―Chicos, yo no sé ustedes, pero la última vez que lo hicimos quedé muerta, al día siguiente no podía ni moverme ―interviene Rebeca, logrando que yo abra mucho los ojos.
Mariale remueve el hielo de su vaso y con una sonrisita pícara, dice:
―Pues créeme que no eres la única.
―Eso les pasa por querer estar siempre encima de uno ―las regaña Jota.
―Si lo hiciéramos más seguido, estaríamos más en forma ―opina Rafa, y ellos le dan la razón.
―Por mí, perfecto. Pero eso sí, nena, trata de no hacer tanto ruido porque nos van a escuchar los vecinos y van a venir a reclamar ―le dice Rebeca a Mariale. Yo alucino.
―Es verdad, ¿se imaginan qué show si alguien entra y nos encuentra en esas posiciones? ―pregunta Jota, para luego soltar una gran carcajada.
―¡Ay, no! Qué pena me daría. Está bien, lo prometo, trataré de no hacer tanto ruido ―asegura Mariale mordiéndose el labio.