Al terminar de desayunar, Chris llama al camarero y este viene enseguida.
—Así si vienes rápido, ¿ah, cabrón? —refunfuño con amargura.
El camarero me sonríe de manera nerviosa mientras busca la factura en su delantal.
—Señor, aquí tiene la factura. —El camarero extiende la mano para entregarle la factura a Chris, pero yo intercepto y me quedo con la factura.
—Negociemos un descuento en la factura —digo con el mentón en alto y sin pestañear, fijo mis ojos en los suyos—. Puedo dar una buena reseña de este restaurante en mis redes sociales, tengo ciento de miles de seguidores.
—¿Y u-usted quién es? —me pregunta en un tono tembloroso.
—¡¿En serio no sabes quién soy yo?! Soy tan respetada en las redes sociales que, con un solo comentario negativo sobre este lugar y sobre ti, puedo garantizar tu desconexión.
—¡Por favor, no! Le daré un descuento del 15%.
—20%.
—¡O-Ok!
—Perfecto, hagamos eso —le sonrío apretando mis labios.
Salimos de aquel restaurante con el estómago lleno y con un buen descuento en la factura. En lo que va de la noche, todo va muy bien, vamos caminando sobre las aceras de la calle rumbo a la parada de autobuses.
—Vaya manera de lograr un descuento —dice mientras me sonríe.
—Para que veas..., también soy de ayuda.
—Pero no era necesario, yo contaba con el dinero para pagarlo.
—Vi el efectivo que tienes y sé que con eso no te alcanzará para mucho. Tampoco es que puedas sacar dinero de la cuenta bancaria de tu propietaria. Necesitas sobrevivir con eso hasta que encuentres un trabajo.
—¿Te estás preocupando por mí? —Me muestra su perfecta dentadura con una amplia sonrisa.
—Pues claro, somos amigo.
—Cierto... Sabes, esa mentira de que eres una respetada influencer te quedó de maravillas.
—¿Cierto que sí?
Esperamos aproximadamente quince minutos por la llegada de un maldito autobús, si hubiese que esperar un minuto más entraría en mi caótico estado de estrés, habría mandado todo a la verdura y me hubiese ido para tomar el tren; por cierto, no tomamos el tren como primera opción porque es más costoso el pasaje.
Subimos al autobús y nos sentamos en un sillón para dos personas. El autobús acelera y así nos ponemos en marcha, yo con mi cabeza recostada en el cabecero de la silla y mis ojos sobre el nocturno paisaje rural.
«Así que se puede cambiar el sistema de cualidades, me gustaría poder cambiar por lo menos una, tal vez el de malhumorada, es el que más me molesta. Desearía mostrar una mejor actitud frente a los demás».
—De seguro estás pensado en cambiar alguna de tus cualidades —le escucho decir mientras veo el paisaje a través de la ventana del autobús.
—Todo depende de mí comprador, si él me lo permite.
—Cierto, pero si eso llegara a pasar… ya no existiría aquella chica malhumorada que rescaté del fuego, serías otra persona, no serías tú.
Maldición, Chris. Por qué tuviste que decirlo de esa manera.
El autobús llega a otra parada, y así, otro grupo de personas sube haciendo que el autobús quede en su máxima capacidad, los primeros que van subiendo logran sentarse en los últimos puestos disponibles, y los últimos pasajeros en subir han quedado de pie. Aquí dentro de siente un poco apretado, qué fastidio...
—¿Mariana, viste las noticias? —una voz masculina se escucha en los asientos de atrás.
—Sí, están buscando a otro SingleDolls: parece que su propietaria murió hace un par de horas en un accidente de auto, el desgraciado la dejó sola y huyó.
Al escuchar tan alarmante noticia, giro rápidamente mi mirada buscando el rostro de Chris, le veo levantar la capucha de su abrigo para así ocultar su rostro de las demás personas.
—Verónica, deben de referirse a mí —me susurra al oído en un tono deprimente.
—¿Y lo dudas? Está claro que hablan de ti —le susurro frente a sus ojos.
—De seguro están haciendo varios retenes policiales para dar conmigo... —dice junto con una expresión de preocupación.
—Ya deja de salar la situación.
No pasaron ni diez minutos cuando, de repente, el bus se detiene tras un terrible tráfico.
—Este tráfico no es normal, aquí nunca se forman filas tan largas —me dice Chris en tono trémulo.
Puede tratarse un accidente automovilístico, de una protesta o un retén policial, pueden ser varios los motivos, pero no podemos arriesgarnos y esperar a llegar hasta el centro del incidente para descubrir de que se trata, porque si resulta ser un retén policial, estaremos en problemas, fácilmente podrían identificarnos, ya que probablemente tengamos algún chip de rastreo instalados bajo nuestra piel. Si el accidente de Chris salió en las noticias, no hay duda de que ya nos están rastreando, de que estamos cerca y ellos lo saben.
Chris agarra de mi brazo para ganar mi atención, de inmediato me fijo en él.
—Bien, escucha, Verónica, vamos a bajarnos y a caminar hasta pasar ese retén, pero sin ser vistos por la policía.
—¡Ok!
—Va a ser difícil bajarnos lejos de la parada, así que te vas a hacer pasar por una humana enferma y yo hablaré con el chofer como si fuera tu SingleDolls, voy a abogar por tu necesidad de ir a vomitar.
—Buena idea, vamos.
Ambos nos levantamos de los asientos y disponemos a bajar del autobús, caminamos por el centro y entre todas las personas que van de pie, con dificultad y apresurados antes de que el autobús se acerque lo suficiente al retén policial, avanzamos entre los empujones y las molestias de los pasajeros hasta que se lleguemos a un lado del chofer.
—Disculpe, señor, ¿podríamos bajarnos aquí? —le pregunta al chofer.
—Lo siento, no tengo permitido bajar pasajeros lejos de una parada y menos en un lugar desierto como este.
—Es que mi propietaria está con problemas estomacales y necesita bajar con urgencia.