Aprendí que darlo todo no significa ser suficiente para alguien.
Lo aprendí viéndote partir aquella mañana, cuando me dejaste sin nada, sola en la que era nuestra casa.Lo aprendí a la fuerza, cuando me levanté de la cama y sentí que algo me faltaba.
Lo aprendí a la fuerza cuando sentí que me arrancaste el alma, y ahora, no puedo sentir nada.