Capítulo 3
Alex
Mi fiesta de cumpleaños ha pasado a una sala de espera de un hospital y no me quejo. De hecho, estoy deseando que esa niña espere un poco hasta que sean las 12 a.m. y así compartir cumpleaños.
¿No sería lindo?
Un paso más hacia la confirmación de que voy a ser el tío favorito.
El padre de Blake se pasea por toda la sala, nervioso, y Kurt hace lo mismo, demostrando que son padre e hijo. Son tan parecidos que, si no fuese porque conocería a Kurt con tan solo verle el cabello, me habría confundido. Hay más de uno en la sala que se les quedan viendo, parpadean y enfocan hasta saber a quién está mirando. Entre esas personas no está Lucy, que se mantiene observando sus manos en su regazo, moviendo las piernas ansiosa. La esposa del Sr. Kenneth, al contrario, es una de las confundidas.
Contrario a lo que estaba sucediendo hace un rato, mientras bromeábamos en casa de Jordan y Kurt, ahora nadie habla. Están demasiado ansiosos por tener noticias. Cam entró con un enfermera al lugar donde tienen a Blake y no ha salido a avisarnos nada. Las enfermeras tampoco lo han hecho, Kurt y Kenneth han ido a preguntar una buena cantidad de veces a la recepción y no tienen noticias.
Solo han pasado dos horas desde que llegamos, el reloj ya ronda las 11:30 p.m. Estoy por lograr mi cometido.
—No quieras parecer tan feliz.
Giro a cabeza hacia Haylie, que se ha levantado del lado de su madre y se ha parado junto a mí.
—¿Por qué lo dices? —Intento esconder mi sonrisa cuando hablo.
—Tienes cara satisfacción. —Mira al frente, también sonriendo—. Blake va a echarte la culpa de todo si no entra en trabajo de parto antes de que pase esta hora.
Arrugo la nariz, recordando las veces que le he dicho que esa niña iba a nacer el mismo día que si tío favorito, o sea, yo.
—Lo decía en broma, no es mi culpa que la niña ya me quiera tanto que quiera compartir mi día de cumpleaños.
Haylie ríe por lo bajo, pero el silencio en la habitación es tan intenso que todos se giran a verla.
Ignorando las miradas de los demás, responde:
—Blake no lo va a ver de esa forma y lo sabes.
Lo sé, y más si en el proceso tiene que sufrir. Ya me la imagino en medio del parto condenando a Cam por embarazarla y a mí por el adelanto de dos semanas.
Pero tengo un as bajo la manga, me refugiaré en la ciencia y en la creencia de mi madre y mi abuela. Las mujeres pueden entrar en trabajo de parto en cualquier momento desde la semana 37, y esa probabilidad es más posible si es la primera vez que se tiene un bebé. Blake es madre primeriza y ya está en la semana 38, no tiene que quejarse conmigo, soy un hombre inocente. No soy Dios, que decide cuándo y cómo nace un niño.
¿Blake entenderá mi defensa?
Ni en un millón de años.
—Va estar adolorida, no creo que me golpee.
Haylie, como yo, no cree en mis palabras. Blake es capaz de levantarse de una cama, convaleciente, para golpearme porque tendrá la certeza de que seré el culpable.
Cam aparece de pronto, no sé de dónde, y todos vamos hacia él como hormigas al dulce.
—¿Entró en trabajo de parto?
—¿Ya nació?
—¿Podemos verla?
—¿Qué tan enojada está?
La lluvia de preguntas que le sueltan a Cam por poco lo agobia, de no ser por la última, que es hecha por mí. Él ríe, mirándome.
—Mucho —suspira—, y nos está echando la culpa de todo.
Ruedo los ojos.
Haylie ríe, una burla hacia mi desgracia, apuesto.
—¿Cómo está ella? —pregunta Lucy, llamando la atención de Cam.
—Tiene 9 mm de dilatación. Me dejaron salir para avisarles y para cambiarme, pronto nos llevaran a la sala de partos. No podré volver a salir hasta la bebé haya nacido.
Kurt palmea su espalda.
—Suerte con la fiera.
Cam ríe antes de dirigirse a nadie en específico.
—¿Alguien llamó a mis padres?
—Ya vienen en camino —avisa Jordan—. Hace media hora salieron en un avión hacia acá.
—Bien —suspira Cam aliviado antes de dirigir una sonrisa al público en general—. Hora de irme, no quiero perderme el nacimiento de mi hija.
Se retira y volvemos a sentarnos. Me acomodo en brazo del sillón en el que está sentada Jordan junto a Jazmine. Es el único espacio libre, no lo hago adrede.
—Y pensar que tú podrías estar en el lugar de Cam ahora.
Jazmine habla con el tono sarcástico que le encanta emplear cuando se dirige a mí. La miro sobre la cabeza de Jordan, sonriendo al tiempo que hago una mueca.
—En un universo alterno, tal vez. —Me inclino, buscando la cara de Jordan—. ¿Y hasta cuando tu hijo va a estar escondiéndose? Necesito saber si será un niño u otra bebita.