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―Escucha, Johan, tú tienes que tener cuidado con estos dos ―dice Rafael señalando a Karla y a Jota.

―Es verdad ―ríe Rebeca―. ¿Ustedes cómo hacen para hablar tanto?

―La experiencia… ―dice Karla orgullosa, y lo que insinúa me da curiosidad.

―¿Cómo es eso? ―le pregunto―. ¿Tienes mucha experiencia?

―Bueno… es que siempre lo hacía con mis primas después de clases, pero otro día te cuento sobre eso.

―Podemos aprovechar que somos seis y jugamos todos contra todos. ―Jota entrelaza sus manos con un gesto.

―Me gusta. Me gusta más que cuando lo hacemos con una sola persona ―dice Mariale con todo el descara del mundo.

―Ey… así tiene que ser, yo quiero probar con todos ―les recuerda Rebeca, y gira la cabeza para mirarme.

Ah, es evidente. Es una insinuación bastante obvia de su parte. Será un placer estar dentro de ella, así que me desabrocho el primer ojal de la camisa.

―Estoy de acuerdo, porque por ejemplo, Rafael y yo no hemos probado. ―La revelación de Jota me hace toser, y sé que todos me miran, pero es que no estoy lo suficientemente ebrio como para imaginar tal cosa.