Que empeñada está la vida en mantenernos alejados.
O quizás sea el destino que le gustar jugar al encrusijado.
Somos sus piezas favoritas, en donde el destino juega a separarnos.
Pero en cada rincón donde el azar nos distancia,
encuentro rastros de tu esencia,
como si la vida, a pesar de su empeño,
no pudiera borrar las huellas de lo que somos.
Quizás somos más fuertes que el destino,
quizás nuestros hilos se tejen más allá de su alcance.
Porque aunque el tiempo juegue en nuestra contra,
en el silencio de la noche, aún escucho tu voz.