Si las luces se apagaran

14. "Jade"

Desde que he pronunciado la palabra "Si" Ha habido un silencio perturbador entre ambos. Cambió su forma de verme y no ha dicho nada en todo momento, haciendo que mi mente divagara por cosas que rompían mis expectativas. Pero intenté desaparecerlas, no necesitaba pensar más que en su palabra.

—¿Por qué no me dices aún? —Murmuré entre un hilo de voz apenas susceptible.

—¡Em! Espera...

Se paseó por mi cuarto y desde mi escritorio sacó esa pequeña silla que tengo para hacer mis tareas. La aproximó hacía mí y apenas tuvo un espacio reducido, suspiró.

—No te gustará lo que escucharás...

—¡Ey! No me asustes. Solo tú conoces la fragilidad que poseo —Articulé en un hilo de voz y él asintió. Me asusta su silencio o que aquella barrera tan desprotegida, él no impida que se volviese a romper en mil pedazos. Por suerte, tomó de mi mano para evitar que nada sucediera—. Ya dime.

Le di un golpecito en el pecho y él, como un buen actor que es, fingió que le dolía.

—Ya no me coloques más nerviosa de lo que estoy —Fingí reír, aunque por dentro la conmoción me golpeteaba como un caballo—. Necesito saber por qué Jade se comporta así. Estoy muy segura de que a ella no le agradas y ni siquiera nuestra relación. Siempre me dice que tú eres un chico peligroso y cosas así, que no entiendo. Te odia a ti, a Zara.

La arruga entre sus cejas se juntó. Al parecer tampoco entiende esto.

—No sé qué tiene esa chica sobre mí, pero puede que lo diga porque... —Él suspiró—Lucecita, yo no he tenido una muy buena reputación en mi vida. Hace como siete años atrás, pasé por un momento horrible en mi vida. —Dejó de hablar muy afligido por el tema y ocultó su rostro entre sus manos—. Ocurrió un accidente terrible y desde entonces me consumí de ira, pero quise dejarla atrás y desde entonces, comencé a pelear clandestinamente en las calles durante un gran tiempo... creo que más de un año. Sin embargo, un sábado por la noche, apareció la policía y me arrestaron. Mi papá llegó y al ser menor de edad, me dejaron libre. Después comprendí que no podía mandar mi vida a la mierda... Desde ese momento las cosas han cambiado, me enfoqué en mis estudios y tomé mi vida para mejor. Aunque, mi reputación en la escuela jamás cambió y después de todo lo oscuro que pasé, sin pensarlo, me convertí en una persona más...

—Fría —Anuncié sonriendo y sobrepuse mi mano sobre la suya.

—Y frío —Él entrelazó nuestros dedos convirtiéndonos en lazos—. Cada uno de nosotros posee momentos oscuros, pero no necesariamente deben llevarte al vacío. Yo te vi al borde del acantilado, lucecita. No quise ser partícipe de aquello, quise ayudarte a escapar.

—Lo sé.

Me sonrió.

—Espero que lo que te haya dicho, no me hagas caer.

—Nunca lo haré y sobre todo por lo que has hecho conmigo, y no habrá un solo día del que no esté agradecida de ti —Ambos sonreímos y él llevó mi mano a su boca, depositando un casto beso—. Pero... ¿Qué tiene que ver Jade en todo esto?

—Jade y yo no tenemos una muy buena relación, técnicamente me odia. Aunque todo antes era muy distinto, ya que la conocí desde pequeña porque mis padres y la mamá de ella siempre habían sido mejores amigos, pero un accidente automovilístico hizo que se quebraran amistades y desde ese entonces surge su odio.

—¿Eso era? —Pregunté aún más confundida—. ¿Con Zara también?

—No, claro que no....

—¿Entonces qué? ¡Ya dime! —Alcé la voz, preocupada.

—Ella y Zara fueron amigas. Hace un año atrás la amistad entre ambas era inquebrantable y la reputación de ambas era terrible. Ambas amaban molestar a la gente y una chica de sala, llamada Stefany fue su punto de enfoque. La insultaban con su físico —Tomé un bocado de aire para digerir todo lo que había dicho, sinceramente nunca esperé a que eso suceda—. Fastidiaron tanto a la chica a tal punto de...

—No sigas —Murmuré perturbada.

—Ella calló en una profunda depresión y ya sabes el resto...

—¿Por qué no me has dicho nada? —Susurré con la vista sobre sus ojos.

—Porque te veía sonriente con aquella amistad, comprendí que no arruinaría una amistad a la que me confesaste estar feliz.

—Pero ella fue la culpable...

—Todo poseemos algo que deseamos enterrar, Lizzie.

—Pero... —Seguí insistiendo, pero la puerta comenzó a sonar y yo asustadiza porque nos viesen de esa manera, rápidamente me arropé entre las sabanas mientras que en Derek se formó una sonrisa burlesca.

—Veo que aún no estamos preparados para presentarme con tus padres y de "Estamos" me refiero a ti —Él claramente dijo burlándose. Yo solo me dediqué a sacarle la lengua—. ¡Oh! Vamos, ¿Es en serio?

—Sí —Afirmé

Mamá de pronto abrió la puerta dejando ver una taza de té junto con unas galletas.

—¿Mamá, me traes galletas? —Chillé emocionada, pero ella negó rotundamente.

—Claro que no, hija. Le traigo galletas a tu novio —Me decepcioné al instante.

Mamá dejó esas apetitosas galletas en la mesa de noche y se despidió por lo cansada que se hallaba. Volteé de nuevo al vernos solos y bostecé sin proveerlo.




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