CAPITULO XIX
Como las estrellas
Un aullido general llenó el terreno baldío mientras los espectadores gritaban y golpeaban sus autos. Speedy sacó una cámara de video y comenzó a grabar. El hombre con el que Ian iba a luchar era llamado por el nombre de Vicioso Vic, quien según la narración que Speedy estaba haciendo a mi lado, era un ex convicto que había salido de prisión hacía sólo unos meses.
Me aferré fuertemente al tubo de la camioneta frente a mí. Vicioso Vic salió corriendo y atestó un fuerte golpe al rostro de Ian; un hilo de sangre escarlata escapó de sus labios y cerré los ojos con fuerza conteniendo las lágrimas. La multitud estalló en vítores; quería permanecer en la oscuridad, no ver nada de lo que ocurría, pero no podía hacerlo, necesitaba comprobar que él estaba bien, que no le había sucedido nada.
El panorama había cambiado cuando volví a abrir mis ojos; ambos golpeaban en todas las direcciones, puño tras puño contra los rostros, el pecho, los brazos... Ian lo apartó de un golpe lejos de él y luego se acercó nuevamente para arremeter con furia, pero el hombre lo sostuvo por los pies haciéndolo caer; Ian no se detuvo y golpeó con fuerza contra la espalda de Vicioso Vic hasta que ambos estuvieron en el suelo. La gente estallaba en gritos y lanzaba sus vasos con bebidas hacia lo que ellos llamaban la jaula, mientras los dos se debatían a muerte frente a ellos.
Ian tomó al sujeto por la cabeza mientras este golpeaba su estómago y luego presionó con fuerza su cuello hasta que cedió y pudo lanzarlo lejos de él.
Vicioso Vic arremetió nuevamente con fuerza, su rostro estaba cubierto de sangre y manchas rojas bajaban por sus mejillas y cejas. Nuevamente estaban de pie, lanzando golpes a diestra y siniestra, cubiertos de sangre. Uno de los golpes de vicioso Vic dio de lleno en la boca del estómago de Ian haciéndolo caer en cuatro mientras se arrastraba intentando conseguir aire. Vicioso Vic se acercó a él y comenzó a patear su estómago en esa posición. No podía soportarlo, tenían que detener esa pelea, estaban matándolo; las patadas seguían sin parar y podía ver la sangre bajando por la boca de Ian.
—¡IAN! — Grité con todas mis fuerzas por encima del ruido — ¡IAN!
Quise bajar del auto y correr en su ayuda pero Speedy me detuvo y me obligó a quedarme.
—¡IAN! ¡MALDICIÓN, LEVÁNTATE!
¿Por qué no se levantaba? ¿Por qué dejaba que ese sujeto siguiese golpeándolo de esa manera? Volví a gritar, esta vez con todas mis fuerzas, sintiendo que mi garganta se desgarraba por el esfuerzo, y me escuchó; su rostro giró en mi dirección y me contempló por un segundo antes de detener una de las patadas de Vicioso Vic, golpear con el puño su rodilla varias veces sin parar hasta que su contrincante cayó de rodillas frente a él. Se puso de pie rápidamente ignorando el dolor en sus costillas y se acercó hasta el hombre que seguía tratando de ponerse de pie; pateó su otra rodilla con fuerza hasta tenerlo en el suelo y luego, de un solo golpe en la quijada, Vicioso Vic cayó tendido en el suelo, inconsciente. La pelea había acabado e Ian había ganado.
Bajé de la camioneta rápidamente escapándome de las manos de Speedy y me colé entre la multitud enardecida. Necesitaba llegar hasta Ian, tenía que comprobar que se encontraba bien, no podía dejarlo sólo. Corrí y me abrí paso a empujones y golpes entre la multitud hasta que pude llegar al centro de la jaula; Ian estaba de rodillas en la arena, intentando ponerse de pie, corrí hasta él y me dejé caer en el suelo a su lado.
—Oh, por Dios, oh, por Dios — Murmuré con la voz rota mientras lloraba; su rostro estaba destrozado y una fina hebra de sangre bajaba por su ceja — ¡¿Estás loco!? — Grité perdiendo el control mientras lo empujaba en el pecho — ¡Pudiste haber muerto! ¡Pudo haberte matado!
—Estoy bien, ángel — Replicó con la voz entre cortada deteniendo mis golpes — No sucedió nada...
—¿Nada? Todo tu rostro está destrozado, probablemente tengas alguna costilla rota ¿Y me vas a decir que estás bien?
Ian se puso de pie y me ayudó a levantarme, sostenía su costado izquierdo con una de sus manos para evitar el dolor, pero parecía capaz de caminar sin problemas.
—Salgamos de aquí, ángel, todo estará bien.
Dejé que se apoyara en mí para hacernos camino entre las pocas personas que quedaban cerca de la jaula. Speedy se acercó a nosotros y le dio una palmada en el hombro.
—Eso estuvo genial, hermano — Exclamó con emoción — Lo aniquilaste.
Ian se enderezó y me escudó detrás de él mientras se enfrentaba a su amigo.
—¿Un maldito ex convicto? — Gritó furioso — ¿En qué mierda estabas pensando? ¿Por qué no lo dijiste antes?
Speedy retrocedió un paso asustado mientras extendía sus manos entre él e Ian.
—Vamos, hermano — Pidió esta vez nervioso — Dijiste que te apuntara a una pelea de peso, con buena paga, ésta fue la única que pude encontrar, pensé que era lo que querías.
Ian gruñó y agarró a Speedy por la camisa levantándolo unos cuantos centímetros del suelo.
—Eres un idiota — Espetó con furia — Pudo haberme matado, está bien pelear contra estúpidos niños ricos queriendo lucirse, pero no puedes traer a estas peleas a un jodido ex convicto, pudiste habernos puesto a todos en peligro.