"No tengo ganas de seguir pero tampoco tengo ganas de parar. Tendría que pensar qué me está pasando pero es que estoy cansado de pensar."
Ya es tiempo de ordenar, hora de la limpieza.
Está barriendo, es un nuevo día, espera que le vaya mejor, tener las ideas más claras hoy. En eso corre un sillón y pisa algo: un dije, es plateado y representa un árbol de la vida (irónicamente, no reconoce ni una rama de su vida y se encuentra con esto).
Flash.
Ve sombras, una de alguien tirado en el piso, asustado, y otra persona sacada, con ira, la quiere agarrar y le arranca una cadenita; la suelta, vuela, cae en alguna parte. Gritos. No logra entender qué es lo que gritan, está confundida, asustada.
Pasa, de nuevo está ella sola barriendo con un dije en la mano, ¿de qué se trata todo esto?
Está casi segura de que esa cadena va a ser la clave de mucho y la guarda. Es hora de ir al trabajo, hora de olvidarse un poco las cosas y despejar la mente (mentira, ya no quiere olvidar nada más).
Va caminando por las mismas calles por las que corrió hace unos días, por las veredas de la plaza en la que volcó su vaso, va caminando y de repente un horrible sentimiento y una inexplicable sensación se cruzan en un choque frontal.
Flashes. Demasiados seguidos, cruzados, mezclados.
La misma plaza, Ella tiene un arma en las manos.
Un grito desesperado.
Llanto.
Corre llorando hacia alguna parte.
Un cuerpo tirado.
Ahora Ella tiene sangre en sus manos.
Un solo pensamiento: La estaba matando.
La estaba matando.