Terminada la Segunda Guerra Mundial, los países victoriosos se sentaron
en forma definitiva a decidir cómo se podría establecer un nuevo orden
mundial que garantizara la paz y la convivencia. Lo primero que hicieron
fue crear una organización internacional basada en la idea de la Sociedad
de las Naciones defendida por Woodrow Wilson al terminar la Primera
Guerra Mundial. En 1945 y al terminar la Segunda Guerra Mundial, se reunieron en San Francisco
los representantes de 50 naciones para crear la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuyo
objetivo era evitar a toda costa que hubiera guerras en el futuro y hacer respetar los derechos
humanos a nivel mundial.
Hoy en día, las Naciones Unidas tiene dos cuerpos deliberantes: 1. la Asamblea General, que cuenta
con 193 países, cada uno con derecho a un voto, y que financian la ONU. 2 sus organismos
secundarios y el Consejo de Seguridad compuesto de 15 estados miembros: 5 miembros fijos
(Estados Unidos, Reino Unido (Gran Bretaña), Francia, Rusia, la República Popular China) y 10 países
elegidos cada dos años por la Asamblea General. Otros organismos que ayudan a la ONU son
ECOSOC (Consejo Económico y Social), la Corte Internacional de Justicia, el FMI (Fondo Monetario
Internacional) y el Banco Mundial. El Consejo de Seguridad con el Secretario General de la ONU a la
cabeza tome decisiones por unanimidad, un país puede vetar una decisión, pero igual se ejecuta la
acción decidida.
Tan grande es la ONU hoy en día que se ha subdividido en varios organismos específicos que
funcionan a nivel mundial. Algunos de estos son: la UNESCO (educación, ciencia y cultura), la UNICEF
(infancia), la FAO (alimentación y la agricultura), la OMS (salud), la ACNUR (refugiados), la PNUMA
(medio ambiente), OIT (derechos de trabajadores). Hoy en día la ONU desarrolla proyectos humanitarios sobre todo en el hemisferio sur donde se encuentran la mayoría de los países pobres
y campañas antiterroristas. También ha hecho intervenciones bélicas con las Fuerzas de Paz, más
conocidas como los Cascos Azules que son tropas multinacionales de la ONU, cuando hay conflictos
entre comunidades. Por ejemplo, en Bosnia en los años 90 o en Egipto e Israel. Sus objetivos incluyen
buscar la solución a conflictos y mantener la paz en una región, supervisando el cumplimiento del
alto al fuego.
Lamentablemente, desde sus orígenes, la ONU ha tenido que afrontar grandes problemas: la alianza
de los países para derrotar a los países del Eje se resquebrajó una vez terminada la Segunda Guerra
Mundial pues tenían diferentes ideas de cómo establecer un nuevo orden mundial. Durante la
Segunda Guerra Mundial se habían reunido en diferentes ocasiones los tres grandes líderes aliados
(el inglés Churchill, el estadounidense Roosevelt y el soviético Stalin) para cómo reconstruir a
Europa. Una vez acabada la guerra, el foco del problema fue qué hacer con Europa Oriental: la URSS
quería controlar estos países, obligándolos a tener un sistema político y económico comunista y
a la vez creando una zona de protección contra Alemania que tanta tragedia había causado a los
soviéticos. Los países de Europa Occidental no compartían esta idea, pero cuando se dieron cuenta,
ya era muy tarde y los países de Europa Oriental quedaron encerrados detrás de lo que Churchill
llamó metafóricamente la Cortina de Hierro a la merced de los caprichos de Moscú y los gobiernos
locales escogidos por el líder soviético Stalin. Inclusive, Alemania fue dividida en dos: una parte
quedaba bajo la tutela del Occidente y la otra parte quedaba bajo la URSS. La ciudad de Berlín misma
fue dividida en Berlín Oriental para los soviéticos y Berlín Occidental para el resto de las potencias.
Como tantos berlineses que vivían en el sector oriental se estaban escapando al sector occidental,
horrorizados con el futuro que les esperaba en manos de la URSS, el gobierno soviético erigió en
1961 un muro dividiendo físicamente las dos partes: este muro se convirtió en el odioso símbolo de
la dictadura soviética, pues quien osara escalarlo para escapar era asesinado a tiros o destrozado
por los perros de la Stasi (policía de Alemania Oriental). Los países victoriosos de Europa Occidental
mientras tanto decidieron entre ellos la suerte y el futuro de Italia y de Japón, los otros dos
derrotados del Eje.
Se dio inicio así a lo que se llamó la Guerra Fría, un estado de tensión y hostilidad porque, aunque
no había confrontaciones bélicas directas entre los dos bandos (Occidente y URSS), cada bando
buscaba ampliar su esfera de influencia en el mundo entero y en todos los aspectos posibles
(geopolítica, economía, cultura, ciencia, tecnología). Un bando apoyaba al sistema político
democrático y un sistema económico capitalista (Occidente) mientras que el otro imponía el
totalitarismo como sistema político y el comunismo como sistema económico (URSS). Moscú
apoyaba cuanto grupo comunista apareciera en cualquier lugar del mundo: Grecia y Turquía fueron
sus blancos, aunque a la postre no tuvo éxito en estos países. Contra las intenciones expansionistas
soviéticas, el presidente estadounidense Truman lanzó la Doctrina Truman con la cual apoyaba
grupos a favor de la libertad, la democracia y el capitalismo. A esto se le llamó la política de
contención: había que contener a los soviéticos y no permitir que siguieran difundiendo su doctrina
y expandiendo su influencia.
Pero Occidente no tendría éxito donde reinara un ambiente de desesperanza pues en estos lugares
la población local caía presa fácilmente ante las promesas de los comunistas. Europa Occidental
había quedado devastada tras la guerra, por lo cual los Estados Unidos se ideó el Plan Marshall
(Marshall era el Secretario de Estado o Canciller estadounidense) para enviar a Europa enormes
cantidades de comida y billones de dólares en asistencia económica a cualquier país que lo solicitara,
incluyendo los países detrás de la Cortina de Hierro. Stalin, sin embargo, le prohibió a “sus” satélites
recibir cualquier tipo de ayuda. La URSS inclusive les prohibió a los europeos ingresar a Berlín
Occidental, pero los aliados occidentales frustraron esta medida enviando recursos y materiales por
vía aérea a esta ciudad: los aviones arrojaban desde el aire la ayuda material solicitada por los
berlineses
La situación de tensión en Europa entre el enfoque occidental y el enfoque comunista llegó a tal
punto que los países occidentales, alarmados, formaron junto con los Estados Unidos un grupo para
su defensa militar llamado la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico del Norte); los
Soviéticos respondieron creando su propio grupo militar llamado el Pacto de Varsovia al cual
estaban obligados a pertenecer sus países satélites, los denominados países del Bloque Soviético.
Este Pacto le sirvió a Moscú para mantener “en orden” a los países de “su” bloque. Allí la noción de
“libertad” era muy precaria cuando no inexistente.
No contentos con haber conformado estos dos grupos, las dos potencias principales comenzaron
una carrera armamentista para crear mejores armas de destrucción masiva, es decir armas
nucleares como la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Invirtieron enormes sumas de dinero
para desarrollar armamento más potente como misiles intercontinentales (ICBM) lanzados desde
cualquier parte del mundo. Fueron 40 años de desperdicio de dinero e investigación para crear
armas que de un tajo podían acabar con la civilización. Movidos por la paranoia,
La Guerra Fría también se dio en otros sentidos. La propaganda fue un medio muy efectivo utilizado
por ambos bandos para mostrar los logros de su sistema: la democracia y el capitalismo versus el
totalitarismo y el comunismo. Como suele suceder con toda la propaganda, lo publicado contaba la
verdad a medias, pues solo lo que conviene se le transmite al público: una propaganda bien creativa
apela a la emoción y al subconsciente para cautivar astutamente a un público dado. Otros aspectos
de la Guerra Fría fueron la carrera espacial y las guerras civiles localizadas en algunas regiones del
mundo.
Con la muerte de Stalin en la URSS y el ascenso de Nikita Kruschev como secretario general del
Partido Comunista (1954-1964), parecía que habría algo de distensión, pues Kruschev denunció las
atrocidades de Stalin (aunque él también había participado) y se dio entonces la “desestalinización”
de los países comunistas. Después de 1961, (después de levantar el Muro de Berlín y tras la crisis
por los misiles soviéticos en Cuba), la URSS y los EEUU entraron a una etapa de coexistencia pacífica,
tratando de evitar enfrentamientos. Por ejemplo, Kruschev le advirtió a Kennedy, joven presidente
estadounidense, que no interviniera en la guerra civil de Vietnam pues sería una verdadera
catástrofe, una auténtica hecatombe para los EEUU. La historia le daría la razón al soviético