Al mirarme al espejo, solo encuentro a quien dejaste atrás,
una sombra que solías amar, una huella de lo que fui.
Me absorbiste en cuerpo y alma, y ahora,
¿cómo explicarles a quienes lleguen que no soy yo,
sino el reflejo de lo que tú dejaste?
La ausencia se ha convertido en el aire que respiro,
ya no hay risas ni palabras dulces que iluminen mi rostro,
ni melodías o versos que nazcan de mí.
Solo soy el eco de tu partida,
viendo, cada día, lo que quedó de mí.