verte.                             ¡Desde hace muchos años te he soñado!                            Tengo vastas razones para amarte:                                      ¡en visiones también te he contemplado!

    

   Intento apoyarme sobre el codo para incorporarme un poco. Duele. Tengo las articulaciones anquilosadas. Desisto. Logro llevar la mano libre a mi nuca. La cabeza me punza. Descubro una herida. Me han rapado parcialmente. Acaricio los pelillos pegados a mi cuero cabelludoy el borde de una sutura diagonal en mi parietal derecho.

 Hago un esfuerzo por recordar. Es inútil. La angustia me roba el aliento otra vez. Vuelvo a respirar en pausas.

Cálmate; sabes cómo te llamas. Sheccid Deghmteri; sufristes un accidente; te abristes la cabeza, te rompistes las costillas, el brazo y la pierna derechos. Pero estás viva, estás bien, vas a estar bien.

Me angustia no saber qué me pasó, dónde estoy, cómo llegué hasta aquí. Lo unico claro es el poema que suena en mi cabeza.

 

             Tu hermosura sin par causa sonrojos                               pero tu alma es más bella para verte.                                Por eso quiero conquistar tus ojos:                                    ¡entrar por tus ventanas y tenerte!

 

 Paro de luchar contra lo que no entiendo y me dejo llevar por las rutas que el cerebro transita de forma natural, esperanzada en que me lleven a algún sitio conocido.

         

 



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En el texto hay: poesia, dolor, amor romance

Editado: 22.04.2021

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