Eran las 18:45 cuando abrí los ojos para revisar el móvil.
— Maldición!! — exclamé y corrí a sacar ropa de la maleta, revolví todo hasta encontar algo que no estuviera arrugado, me duché rapidamente, sequé mi cabello y maquillé mi rostro con los productos más básicos.
Me ponía los tacones cuando tocaron a mi puerta.
— Pasa — dije pensando que era mi hermano pero me sorprendí al ver que era Emilio.
— Son las 19:15, tu hermano quiere saber si bajarás a cenar — me miró de pies a cabeza con un pequeño gesto de desaprobación que me molestó.
— Si ya voy — respondí y tomé mi bolso.
— Siempre vas tarde — me preguntó al cerrar la suite y seguramente lo cuestionaba porque a la boda de mi hermano y de mi madre también llegué tarde aunque por razones distintas.
— Solo en ocasiones especiales — intenté ser cortante.
Mientras caminábamos hacia el elevador sentí que me tomó del brazo con suficiente fuerza para detenerme, su acción me desconcertó y al voltear lo vi acercar su mano a mi cabeza, pensé en armar un escándalo pero entonces sentí cuando presionó y quitó la pinza que sujetaba el desordenado chongo que yo habia hecho para que mi pelo no estorbara al maquillarme.
— Es una cena formal, arregla tu cabello — me entregó la pinza.
— Mierda! —Por las prisas había olvidado quitarla, así que aunque seguía pensando que era un arrogante, tuve que darle las gracias.
Había un enorme espejo en el elevador y acomodé mi rizado cabello con los dedos lo mejor que pude, aproveché para observar de reojo al atractivo cuñado de mi hermano, que haciendo a un lado su desagradable personalidad era bastante guapo. Se dió cuenta que lo observaba así que quité la mirada del espejo y me preparé para salir.
— Tía Yuli! Que bueno que viniste — corrieron mi sobrina y sobrino a regalarme un lindo abrazo al verme entrar al restaurante.
— Nos alegra que vinieras — dijo mi cuñada y nos saludamos con un pequeño beso en la mejilla, ella era una mujer muy amable a diferencia de su hermano que por cierto había desaparecido al salir del elevador. — Disculpa pero teníamos mucha hambre y ya ordenamos — al sentarnos se acercó un camarero a entregar los platillos.
— Disculpénme a mi por llegar tarde — dije y aproveché para ordenar algo que pudieran servirme pronto, mientras tanto mis sobrinos estaban más preocupados por contarme sus anécdotas que por cenar pero Liam les pidió que aguardaran hasta más tarde para terminar sus historias.
Apenas comenzaba a saborear mi platillo cuando apareció Emilio acompañado de un hombre más o menos de su misma edad elegantemente vestido, de cabello castaño claro ligeramente despeinado y hermosos ojos color avellana.
"Otro arrogante" pensé.
Se trataba de Óscar Armento, según entendí era hijo de un empresario con él que mi hermano quería hacer negocios y después de todo no parecía tan desagradable. Supongo que yo tenía cierta tendencia a juzgar a la gente con intereses diferentes a los míos.
— Tu también trabajas con ellos? — me preguntó Óscar.
— Juli es una excelente ingeniera — se apresuró a decir mi hermano mientras yo pasaba un bocado de ensalada. Y es que precisamente este era el tipo de conversación que yo quería evitar porque sabía que mi hermano no estaba conforme con la vida que yo había elegido.
Liam y Emilio se dedicaban a gestionar la empresa del padre de mi cuñada, la cual se encargaba de dar mantenimiento a equipos industriales así que cada vez que hablabamos de ese tema intentaba convencerme de que me dedicara a lo que yo había estudiado.
— No, yo no trabajo con ellos — aclaré.
— Juliette se dedica a rescatar ardillas en el Amazonas — se mofó Emilio.
"Que idiota" pensé.
— Emilio! No seas irrespetuoso — alegó mi cuñada.
— Es en serio tía? Suena divertido — dijo Dilan, mi sobrinito de 8 años.
— La verdad es que no cariño, ojala mi trabajo fuera tan emocionante — le respondí al pequeño dejándolo un poco desilusionado — supongo que algunos ni siquiera entienden la diferencia entre preservar los ecosistemas y destruirlos — dirigí a Emilio una mirada fulminante — en realidad colaboro en una reserva ubicada en la zona de la Husteca Potosina.
— Que interesante — me dijo Óscar después de presenciar nuestro disparatado ambiente familiar — últimamente hemos estado intentando apoyar ese tipo de proyectos — él y mi cuñada me regalaron una sonrisa amigable.
No supe si lo decía en serio o solo lo dijo para ayudarme a terminar aquella incómoda conversación pero a Liam y Emilio sin duda les molestó que alguien alentara mi trabajo y eso me agradó.
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Editado: 19.10.2023