Sin Escape

Capítulo 16- Más problemas.

Después de dejar todo lo menos desordenado, subo a mi cuarto y una vez allí me despojo de la ropa y entro a la ducha.

Esto es una locura.
Pienso mientras estoy debajo de la cortina de agua tibia.

Eduardo fué quien me entregó las llaves de esta casa.

Hasta donde sé el fué quien la construyó para mi.

Pero no entiendo que hace esa sustancia aquí.

Con este hallazgo todo tiene relación, mi tía queriendo preguntar donde estaba el botín, su acoso para vernos, quizás era para preguntar sobre el paradero de lo que yace en el suelo de mi casa.

-Desgraciados. Digo mientras estoy bajo el agua caliente, observo mis pies y hay un leve rastro de sangre, me observo las piernas y veo que todo el esfuerzo me pasó factura. Termino de limpiarme y después con ropa limpia tengo el móvil en mi mano, busco el nombre en mis contactos y marco el numero de la persona con quién quiero hablar,  escucho el pitido y al segundo responden.

-Dime que estás bien. Contesta Hugo.

-Tenemos que vernos. En este momento voy para allá. Anuncio.

-No. ¿Dónde estas?.

-Para que quieres saber ¿Para matarme? ¡¿No estas conforme con dispararle a mi esposo?!.

-Yo no tuve nada que ver.

-No te creo. Quizás tu madre...

-Ninguno de nosotros fué te lo juro. Interrumpe.

-Nos veremos en café de siempre.

Y así sin mas termino la llamada. No se que rayos esta pasando pero nadie se mete con mi familia y juro que quien haya venido a mi casa, me las va a pagar así sea sangre de mi sangre.

Dejo el móvil sobre la cama y me dispongo a salir, sé que tendría que estar con Caín en este momento pero necesito saber por qué vinieron a mi casa y mucho mas buscando qué. Aunque lo que acabo de encontrar en mi sala puede que sea la respuesta a todo.

Mi lado justo dice que debería ir a la policía, pero sé que con esto no encontraré a quien le disparó a mi esposo. Al salir veo la Cherokee de Caín y me devuelvo por la llave, que precisamente se encuentra en el cuenco junto a la puerta.

Aquí las dejó esa anoche.

En mi estado se que no debería caminar por lo que luego de cerrar la casa salgo del estacionamiento. No se me escapan las miradas de algunos vecinos. Se que nadie puede verme detrás del volante, pero por sus caras ya todos saben lo que ocurrió. Desde que vivo en este lugar solo he mantenido contacto con ciertas personas, desde que la señora Ana dejó de ser mi vecina hace algunos años para irse del País con sus hijos. Mi relación con los vecinos actuales es casi escasa por no decir nula. Casi nunca están en casa y nunca coincidimos.

Avanzo por la ciudad y a cada cierto tiempo reviso mi celular por si Vanesa escribe algo sobre el avance de Caín. Al ver que no tengo ningún mensaje continuo una plegaria interna para que el despierte. De vez en cuando siento su perfume impregnado en el auto y siento como se me encoge el corazón.

Estarás bien.

A los 15 minutos llego al centro comercial donde Hugo y yo quedamos para vernos, necesito un lugar donde haya mucha gente para conversar y que no ocurra nada. Camino por entre las personas y me detengo en Café Express, observo las mesas y mi primo puntualmente ya está en el lugar. Al levantar la vista me observa y es cuando estoy sentada en frente de el que habla.

-¿Capuchino?

-No. Gracias.

-Me alegra saber que estas bien.

-¿Fueron ustedes? Pregunto sin rodeos.

-No se que quieres decir. Dice el sin siquiera inmutarse.

-Alguien entro a mi casa y le disparó a mi esposo. No se si venían por mi. Quizás si el no hubiese llegado la que estaría tendida en cuidados intensivos seria yo y no el.

-Nosotros no fuimos.

-Tu madre. Para nadie es un secreto que quiere comunicarse conmigo, pero no se por qué querría matarme.

-Nunca dejaría que te hicieran daño.

-Entonces no entiendo nada.

-Aunque lo niegues desde siempre has sabido a lo que nos dedicamos, Eduardo quiso mantenerte alejada de todo pero con lo terca que eres nunca pudimos hacerlo. 

Es verdad. 

Al estar aquí un leve recuerdo de mi adolescencia viene y tengo imágenes de mis primos con mucho dinero en sus manos. Al preguntarle a Eduardo dónde lo consiguió el solo respondía "A ti no te incumbe y te quiero lejos de esto". Por más que el se negara alguno de mis primos siempre estaba dispuesto a decirme lo que quería saber.

-"Ganancias del negocio familiar". Dijo esa vez Viktor.

"¿Negocio?".

-"Si pero todavía no es hora que sepas."

-Eduardo estaba trabajando con unas "personas", hubo un tiempo donde él se encargó del negocio, fue mucho antes de que muriera.

-No entiendo nada.

-Elisa, nosotros, nos encargamos de vender y distribuir sustancias. Lo que mi madre quiere saber es el paradero de cierta cantidad de cocaína que tú hermano escondió y que equivale a millones de dólares.




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