Sobre Manga y Rock ´n´ Roll

Capítulo Seis. Danz

Danz pov

 

Estuve a punto de confesar mis sentimientos a Sep. Mi corazón latía sin control; mientras hablaba, veía sus hermosos ojos azules que calaban en mi alma y esos labios que he deseado besar tantas veces. No puedo negar que me sentí aliviado que su papá la llamara.

La primera vez que vi a Sep, fue justo en mi primer día de clases. Era nuevo, acababa de regresar a esta ciudad. Esa mañana traía mi cámara para tomar fotos del lugar, por eso, ese día le pedí a Frank que no me trajera a la escuela.

Iba tomando fotos del paisaje, cuando pasó a mi lado; una chica, la chica más linda que había visto, llevaba unos patines negros, con un detalle de calavera plateada en sus costados, auriculares puestos y sostenía los tirantes de su mochila con ambas manos. Su mochila tenía una pequeña imagen, letras en kanji. Su cabello castaño suelto y ondulado, que fluía con el viento. Me impactó su estilo y lo hermosa que era. Por supuesto que no me vio, pasó de largo, zigzagueando distraída. Parecía que el mundo le pertenecía y a la vez que no encajaba en él.

La vi quitarse los patines, poner sus cosas en el casillero y marcharse. No parecía saludar a nadie y siempre llevaba auriculares. La última vez que me sentí así de intrigado por alguien, fue cuando tenía siete años, mis papás siempre estaban de viaje y Frank o la Señora Lu, me llevaban al parque a   jugar, como se me dificultaba hacer amigos en ese entonces, siempre estaba solo; hasta que una niña con hermosos ojos azules, me invitó a jugar con ella. Pensé que había visto un ángel, era muy linda, divertida y enérgica, hablaba sin parar. Desde entonces jugamos juntos. Me encantaba verla sonreír y lo mandona que era a pesar de que era evidentemente más pequeña que yo. En esa época fui muy feliz; pero todo se arruinó después de aquel terrible accidente.

Descubrí a muy temprana edad el sentimiento de la pérdida, ni siquiera quiero recordarlo. Si tan solo la hubiese detenido con más fuerza, fue mi culpa. No tengo los hechos claros, solo recuerdo verla tirada en la calle y la gente rodeando el auto. Cuando llego a esa parte en mis recuerdos, mi mente se nubla y un fuerte dolor me sacude la cabeza. Esa parte oscura de mis recuerdos me atormentaba, de niño lloraba incansablemente y todos los días le pedía a Frank que me llevara al lugar del accidente; pero mis papás se enteraron que yo estuve involucrado en aquel accidente de auto y nunca más me dejaron volver a ese lugar.

Todos los días tenía pesadillas con lo sucedido, me despertaba a media noche llorando y gritando “¡No! ¡No vayas!” Entonces mis padres decidieron que lo mejor era cambiarme de ambiente y me llevaron al extranjero con ellos. Me dolían esos recuerdos, pensaba en la muerte todo el tiempo y me sentí un inútil porque no pude protegerla; desde entonces jamás abrí mi corazón a nadie más; pero algo pasaba conmigo, algo hacía que quisiera conocer a esta chica y acercarme a ella. Muchas chicas se acercaron a hablarme, siempre fue así; pero jamás dejé a nadie conocerme en verdad, nunca me he interesado por alguien y no he querido volver a correr el riesgo de querer a alguien que sé que tarde o temprano también voy a perder.

Siempre fue así; pero jamás dejé a nadie entrar a mi vida, conocerme en verdad. Me aterraba pensar en querer a alguien que sabía que tarde o temprano iba a perder, el dolor que ella dejó en mi corazón aún me carcomía por dentro; Pero algo pasaba conmigo, algo hacía que quisiera conocer a esa chica y acercarme a ella.

Seguí encontrándomela de vez en cuando y por supuesto no me vio ni una sola vez. Siempre parecía estar distraída en sus cosas, en su mundo. No hablaba con nadie, siempre distante, siempre sola. Pero a pesar que estaba sola, no vi tristeza en su rostro, era como si nos mandara a todos al diablo, solo porque le daba la gana.

Me uní al equipo de basket. Me gustaba el deporte y se me daba muy bien. En una práctica, el balón salió al jardín por una de las ventanas y tuve que salir a buscarlo, caminé entre los arbustos y arboles hasta encontrar el balón; pero escuché una voz cantar una melodía conocida.

Is n’t anyone trying to find me?

Won’t somebody come take me home

It’ a damn cold nigth

Try to figure out this life

Won’t you take me by the hand, take me somewhere new?

I don’t know who you are but I, I’m with you

I’m with you…

La canción I’m with you de Avril Lavinge. Me acerqué cuidadosamente para no interrumpir a la cantante, me escondí detrás de un arbusto y la vi a ella, la chica que me había cautivado desde que vine a esta escuela, con sus ojos cerrados, sentada bajo la sombra de un gran árbol, con sus inseparables auriculares. Tenía una hermosa voz, la observé y la escuché mientras cantaba su canción.

“¿Cómo puede existir alguien así en este mundo?”

Vi su cabello castaño oscuro con ondas sueltas caer sobre sus hombros, sus delicadas y pequeñas manos, su piel, su estilizado cuello, sus bellos ojos y sus carnosos labios. Jamás había escuchado su voz, puesto que nunca habla con nadie, me sorprendí a mismo, admirándola. Quisiera conocerla, saber más de ella, tuve la intención de dar un paso al frente; pero seamos sinceros, yo no tenía el valor, así que regresé al gimnasio.

Al día siguiente durante el descanso, mis pies me guiaron sin siquiera pensarlo demasiado, cuando me di cuenta estaba en el jardín escondido tras un árbol, ella de nuevo estaba ahí; pero no llevaba sus auriculares, estaba sentada sobre la hierba, viendo su celular, parecía leer algo. La escuché decir (¿Cómo puede ser Tomioka tan lindo?) “¿Tomioka? ¿Estaba leyendo Kimetsu?” Ese era mi manga favorito del momento y ella estaba leyéndolo, sola entre los árboles. Me parecía haber encontrado una ninfa del bosque, tan cómoda sobre sus piernas cruzadas, teníamos cosas en común, era como ver a mi alma gemela, sí algo así fuese posible.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.