Siendo Madre, La Memoria Del CorazÓn.

Capitulo 6

Capítulo 6

 

Nora

 

El tiempo se ha detenido, en este momento solo soy consciente de la existencia de Charles, de su voz, de su abrazo y sobre todo de su sufrimiento, este hombre está sufriendo. Los truenos aumentaron.

—Ven conmigo… —suelta mi cuerpo para agarrar mi mano, hace que corramos y que el barro nos salpique. Nos metemos bajo un gran árbol, con fuerza me jala hasta quedar con mi espalda pegada al tronco de este.

—Charles… —hago silencio, él ha puesto la palma de mi mano, es su pecho, inmediatamente trato de quitarla, pero me lo impide haciendo que se quede ahí a través de la fuerza.

—¿Tampoco sientes esto? —trago saliva, si lo sentía, el corazón le palpitaba tan rápido que puede hacer competencia con el mío —¿No logras sentirlo?

Me estoy desvaneciendo, lentamente vuelvo a dirigir mis ojos a los suyos y sucede lo que me temía, me quedo sin aire.

—¿Quién eres? —pronuncio esas palabras con mucho temor —Dímelo.

Su silencio me desespera, sintiendo que me caigo apoyo en sus hombros con mi brazo libre —Tan malo es que no me lo dices —le hablo fuera de mí —Dímelo.

—No debo forzar tus recuerdos —diciendo eso me suelta y retrocedo dos pasos, yo tengo que recostarme aún más al tronco del árbol si no quiero terminar desmayada. 

—No es peor jugar este juego, en dónde no me acuerdo de ti, pero sé que te conozco, no te parece una crueldad, ¡Charles!

—Nora.

—¡¿Qué Charles, qué?! —grito desde el dónde de mi alma —. Quieres que te recuerde, pero no haces nada para que lo hagas, me buscas, insinúas cosas, luego te echas para atrás, dejas que crea lo peor de ti, me ruegas que te reconozca, pero no me dices nada, no logras nada. Solo estás haciendo que me convierta en una persona arisca, que desconfíe de ti, que no te quiera cerca, yo no soy mala, pero contigo ni puedo dejar de serlo.

—Eres un ángel Nora —sus palabras me incomodan.

—Me acabo de enojar más—respiro profundo —¿Fuimos pareja?

Dejando atrás mis miedos, le pregunto directamente, puede que mi cabeza esté hecha un caos; aun así, de algo no me he olvidado, nunca dejo de enfrentarme a lo que me atormenta.

—No —aprieta la mandíbula, miente.

—Mientes.

—No miento.

—Pues tu lenguaje corporal dice otras cosas, mientes —una estupidez se me viene a la cabeza —Si bajo esto no te sorprenderás con lo que veas abajo, ¿verdad?

Abre sus ojos —¿Qué dices? —sin sopesarlo llevo una de mis manos a la cremallera de mi vestido —¿Qué estás haciendo, te has vuelto loca?

—Yo creo que sí.

—Detente —abalanzándose encima de mi toma mis manos fuertemente entre las suyas —Nunca hemos tenido relaciones, Nora —alzo mi mentón —Estabas embarazada.

—Entonces, si tuvimos una relación solo que no llegamos tan lejos —mi cabeza empieza a trabajar rápidamente—. Mi madre tiene razón, querías mi dinero, te aprovechaste de que estaba embarazada, sola y vulnerable par estafarme.

—Eso no es verdad, jamás me ha interesado tu cuenta de banco. Si he cometido errores no lo niego, pero nunca fui tras tu dinero—afirma —Mira esto Nora —alza sus manos y la pone frente de mí —Sé trabajar.

—¿Te estás dignificando?

—Jamás, pero lo que has dicho es un disparate.

—Si mis conclusiones estas erradas, entonces dime la verdad ¿Qué somos?

—No hay una respuesta para eso —traga en seco —Tal vez solo talvez era tanto y la final no pudimos ser nada.

—¿Estás bromeando? ¡No juegues conmigo!  ¡Háblame claro! — miro sus ojos y siento tanto que no lo puedo descifrar —¿No lo vas a hacer? Entonces me voy.

No espere su repuesta, hay muchas más cosas que necesitan mi atención, que alguien que no es capaz de ser sincero.

—¡Nora! —su mano fría toma la mía y detiene el avance de mis pies.

—Sufro… —susurra, siento su espalda pegada a mi espalda, entierra su cabeza en mi cuello y yo cierro los ojos —Perdóname.

—¿Perdonarte? Crees que tú eres el que está sufriendo —me echo a reír con descaro —Estoy teniendo una conversación demasiado íntima con un completo desconocido que está dejando mucho que desear Charles.

—Tengo mucho por cuál pedirte perdón —quiero que me diga algo, algo con sentido, algo que me haga despertar de esta pesadilla infernal —Por dejarte sola, por, por no darte lo que me pedías, por…

—¡Basta! No me estás diciendo nada —este desconocido me importa, lo que provoca en mí me hace temblar y me asusta. Ya no quiero que mi corazón vuelva a hacer roto —. Todo lo que dices para mí no tiene sentido ni peso, son mentiras.

—Entonces dime si esto es una mentira Nora.

No me dio tiempo para procesar sus palabras, gira mi cuerpo haciéndome quedar frente a él nuevamente, su rostro no alcanzo a verlo, puesto que baja su cabeza tan rápido hasta estrellar sus labios con los míos.



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En el texto hay: bebes, romance, amor

Editado: 13.09.2024

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