Capítulo V: Farsante

"Y uno cree que puede creer y tener todo el poder y de repente no tienes nada"

Ya hace un mes que despertó, ahora trabaja de moza en un bar enfrente de la plaza, pensó que sería una buena oportunidad para que algún conocido la encuentre trabajando en el centro y vaya a buscarla, pero semanas más tarde esta ilusión se borró.

Volvió a ser Sara, a inventarse una historia y una vida, la peor parte es que se la cree y la vive, ella ahora es Sara, "su novio está de viaje, y a su familia no la ve hace algún tiempo, desde ese día que se peleó" y está metida en una farsa, no tiene nada de verdad, bueno, sí, que a la familia no la ve es cierto, pero por causas desconocidas. 

Está intentando ser feliz, borrar la preocupación y el miedo a no ser nadie de su mente, pero sus recuerdos van a querer regresar tarde o temprano, volverán del viaje y ella se dará cuenta de que no puede reemplazar una vida por otra tan fácilmente. 

Sale del trabajo para volver a "su" casa, es tarde, llueve y todo está oscuro, vuelve en bicicleta.

Llega a la puerta de su mundo, con esa llave que le dieron dentro de un bolso un mes atrás y abre la puerta, entra pero se da cuenta que le falta el celular, ¡Mierda! Se cayó en la vereda. Sale a buscarlo, y una vez a fuera: Portazo, el viento cierra la puerta. Dejavú. FLASH. 

Corre, la desesperación la abraza y el miedo la impulsa. 

Corre, cada gota de lluvia la llena de un frío que la hace temblar. 

Corre, necesita escapar. 

Corre, no sabe si lo va a lograr. 

Corre, que bien hizo en cerrar esa puerta para detenerlo un minuto más. 

Corre, ¿A quién trataba de frenar? 

Corre, ella no cerró ninguna puerta, el viento lo hizo. 

Corre, ya no sabe por qué. 

Corre más, ni ella entiende de qué está escapando. 

Corre, con más velocidad. 

Cae, Esa maldita piedra la pudo parar.

Llora, tirada en el barro, ya no puede más.

Vuelve a la casa y se da un baño, está destruida y no entiende la razón, episodios como éste vivencia cada vez con más frecuencia, ya no los puede tapar, no sabe si un día le va a pasar mientras trabaja en el bar, o en el medio de la calle mientras anda en bicicleta un día soleado rodeada de gente, quizá sea lo mejor, tal vez si hay gente la puedan ayudar, o capaz la quieran internar. ¿Se volvió loca? Tiene miedo de nunca enterarse qué es lo que le pasa, y no lo puede hablar con nadie, no hay una persona lo suficientemente cerca como para contarle, no conoce bien a nadie, y a veces se pierde como recién, cuando no sabe qué partes de la historia están en su cabeza y cuales están sucediendo, cuando no sabe si ella dejó a alguien del otro lado de la puerta para poder escapar o si su casa estaba vacía y sólo fue el viento, cuando no sabe si se marea y ve un portazo o si dan un portazo, se marea y no ve nada, cuando no sabe si el vaso se le cae en el piso de su casa o en el de la plaza al lado de una nena dispuesta a ayudarla.

A veces mezcla realidades y mentiras, a veces ya no puede seguir con su vida, a veces no entiende quién es Sara y quién es ella, a veces no sabe si tiene las llaves de una casa en el campo con su familia, o las de una casa en Lomas de alguien que ni siquiera sabe si es ella.

Siempre se aferra a recuerdos inventados por ella, pero de vez en cuando otras cosas llegan a su cabeza, y no puede darse cuenta si está imaginando, inventando, o recordando. 

De vez en cuando tiene dejavúes, flashes, y no sabe si son recuerdos o locura. No sabe, no diferencia, no entiende, no vive, no cree. Ya no hace nada más que estar mareada de sentimientos mezclados.

Ojalá todo esto pase rápido, porque ya no soporta vivir así, ya no sabe qué está bien y qué está mal, cuándo empezar ni cuándo terminar, dónde están los límites de la realidad, sin embargo puede engañar a muchas personas y hacerles creer que tiene una buena vida, bueno, hacerles creer que tiene una vida ya es un arte viniendo de ella. Pero ella es la que no sabe, no. No sabe más.