Mi mundo se siente completo cuando estoy con ella, he comprobado que solo a su lado soy feliz. Las pesadillas y malos recuerdos que me acechan cada noche y al amanecer, parecen lejanos. Mientras termino de vestirme en el baño recuerdo cuando la bebé empezó a moverse en la pancita de Miranda. Era como si notara mi presencia y no puedo descifrar la ternura que me embargó cuando la sentí contra mi mano y cuando le susurré en la barriga de su madre. Fue una verdadera tentación tenerla tan cerca, sentí unas ganas inmensas de volver a amarla, rozar lentamente sus labios y encender la pasión en sus ojos, se ve tan hermosa así dormida. Quisiera tenerla siempre en mis brazos, con esa sonrisa de paz que se vislumbra cuando esta serena.
Por un momento llegué a pensar que ese embarazo era mío, aunque siempre nos cuidamos, excepto la primera vez que estuvimos juntos, que fue la primera vez de mi princesa; pero no creo que Miranda sea capaz de negarme el derecho de saber que la bebé podría ser mía si existiera esa posibilidad. Nunca estuvo en mis planes tener hijos, pero ahora que veo a Miranda y que he sentido el movimiento de la niña, daría cualquier cosa porque las dos me pertenezcan.
Tendré que pasar por mi casa a cambiarme de ropa para luego ir a la empresa. Ruego que el señor Ferrer pueda rebasar el coma, me preocupa que su situación se extienda y se tenga que tomar la decisión de desconectarlo, estoy seguro que Miranda no resistiría eso, sobre todo en el estado en que se encuentra. Ella me preocupa tanto como su padre y siento unas ganas enormes de ahorrarle cualquier preocupación y protegerla.
Salgo del baño y recojo mi portafolio, Miranda se encuentra en la cocina de la suite aparentemente haciendo café, el olor se extiende por toda la habitación. La veo salir con una tasa que me entrega con una sonrisa tímida. Esta escena se siente tan hogareña, como si fuéramos una familia.
_Gracias por el café—le digo tomando la tasa y saboreando el oscuro liquido—mmm que rico te quedó M&M.
_Gracias, ya soy una experta haciendo café y otras cosas también—dice sonriéndome.
_¡No me digas que sabes cocinar?!—suelto una carcajada y ella hace ademan de pegarme.
_Por qué te resulta tan increíble idiota?—suelta riendo también.
_Ahh y me lo preguntas?—sigo bromeando—será porque hasta el agua se te quemaba—ahora si no puedo evitar que me peque en el hombro. Aprovecho el movimiento para pegarla a mi cuerpo con el brazo que me queda libre. Ella trata de empujarme, pero soy más fuerte que ella.
_Mira princesa hermosa, deja de resistirte. Quiero que sepas dos cosas: número uno, no me voy a alejar de ti, los dos necesitamos estar unidos para cuidar de tu padre y para sacar la empresa adelante y número dos, quiero estar contigo y con la bebé, no me importa que el idiota que te embarazó no aparezca, ralamente sueño con que no vuelva nunca—digo más despacio—Yo te amo princesa, siempre te he amado, siempre has sido tú en mi corazón.
Creo que mi confesión fue un poco precipitada. Miranda se queda inmóvil en mis brazos y asombrada con lo que he dicho. Sus ojos se cristalizan y me aterra que se ponga mal por mis palabras. Dejo que se aleje de mí y me da la espalda, sin poder ocultar su llanto.
_Jackson, cómo puedes decirme eso? Me amas? Quieres hijos? En más de una ocasión me dijiste que nunca tendrás hijos—me dice enfrentándome y con su carita llena de lagrimas por mi culpa.
_Miranda, no sé cómo explicarte todo esto, pero la única verdad es que te amo. Sé que soy mayor que tu, sé que no soy el hombre que mereces, sé que esa bebé no es mi hija biológica, pero sé también que NADIE, NUNCA JAMAS, te amará como lo hago yo. Este no es un sentimiento nuevo, fui un cobarde de no decirlo antes. Siempre creí que querías jugar y practicar conmigo, mientras yo me moría por ti. El otro asunto es que tu padre nunca aceptaría una relación entre nosotros. Ahora todo es diferente, ahora quiero luchar por ti, si tú me lo permites, si tú sientes lo mismo que yo. Te amo princesa hermosa, las amo a las dos—digo la última frase tocando su vientre abultado.
Mi princesa me abraza y entierra su carita en mi pecho, llora por varios minutos. Yo la abrazo y acaricio su espalda. Luego de un rato me mira y me acerca para unir nuestros labios. Me besa con ternura, yo me dejo hacer, me agarra por el pelo y me acerca más. Le correspondo el beso y lo que empezó como un beso tierno se convierte en pura pasión, ya no puedo contenerme y empiezo a caricia a mi chica. La llevo hasta la cama y cuando voy a quitar su bata ella me detiene.
_Estoy embarazada Jackson, mi cuerpo no es el mismo—acaricio su cara y sonrío.
_Princesa, estas hermosa, eso no importa. Eres lo más hermoso que he visto. Te amo de todas las formas en que un hombre puede amar a una mujer. Déjame verte y venerar cada parte de tu cuerpo—cada palabra la acompañaba de una caricia en su rostro, un beso en la frente, sus ojos, su cuello—Tú eres lo más importante para mí—dije quitando completamente su camisa de dormir, me quedo recorriendo su cuerpo. Sus senos más llenos que lo que recordaba, pero igual de apetecibles, su vientre abultado cargando a nuestra bebé, porque esa niña ya era mía, igual que su madre, su intimidad cubierta con unas bragas blancas—eres tan hermosa Miranda, te amo tanto, déjame amarte por favor.
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Editado: 10.08.2019