Alexander puso su atención en Selene. La chica estaba nerviosa. Ella estaba segura de que él la iba a entender, Alexander ha cambia cambiado durante estos últimos meses, al menos con ella.
— Dime Selene.
— Alex yo...mmm...eh—él rueda los ojos.
— Habla Selene, y rápido que tengo una junta sobre mi futuro trono—Alexander estaba irritado. Selene comenzó a caminar incomoda por la habitación.
— Recuerdas la vez que nos...— Se aclaró la garganta — Nos a costamos—Alexander se enderezo al ver por el rumbo que va la conversación.
—Sí y eso que tiene que ver — en la voz del príncipe había algo que Selene no pudo distinguir.
— Alex... yo bueno...eh.
— ¡Deja de gaguear Selene!— grito — ¡Habla ya!
Eso lo único que hizo fue ponerla más nerviosa, entonces decidió soltarlo.
— Estoy embarazada —susurro Selene con temor.
— ¿Qué? Habla más fuerte
— Estoy embarazada —volvió a decir.
— Selene habla fuerte —rugió.
— ¡Estoy embarazada! — gritó, un silencio se extendió por la habitación, ella agacho la cabeza avergonzada.
— ¿De quién? — Espeto furioso. Selene alzo la cabeza de golpe.
— ¿Cómo que de quién? ¡De ti, de quien más! — le grito.
Otro silencio incómodo. Ella dio un respingo cuando escucho algo romperse.
— ¡Estas mintiendo!— grita histérico — Eso es mentira.
— Alex no yo...
— Alex nada. Todo esto fue planeado, ¿cierto? Quien sabe cuál es el padre de tu hijo y vienes a metérmelo a mí — grita estrellando una lámpara contra la pared.
Un miedo se instala dentro de Selene. Alex creía que lo engaño él, no se hará responsable, concluyo la chica. Una decepción y desilusión la embargo, creyó que él era diferente, al Alex de hace meses atrás.
Alex no podía creer lo que Selene le estaba diciendo. Él lo sabía, ninguna mujer puede ser tan buena, sabía que algo ocultaba y tarde o temprano sería igual que las demás, no pudo evitar dejar salir todo lo que sentía.
— ¡Eres una maldita, todo este tiempo haciéndote la difícil! ¡Sabias que te tomaría como un reto! —Me acerco a ella, la cogió por la barbilla con fuerza— Te acuestas conmigo, luego vas donde otro, te embarazas y dices que es mío... ¡No! Selene este maldito show ya me lo sé de memoria. No eres la primera ni serás la última con venirme con la misma mierda.
Alex estaba cabreado.
— Alexander eso es mentira...Tú fuiste el primero—lágrimas salían de sus ojos.
— No me engañes Selene. No estaba tan borracho me hubiera dado cuenta, eres igual que las demás, igual que ella —Ella sintió que su corazón se rompía y más al saber que él no se había dado cuenta de que ella era virgen.
— ¡Eres un bastardo solo querías a costarte conmigo! ¿Cierto? ¡Imbécil estoy embarazada y es de ti!
— Ya basta Selene deja las mentiras —rugió—. No puedo creer que me hayas engañado ¡No! No va a pasar como la primera vez Selene. No voy hacerme cargo de un hijo que no es mío, eres igual que la zorra de Silvia y no, no voy a caer esta vez.
— Tú no puedes hacerme esto Alex, sabes lo que le pasa a las mujeres que están embarazadas sin marido—Alexander vio como Selene arrancaba en sollozos.
— Pues ve y busca al padre de tu bastardo — él no quería decir eso pero, estaba tan enojado que no le importaba lo que salía de su boca.
La muchacha, sintió que una bofetada no pudo dolerle más que las palabras que les estaba diciendo Alexander.
—Ya lo hice. ¿Sabes? Me doy cuenta de que su padre, llamado Alexander, próximo rey de Inglaterra, es un maldito cobarde, hijo de puta.
Alexander la tomo del pelo, Selene llevo sus manos a las muñecas de él para que no la lastimara más. Aterrada se removió con violencia.
—Aquí la única puta eres tú —gruño a centímetros de su cara—. Ahora largo de mi casa y espero que tú y tú bastardo la pasen mal, en lo que les queda de vida porque me encargaré de que nadie te ayude. Tus padres no te recibirán porque yo me encargaré de que si lo hacen, queden en la calle
Las lágrimas se derramaban por las mejillas de Selene. Jamás pensó que él, le haría esto, tenía plena confianza en Alexander.
— Te arrepentirás. ¡Te lo juro! Cuando te des cuenta de lo que estás haciendo conmigo está mal, vendrás a buscarme y te juro —soltó sus muñecas y llevo las manos a su cabello para acercarlo más—, que te haré arrastrarte como un perro, porque no te voy a perdonar. ¡Jamás!
Alexander sintió que ella le había lanzado una maldición con esas palabras.
—Eso jamás pasara —declaró —. ¡Jamás! — La soltó como si el contacto le quemara.
— Espero que nunca te arrepientas maldito, porque si lo haces las cosas no serán bonitas para ti y tu asqueroso pene— escupió con rabia.
— "Ese asqueroso pene", fue el que te metiste y no querías que lo sacara, ¿recuerdas como gritabas? Te dije que algún día te tendría en mi cama y lo hice —se alejó de ella—, puede que estar desamparada te ayude a quemar grasa, porque déjame decirte que sostenerte mientas te follaba fue un esfuerzo grande.
Selene le dio una bofetada tan fuerte que le quedaría la mano marcada. Ella se sentía tan humillada y utilizada, las lágrimas no dejaban de salir. Alexander la tomo por el pelo y la lanzo en la cama, se subió encima de ella agarrándole las muñecas encima de la cabeza. El miedo comenzó aparecer al verle el rostro a Alex, era una máscara de furia. Él la cogió por el cuello y apretó con fuerza.