Jimin se había levantado esa mañana algo adolorido del cuerpo, ya que dormir en el piso no era especialmente un lugar "cómodo", sin embargo aquello era insignificante comparado con las horas de diversión que había tenido esa noche.
El pequeño y adorable Bill, como si de un mini jefe se tratara, ordenaba a los mayores cómo hacer su casita en la biblioteca, apoyada de sillas, sábanas por encima y otros elementos. Rechazando la idea de armar una carpa, ya que el menor no le encontraba sentido debido a que la carpa ya estaba armada.
Una vez adentro en el reducido espacio, Bill le pidió a Jimin leerle uno de sus libros favoritos. Los minutos pasaron, y la dulce voz de Jimin junto a la manera tan carismática de leer y relatar la historia, hizo a Yoongi y a Bill caer en un satisfactorio y profundo sueño. Durmiendo rendidos en parte por el cansancio.
Jimin por su parte pudo sentir una sensación en su pecho que lo llenaba, lo hacía sentir completo. Se imaginaba que Yoongi fuera su lindo esposo, y Bill, su retoño adorado.
¿Soñar no costaba nada, verdad?
Porque esos pensamientos estuvieron rondando en su cabeza hasta la mañana siguiente, sonriendo como tonto ante la idea que lucía preciosa ante sus ojos, y claro, con lo alcahueta que era, se levantó esa mañana a preparar el llamado "desayuno". Aunque ciertamente no existía el desayuno en aquel país sureño, y más bien la primera comida era igual al almuerzo o la cena. Optando el peli Rojo por preparar Kimbap, que literalmente significa 'algas y arroz'.
Estaba hecho con jamón, huevos, rábanos encurtidos, espinacas cocidas y un trozo de pastel de pescado envuelto en algas y arroz recién cocido, salpicado con un poco de aceite de ajonjolí. En esas se la pasó hasta que dos adormilados príncipes se levantaron con los ojitos hinchados por igual, los cuales apenas se acostumbraban a la luz del sol, junto a un leve dolor en el cuerpo y unas ganas insoportables de llenar sus estómagos.
- Buenos días mami - el precioso Bill pronunció aquellas palabras que hicieron sentir feliz y extrañado a Jimin. Claramente el menor se refería a él, y justo como la otra noche, lo llamaba "mami" y a Yoongi "papi".
- Huele delicioso...- esta vez fue la gruesa voz de Yoongi, la que interfirio.
Jimin les sonrió para ordenarles a que se lavaran la carita y los dientes antes de comer, en tanto él servía. La mesa se llenó de platitos blancos con un diseño cencillo, para luego tener a nuestros tres personajes, sentados en sus respectivas sillas. Bill iba en la cabecilla de la mesa, Yoongi a su izquierda y Jimin a su derecha.
Mientras tomaban su desayuno, muy lejos de allí, en la comisaría, se organizaba entre los familiares de las víctimas, una especie de "despedida" acompañada de un altar para las difuntas, unos rezos y algunas fotografías para darles el último adiós.
Los carteles de "se busca" o "desaparecida", fueron disminuyendo, al igual que uno que otro padre o madre de familia que iba directamente hacia las autoridades para formar escándalo, golpear a los policías e insultar a todo el mundo debido a que no hacían nada.
Todo aquello se fue acabando, al igual que el número de secuestradas, pues tal parece que el asesino había dejado de llevarse a las chicas que a altas horas de la noche vagavan solitarias. Asi es, el asesino se había detenido, pero algo si era seguro, su identidad jamás sería revelada.
La policía nunca podría encontrarlo, pues se escondía cual sombras en la noche, pues su naturaleza era la de pasar desapercibido sin llamar la atención. Era veloz, hábil como serpiente, que en un movimiento rápido mordía a su presa para matarla, de un solo golpe. Tal era Kim Taehyung, el ojos de miel, el enamorado eterno de Jimin Park.
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Yoongi había decidido no salir ese día, ya que su sobrino Bill había hecho un berrinche acompañado de gritos y lágrimas que terminaron por volverlo loco. Asi que se dedicó a cosas más productivas en tanto Jimin aseaba.
Había un trabajo de medio tiempo que habia encontrado por allí gracias a un colega, y eso le serviría porque sus ahorros se agotaban de cuanto en cuanto. Era en un restaurante de comidas rápidas, resaltando que la paga era buena y cumplía con el requisito más importante: hablar inglés.
- ¿Jimin? - el pelirojo se asomó a la habitación del mayor, éste lo vió al instante- ¿has visto mi camisa púrpura de botones? -
- Este...- Mierda. Jimin sin querer había mezclado esa elegante camisa del mayor, junto a la ropa blanca y ésta se había desteñido. Luego le compraría otra; pues el armario de Min era amplio y dudaba que notara la ausencia de la prenda.
- ¿Si o no? -
Yoongi salió de la habitación para bajar a la lavadora junto a la tina de ropa sucia, escarbando con desespero.
- Yoongi...- Jimin estaba parado detrás suyo en una posición sumisa con las manos hacía atrás y un pie sobando su pierna contraria-
- Demonios, estoy seguro de que la ví por hay...-
- Y-yoongi, este...- el mayor seguía sacando cada chiro que iba a dar al suelo. Uno tras otro.
- ¡Min!- el susodicho se volteó a verlo deteniendo su desesperada labor- y-yo... es que accidentalmente mezcle esa camisa y... se descolorizo.
La mandíbula de Min se marcó al instante, notandose la tensión en su semblante. Apretó sus labios en una línea y las venas de sus brazos se marcaron cuando apretó los puños hasta tal punto que temblaron.
- Ni que fuera fragmentado- susurró Jimin por lo bajo.
Ese mal chiste lo hizo explotar en un grito ronco y lleno de ira. Pero es que la comparación no se alejaba mucho de la realidad, pues el pálido ciertamente parecía estar entrando en una especie de fase 1 para transformarse.
Yoongi le dirigió una mirada asesina a Jimin, quien estaba al borde del colapso, pues no podría mantener la seriedad por mucho tiempo, arrancando a correr como alma que lleva el diablo, siendo perseguido por Yoongi.
Las risitas ahogadas de Jimin molestaron aún más a Yoongi, quien trató de alcanzar a Jimin con más energía, subiendo las escaleras y justo cuando llegaron a la biblioteca, Jimin tropezó contra el tapete, Yoongi prácticamente le saltó encima como una fiera, para rodar ambos cuerpos y chocar duramente contra el suelo.
El pequeño Billy reía entretenido de ver a su "papi" forcejeando con su "mami", se le hizo tan gracioso que le recordó algo que los adultos decían mucho. Y aunque no sabía que significaba, hizo uso de la frase, dejando paralizados a ambos adultos, quienes rápidamente se separaron notoriamente aturdidos por las palabras de la inocente criaturita.
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- ¿Entonces ustedes estaban jugando? - el niño se cruzó de brazos con un puchero.
- Eh, algo asi cielo. Pero no estábamos haciendo lo que tu dijiste, bebé- Jimin se mostraba notoriamente nervioso.
Es que precisamente estaba viviendo en carne propia lo vergonzoso que era hablar de temas sexuales con un menor y no saber exactamente cómo utilizar las palabras correctas.
- Si Billy, eso es otro asunto totalmente diferente. Jimin y yo no podemos "hacer el amor", ¿está bien? - Bill unió sus cejitas viendo con extrañez al pálido.
- ¿Por qué no?- Yoongi tomó un sorbo de agua de su botella para responder con total tranquilidad " porque somos hombres y eso está mal Billy".
Claro que la mirada acosadora de Jimin no hizo falta, pues esas palabras no le habían gustado.
- ahhh, ¿Entonces yo no puedo "hacer el amor" con Jiminie? -
Los ojos del mencionado se abrieron de par en par en tanto Yoongi escupía agua como delfín. Jimin le tuvo que dar unas palmadas en la espalda para desatorarlo.
- ¡Claro que NO! tú eres un niño y te tienen que gustar las niñas-
- Las niñas no me gustan- Billy hizo un puchero y con mala cara se volvió a cruzar de brazos fulminando a Yoongi.
- Ya, dejemos asi- Jimin se levantó y Bill le extendió los bracitos. El pelirojo lo cargó, para dirigirse a la habitación de Yoongi.
Pues ésta era la única habitación con bañera en toda la casa. Asi Billy podría meterse en agua calentita con espuma en tanto Jimin le hechaba el shampoo y jugaba con él y sus patitos de ule.
El baño fue de cinco a seis de la tarde, ya que si se bañaba al infante más tarde, se enfermaría.
- ¿Que te vas a poner mi niño lindo?
- ¿La pijama de ositos azules te gusta Jiminie?
- Claro, es muy linda.
- Entonces quiero esa- el pequeño sonreía en tanto Jimin lo secaba con sumo cuidado para vestirlo.
Le cepillo los dientes, le puso cremita en la cara para cuidarla y lo peinó. Ahora si parecía su madre.
- ¿Con quien vas a dormir?
- ¡Jiminie!- soltó el rubio sin siquiera pensarlo.
- Ah, ¿encerio? ¿no prefieres a tu papi Yoongi?- el pálido fingía tristeza acompañado de un puchero. Billy negó y se pegó más a la pierna de Jimin.
- Jiminie es más lindo. Es como un osito y huele muy rico.
-¿¡eh!? ¡Yo también huelo rico!
- Si pero prefiero a Jiminie-
El pelorojo sonreía ante la situación. Yoongi se puso las manos en el rostro para hacerse el que lloraba, yéndose para su habitación pero al notar que Billy ni se inmutaba; decidió abandonar la escenita.
- Hyung tonto.
Ya cuando la oscuridad reinaba, las estrellas brillaban desde su lejanía, y los ruidos nocturnos hicieron presencia, cada uno dormía placidamente en sus camas disfrutando de la suavidad de las colchas y el clima fresco. Un viento frío levemente acariciaba sus cuerpos en un vaivén agradable ambientando y sacando la calor producida en la tarde.
El aire caliente salía y el frío se juntaba con éste para llegar al equilibrio con el paso del tiempo.
Sus mentes eran invadidas por las imágebes extrañas de lugares desconocidos, pues su mente descansaba pero no dejaba de mostrar en su teatro del terror, las más inigualables y espectaculares situaciones, meramente subjetivos.
Mientras en la mente de Yoongi se libraba una extraña batalla entre su corazón y su mente. La típica batalla entre fe y razón, si se quiere ver desde un punto de vista filosófico. Una parte de Yoongi, la cual estaba acompañada de argumentos y apoyada por sus enseñanzas evangélicas desde niño, se mantenía firme luchando a capa y espada con ese pequeño pero notoriamente fuerte sentimiento de amor.
La ardua lucha se libraba atormentando a Yoongi en gran manera. Pues esa parte de él, la que amaba a Jimin, parecía inamovible y fuerte. Invencible.
Tienes novia.
Eres hetero sexual.
Estás influenciado por tu religión.
Si, pero...
Jimin hace latir tu corazón.
A él no le importa como eres, te acepta como eres.
Es capaz de muchas cosas por tí.
Si... e-es...
Eso es pecado. Te vas a condenar.
Tus padres no lo van a aceptar, tu familia los va a rechazar.
La gente te va a mirar raro.
A-ah, y-yo...
Jimin es sumamente precioso, no hay hombre más prefecto como él.
¿Ya has visto sus curvas?
¿Y esa carita preciosa?
Niega que quieres besarlo, tocarlo, entonces te dejaré en paz.
- ¡CÁLLENSE!- Ese grito fue oido claramente en la espesura de las tinieblas en tanto la noche acababa, y los primeros rayos del sol asomaban, dejando a la vista un hermoso color azul oscuro que desaparecía.
Su cuerpo daba espasmos y sudaba. Estaba asustado, confundido.
Jimin lo tenía muy mal.
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Editado: 27.05.2020