Singledolls: la pareja perfecta

6. En la habitación

Los SingleDolls tenemos la capacidad de aprender de nuestras propias experiencias, como cualquier humano lo haría, podemos guardar información, recuerdos y sentimientos, podemos olvidar cosas y cometer errores, pues fuimos creados así, teníamos que ser lo más parecido a un ser humano, solo así podríamos mitigar aquella soledad en las personas; es que nadie podría sentirse a gusto teniendo a su lado a alguien exageradamente perfecto, superior a él en todos los aspectos, eso podría hacerle sentir más miserable.

No sé cuánto tiempo le ha tomado a Chris adquirir toda esta experiencia para seducir, solo puedo deducir que él es muy hábil, con solo un acercamiento me ha puesto nerviosa, mi corazón late muy rápido y no estoy segura si esto es algo normal para un SingleDolls. Siento su respiración deslizarse sobre mi cuello, con una mano aparta el cabello que cae sobre mi oreja y con la otra acaricia mi mejilla.

«¡¿Este desgraciado hasta donde tiene pensado llegar con todo esto?!».

—Si te presentas así de tensa en una situación como esta —me susurra al oído—, tenlo por seguro que tu propietario entenderá que no estás enamorada de él.

—Pues yo siento que te estás aprovechando de la situación.

—¿Recuerdas que no puedes gustarme?... No podemos sentir atracción mutua, ¿o tú sí?

—Idiota. —Aprieto con rudeza sobre su cabello mientras lo acerco más a mi rostro—. ¿Acaso ese no es nuestro principal problema? No podemos sentir amor.

—Claro, fiera —responde bajo mi agresión, sonriendo de forma coqueta—. Esto es solo para que sepas cómo comportarte frente a él.

Es cierto, esto es solo una práctica, no debería ponerme nerviosa… Necesito saber que tan buena puedo ser en cuanto a seducción se refiere, ya que es nuestra función principal, enamorar a nuestros propietarios, que en el momento en el que le tengamos enfrente les hagamos olvidar que somos una creación artificial.

Por ahora, todo va surgiendo de manera espontánea, algo insegura y arriesgando mis palabras, porqué si tuviera control de todo lo que puedo decir, sería demasiado perfecto, y no puede ser así.

De repente, me sorprende al poner su mano sobre mi muslo, lentamente y con delicadeza va subiendo hasta llegar por debajo de mi vestido.

—Mírate. —Paso mi pulgar sobre sus labios—. Eres todo un experto en seducción.

—Parece que mis experiencias están saliendo a flote.

—Veo que aprendiste mucho con ella, aún la amas, ¿verdad?

Con esa pregunta he logrado que Chris se distancie de mí, sus ojos impactados reflejan cierta confusión, le veo acomodarse sobre el sofá para regresar a como estaba sentado hace unos minutos.

—Sí, claro que la amo —responde y luego se pierde en sus pensamientos—…, solo hace unas horas que la perdí.

—¿Crees que te sea difícil olvidarla?

—No lo sé... Por cierto, no debería mencionar a un ex en un momento como este.

Se levanta del sofá y se aleja con una mirada agachada, y antes de doblar por un pasillo se detiene y voltea a verme.

—Espérame aquí, iré por el dinero y nos vamos de inmediato. Las autoridades policiales no demorarán en encontrar el cuerpo de mi propietaria, y cuando eso suceda sabrán que hay dos SingleDolls fugitivos.

—¿Crees que tengamos instalado algún tipo de chip con el que nos puedan rastrear?

—Serían muy estúpidos si no llegaran a instalar uno en nosotros.

Chris da media vuelta y se pierde de mi vista.

Sola, sentada en el sofá de la sala y sin nada que hacer, empiezo a pasear mi mirada por toda la habitación: aquí dentro hay una chimenea eléctrica, hacia una esquina está la cocina y el comedor junto con un pequeño bar lleno de copas y botellas; del otro lado se encuentra un estante con diferentes esculturas de sistemas solares y planetas. Mis ojos se detienen sobre la pila de revistas que están sobre la mesita de café que tengo frente a mis rodillas, agarro una que parece ser de vanidades y empiezo a pasar página por página, sin interés alguno en los chismes de la farándula ni en los acontecimientos sociales, me detengo en una sección de publicidad, parece ser un anuncio para adopciones de animales, en ella se muestran las fotos de aproximadamente unos diez cachorritos, y uno de ellos está encerrado dentro de un círculo dibujado con un marcador negro, y a un lado del círculo está escrito el nombre: Orión.

—Listo, aquí tengo el dinero. Hora de irnos. —Chris viene con dinero en mano.

—¿A tu propietaria le gustaba mucho la astronomía?

—Sí, ella era astrónoma, era una mujer que amaba su profesión.

—Ya veo…

—Por cierto, te quería preguntar si… ¿te gustaría cambiarte de ropa? Creo que mi propietaria usaba las mismas tallas que tú.

—Bueno, la verdad es que me siento incomoda usando este vestidito y estos tacones.

—Perfecto, sígueme. —Me hace señas con la cabeza para que vaya con él.

 

Entramos a una recamara de color caoba y con algunos detalles en turquesa oscuro, algunas plantas le dan ese ambiente refrescante y en el aire se siente un aroma a lavanda. A un lado de la amplia cama se encuentra una mesita de noche con varios portarretratos encima.

«Así que esa era la propietaria de Chris..., la única persona que él ha amado», me quedo viendo la foto de la mujer de cabellera teñida en rojo vino y piel pálida.

—Es Laura, era mi propietaria —dice en un tono melancólico... Chris me ha pillado observado las fotos.

—Era una mujer hermosa.

—Sí, y de carácter fuerte… —luego de un corto silencio, agrega—Creo que aún tenemos tiempo para darnos un baño, supongo que querrás bañarte antes de ponerte ropa limpia —dice señalando una puerta.

Era de esperarse toda esta elegancia dentro del baño, la ducha cálida es muy reparadora, me está ayudando a mitigar aquel estrés que he estado sintiendo en las últimas horas, es una lástima que no tenga tiempo para quedarme disfrutando un poco más bajo el agua. Cierro el grifo de la ducha y me envuelvo con una toalla, supongo que no hay problemas con salir así frente a Chris, después de todo no es que vaya a sentir algo al verme.




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