Escribir cartas a alguien que no conozco, que seguro nunca en la vida e visto es mi pasión.
Guardo mi diario rápidamente antes de que mi curiosa hermana de 15 años entre a mi pieza.
—Alba, no es necesario que escondas tu tonto diario, ya se lo que escribes.
Dice entrando a mi habitación y lanzándose a mi cama.
—Y según tú, ¿Qué es lo que estoy escribiendo? —agarro mi mochila y la cuelgo en uno de mis hombros, revisó nuevamente mi celular para ver la hora, tenemos treinta minutos para llegar.
—Tengo dos teorías, Escribes tu carta para cuando te suicides y digas que me dejas tu cuarto o sigues escribiéndole a alguien que no conoces, Ambas cosas de ñoñas.
Me levanto de la silla y la miro seriamente, bueno aunque sea lo intento.
—Cuando me muera, cosa que espero no sea porque me suicide no te dejaré mi cuarto, mi alma estará aquí y te asustare si llegas a husmear entre mis cosas.
—Si, estabas escribiendo cartas a un amor que no existe. —dice levantándose y acomodando su uniforme.
—No porque no lo haya conocido significa que no existe Ros y si no nos apresuramos lo que no existirá serán tus notas en matemáticas.
Ros solo vuelca los ojos y sale de mi habitación.
—¿No estudiaste verdad?
Ros baja rápidamente las gradas y eso me confirma que no, Rossa Dumpell, hija menor del grandioso mejor alumno, reconocido en universidades y en hospitales, el Dr. William Dumpell.
La hija del grandioso Médico no ha estudiado.
—Me pregunto ¿Cómo se tomará eso papá si llega a enterarse? —digo con ganas de molestarla.
—Ya vas a empezar? Se que no serías capas de delatarme.
Sale corriendo al patio y nuestra madre nos está esperando ya en el auto.
—Yo no hablaré, pero tus notas lo gritaran—digo y me siento a su lado en el pequeño auto amarillo de mamá.
—No quiero preguntar sobre qué hablan, pero debo haberlo como la madre responsable que pretendo ser..
—Nada interesante madre, solo cosas que dejarán sin aliento a papá, y a ti con ganas de ir al salón y quedarte toda la tarde encerrada en ese lugar.
—Rossa Dumpell, dime que no se trata sobre otro examen que darás y nuevamente no estudiaste.
Conocer a mi madre es algo confuso, a mis 17 años aún ni yo misma logro entenderla.
Por un lado está la mujer que a los 19 años quedó embarazada de un estudiante de medicina, una mujer que dejó sus sueños por tener que cuidarse y cuidar al ser que crecía dentro de ella, ese lado de mamá lo llamamos La Rosmery responsable de sus actos.
Luego está la madre que a sus 22 años dejó al pequeño Ruel en casa de sus padres solo para ir a una discoteca, ese lado lo llamamos, La inconciente Rosmery.
Entiendo que era joven, estaba disfrutando apenas de su juventud, pero no lo hizo conscientemente, no es culpa de Ruel, Rossa, ni mucho menos yo.
Muchas veces tenemos de madre a aquella joven de 19 años en la gloria que disfrutaba de su sexualidad, pero cuando papá habla con ella (como pasó anoche) aparece la Rosmery responsable, y es la que está regañando en estos momentos a Ros.
—Tienes que ponerle más empeño a tus estudios Ros, tu padre trata de
—Mi padre pasa en el hospital más tiempo que en su casa, todos los sábados en las mañanas llega y trata de llenar su ausencia comprandonos helados, un paseo por la ciudad y luego se va, ese es mi padre, el que te compra con un beso y un simple “Te quiero”.
Lo dijo… Ros lo dijo.
Los ojos de mamá se empiezan a llenar de lágrimas, todos sabemos que es verdad, todos sabemos que el Dr. William casi no está en su casa, no llega a dormir muchas veces, no llama para preguntar por su família, casi no pasa tiempo con su esposa y la compra con un “Te quiero” o “Me importas Mery”.
¿Esa es la manera en la que los hombres demuestran que alguien les importa?
Mamá detiene el auto primero en el Instituto de Ros, esta sale del auto sin decir adios, ella está igual de dañada que mamá.
—Madre…—digo mientras pongo mi mano en su hombro.
—No cariño, tu hermana tiene razón, ni él ni yo estamos en posición de exigirles el máximo en algunas cosas, tu padre está prácticamente ausente, yo ocupándome de otras cosas menos de ustedes…no soy una madre ejemplar.
Eso es lo que basta para que ella empiece a llorar, para que empiece a confesar cómo a estado sintiéndose durante todos estos años, para que confiese cómo fue que encontró a mi padre con otra mujer.
Y así es como todo encaja.
Hubo un tiempo en el que mis padres si antes no hablaban, ahí era peor.
Mi padre llevándole flores todos los días, ella ignorándolo, regalos, ella ignorándolo, pasando más tiempo con su “família” y ella… ignorándolo. No se cuando las cosas se arreglaron, pero mamá un día aceptó sus flores y así fue hasta que nuevamente volvió el William desinteresado de su esposa y família.
Mamá deja de llorar, se despide y promete pasar más tiempo con nosotras.
No es la mejor madre del mundo, pero lo intenta y yo aprecio mucho eso de ella.
Entrar a la secundaria, con un hombro algo húmedo por las lágrimas de mamá, me hacen sentir como si tuviera dos mochilas en la espalda, solo que una lleva libros y la otra decepción, ganas de llorar y preguntas sin respuestas.
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Alchl, ésta introducción salió facherita.
Espero les guste y si es así no se olviden de votar presionando la estrellita que se encuentra en una de las esquinas de abajo.
Los invito a pasarse por mi primer historia "...siempre has sido tú" está a unos cuantos capítulos de terminar y me gustaría que compartan el sentimiento conmigo, sin más que decir tengan una buena semana.
bsos:*
Nubia♡.