No acostumbraba en salir los días de verano, no le gustaba del todo la luz, el brillo, el quemar del Sol. Porque erróneo sería decir que lo odia cuando ni siquiera tuvo el gusto de conocerlo. Aunque, a decir verdad, odiaba la estación en la que este salía a deslumbrar.
Aún así, se atrevió a salir a ver el atardecer.
—Ya amarás de nuevo, Autor.- habló este mismo antes de desaparecer.
—...no lo creo.- sonrió de lado al escucharlo finalmente.— ¿Ya escuchaste mi historia o es necesario contártelo a detalle?
—Luna me tiene informado.