Simple humana

• C a p i t u l o 17•


 

—Fue un gusto verlo Alpha Mayor, a mi padre le fascinaría saber que el Rey Alpha tiene un retrato suyo; hasta la próxima
 


Alan se quedó mudó, otra vez ese chico lo dejo sin palabras y miro por inercia el cuadro que estaba en una de las paredes y entendió por qué aquél entrometido se le hacía conocido.

Iba a correr tras ellos para exigir una explicación y reclamar que se haya llevado de esa forma a su luna.

Pero su beta llegó para que Alán siguiera con su trabajo como Alpha.

Antes de siquiera retomar el camino ignorando a su beta para seguir a ese par de dos; Alan perdió las fuerzas y se desmayo eso solo se significaba que era su fin y regresaría Noah para tomar el control.

— ¡Esa maldita humana lo hizo de nuevo! — dijo Noah tomando el control de su cuerpo por completo.

— ¿Qué hizo? — pregunto su beta de los más tranquilo.

— Olvídalo — salió rumbo a su habitación notablemente enojado.

Por otro lado Sammy estaba impaciente pensando en lo bueno que fue encontrar al chico que se encontraba a su lado.

— Y dime ama ¿Qué se supone que íbamos a hablar? — Aramis se encontraba muy divertido por la situación pero aún así no bajaba la guardia por si Noah lo atacaba por la espalda.

Cómo todo un cobarde.

— Ahora que estás conmigo tengo mejor facilidad de irme de aquí sin que él me diga nada— Sammy se estaba planteando una idea brillante.— pero al parecer comí algo que hace que al estar lejos de aquí pueda incluso morir.

Dejo de caminar y encaro a Aramis.
— No te pasará nada, soy tu Schutzseele y de algún modo lo que te hayan dado no te afectan después del beso que nos dimos, compartí contigo mi recuperación, tal vez no sea muy fuerte ya que eres humana pero estoy seguro que lo que te hayan dado ya no funciona en tu organismo.— me sonrió mientras puso su manos en mis hombros.

El beso.

— Bien, nos iremos a la ciudad de los humanos como yo y ahí viviremos y trabajaremos, no pienso quedarme un minuto más aquí con ese perro sarnoso — apretó los puños claramente enojada al recordar todo lo que le hizo.

—  ¿"Trabajaremos"? me suena a manada, cariño soy tú guardián no tu sirviente — ¿No les pasa que a pesar de que una persona es algo presumida y odioso aún así les cae de maravilla? Pues es una de esas veces.

— No te estoy diciendo que trabajes por mi, tienes que trabajar por tu cuenta para pagar tus cosas y yo trabajaré por las mías, se le llama equidad— siguió su camino hacia la cabaña donde vivió toda su corta vida

— Eso suena justo— Aramis se encontraba fascinado de que a la chica que tenía que cuidar no fuera como las otras y otros, que se aprovechan que tienen un guardián él cuál trabaje por los dos.

Todos los guardianes de su planeta decían que cuando se convertían en Schutzseele de algún ser también se convertían en sus esclavos. Es decir hacían todo por ellos, si él amo deseaba algo el Schutzseele que le fue otorgado debía hacer todo lo que se le ordene.

Se preguntarán ¿Por qué lo hacen si nadie los obliga realmente?

Bien, pues nuestra diosa hizo mucho por nosotros y siempre vio por nuestro bienestar después de la gran guerra estelar. Así que nuestro antepasado el gran Gabriel decidió que toda la eternidad cuidaría de la diosa luna ya que en efecto nosotros nunca envejecemos—podemos morir por diversas causas—pero no por el tiempo. Después de que todos viéramos la iniciativa de él gran Gabriel quisimos hacer lo mismo, nuestra diosa nos pidió que a los seres que cuidaramos fuera a sus hijos.

Cuando hablaba de sus hijos se refería a cualquier ser "mitológico" como suelen llamarles los humanos, ella escribió diez veces un pequeño texto para poder invocar a un Schutzseele.

Gabriel era mi padre y él lamentablemente ya falleció dejándome a mi como su sucesor.

Con eso cualquier ser mitológico podría tener a su propio guardián, claro que al principio fue un cambio bueno hasta que cayo en manos humanas que nos utilizaron como armas, así que para que no volviera a suceder se entregó un libro con distintas cosas de hechizeria y con el recital para invocar a un Schutzseele, cada reino con mayor poder y seguridad tenía uno.

Uno de ellos fue entregado al tatarabuelo de Noah, otro fue entregado a los vampiros, sirenas, ninfas, duendes, demonios, brujas, hechiceros, hadas y el último libro se le perdió el rastro sin embargo sabemos que no se ha utilizado aún.

Al ser el Schutzseele de la diosa no creía posible que fuera yo al que enviará, me negaba a dejar a mi diosa por cuidar a una humana que muy probablemente fuera mimada y odiosa, pero ella es totalmente lo opuesto (o eso quiero creer).

Llegamos a la ciudad cercana sanos y salvos como ya sabía. Nos adentramos a una cafetería, Sammy se encontraba alegre y emocionada y sus razones me eran aún desconocidas.

Una chica y un chico se le acercaron algo confundidos al verla pero al instante corrieron a abrazarla.

— ¡Chica! ¿Dónde te habías metido? Te había extrañado.— dijo la chica mientras la abrazaba.

— Tampoco me fui mucho tiempo — sonrió con un brillo en los ojos que pensé que no vería en ella.

— Pensé que no volverías, hasta llegué a pensar que no volviste por mi petición de la última vez — la chica aún desconocida para mí lo miró raro.

— ¿Qué petición? — pregunto la chica.

Aclare mi garganta llamando la atención de los presentes.

— ¿Quién es tu amigo Sam? —le pregunto la chica mientras me lanzaba una mirada coqueta y él chico me miraba con desdén.

— Cierto — se soltó de los chicos y se paró a mi lado — chicos él es... un amigo, su nombre es Aramis — después volteó en mi dirección — Aramis ellos fueron mis compañeros de trabajó aquí, ella se llama Tamara y este caballero a llama David.

— Creí que nunca habías salido de… — no me dejó terminar cuando sentí un ligero pellizco en mi brazo, no dolía en lo más mínimo pero entendí que lo hizo para que me callara y así lo hice.




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