Lidia vivió el resto de sus días con el amor de Laura en su corazón. Aunque la extrañaba profundamente, se consolaba con los recuerdos de los momentos que habían compartido juntas. Cada risa, cada lágrima, cada "te amo" era un tesoro que guardaba en su corazón.
La fundación que habían creado juntas continuó su labor, ayudando a personas que habían perdido a sus seres queridos. Lidia se dedicó a la fundación, encontrando consuelo en la ayuda que podía brindar a otros. Sabía que era lo que Laura habría querido.
Cuando llegó el momento de decir adiós, Lidia lo hizo con una sonrisa en su rostro. Sabía que pronto se reuniría con Laura, que pronto estarían juntas de nuevo. En sus últimos momentos, Lidia recordó su vida con Laura, recordó el amor que habían compartido.
Y así, Lidia dejó este mundo con un corazón lleno de amor. Un amor que había superado la tragedia, un amor que había demostrado que siempre hay una segunda oportunidad para amar, un amor que prometía ser eterno.
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Editado: 14.03.2024