Capítulo 53. Mi padre.

Venecia

— Sos mi papá — me lancé a sus brazos, a los brazos de papá, el me abrazó aún más fuerte. Duramos un buen rato así, ambos estábamos llorando, yo le acariciaba en cabello y de igual forma él a mí, sus cálidos brazos me rodeaban toda y me sentí tan pequeña, pero a la vez tan protegida, en este momento toda mi vida cambió, dio un giro — el mejor — susurré en su hombro, la camisa que Isaac llevaba ese día estaba empapada de mis lágrimas, lo apreté mucho más fuerte, lo atraje a mí con más firmeza, mi padre está vivo, siempre estuvo conmigo y solo podía sollozar en su pecho

— Soy tu papá, mi pequeña niña — su voz salía entrecortadamente, la emoción que había en el momento me dejó sin palabras y a él supongo que igual.

Duramos mucho tiempo abrazados, yo no quería soltarlo, quería abrazarlo eternamente por cada uno de los años pensando que no éramos nada, siendo que éramos todo, pensé que no tenía familia y resulta que tengo a mi papá vivo

— Soy una Jönsson — susurré intentando creerme la verdad que acababa de descubrir por medio de una carta

— Eres una Jönsson, mi princesa — Isaac volvió a llamarme como cuando yo era chica, sonreí — igual si quieres estar segura de todo, hagamos la prueba de ADN, es mejor estar completamente seguros

— Si tú quieres hacemos la prueba, pero no necesito una prueba de que tú eres mi padre, ya que has sido el mejor padre durante 16 años — le corte

— Veintitrés — me reí por la corrección

— Veintitrés — repetí nuevamente, nos despegamos del abrazo y el limpió mis lágrimas, acto que también hice yo

— ¿Estás enojado? — le pregunté haciendo referencia a Pablo y Alana

— Si me lo preguntás por Pablo y Alana, si estoy bastante enojado, pero creo que todo ese enojo lo opaca el que tengo a la chica más hermosa y estupenda del mundo como mi hija — dijo haciendo unos pucheros y me pareció tan tierno — me devolvió la esperanza, el hecho de que vos fueras mi hija, la hija que tuve con la mujer que más amé en el mundo — lo último lo dijo con tristeza

— ¿Mamá era el amor de tu vida? — Sonaba tan extraño decir eso — nunca me hablaste de ella, de Amelie — dije poniéndome de rodillas y apoyando mis codos en sus piernas

— ¿Querés verla? — preguntó emocionado

— Si — afirmé sin pensarlo, sacó una fotografía del escritorio, me la tendió

— Tenía tu edad en esa imagen, fue 6 meses antes de que yo me fuera de nuevo, 9 meses después de que yo me fui, naciste vos y ella murió

— Es hermosa — realmente lo era y me di cuenta que tenía un gran parecido a ella

— Sos igual a ella ahora que lo pienso, nunca se me pasó por la cabeza que fuéramos padre e hija — susurró consintiéndome la cabeza

— ¿No entiendo por qué? Míranos los ojos y la altura, iguales — él se rió por el sarcasmo, al saber que él era alto y de ojos azules y yo era chica y ojos cafés, pero sonreí por cómo sonaba, me quedé mirándolo, mi padre era el ser más bueno, bondadoso y transparente que existe, no entiendo por qué se fue del lado de Amelie, de mi madre — ¿Por qué te fuiste y por segunda vez? ¿Por qué te fuiste la primera y la segunda?

— Revelaciones que tuve, era un pendejo que no supe afrontar las cosas, maduré en el momento en que a Pablo y Alana los mataron y tuve que hacerme cargo de su hija, que resultó ser la mía, aunque sí te soy sincero, siempre sentí algo más especial por ti que por los otros chicos — no dejaba de mirar la fotografía, me levanté y le di un beso en la frente

— No importa que haya pasado, ahora estamos vos y yo, hasta el final, somos el hogar del otro, siempre fue así y ahora más que nunca — comenté algo cansada, me fijé la hora y es casi la una de la mañana

— Deberías ir a dormir — demandó dándome un beso en la frente — fue un largo viaje y necesitas descansar, aparte esta revelación sé que es fuerte y necesitas — suspiró — necesitamos pensar y descansar

— Te quiero tanto — admití abrazándolo, hizo lo mismo

— Yo más, el corazón de papá siempre amará más — sentí que mi corazón se ensanchaba un poco más, por tanto amor.