Solo tú

17. Elenor

Me dirijo hacia la sala de reuniones con una sonrisa de felicidad en los labios, aunque nadie puede admirarla por la mascarilla, me siento en en la mesa rectangular y desbloqueo mi tableta digital para tener a mano las notas de mi próxima reunión. 

Estoy leyendo mis notas cuando mi secretaria llama a la puerta para hacerme saber que ya han llegado las personas que esperaba. Las saludo con una reverencia y un apretón de manos, y las invito a que se sienten enfrente de mí para comenzar. 

—Si os parece bien empezamos por la parte escrita —propongo acercando mis notas para echarles otro vistazo—. Jun Su Hye, he leído tus cuentos y son extraordinarios. Me gustaría que les echaras un vistazo a estos tres cuentos y me dieras tu opinión profesional, por favor —le digo a la chica rubia de ojos celestes con motas verdes. 

No puedo evitar sorprenderme por su aspecto para nada asiático y mi boca se adelanta sin que pueda parara:

—Disculpa, pero no he podido evitar la sorpresa al ver que no eres coreana. ¿Por qué tienes un nombre coreano? 

—No te preocupes. Soy coreana por nacimiento, sin embargo, mis padres son extranjeros. Ese nombre es un seudónimo —me explica la escritora alargando el brazo para coger las carpetas que le entrego.

Mientras ella les echa un vistazo, me dirijo hacia la otra muchacha, sentada a su lado:

—Bae Ji Su, ¿verdad? Eres ilustradora de esta editorial desde hace cuatro años. Min Suk me ha hablado mucho de ti y he visto tus ilustraciones. Me parecen una obra de arte. Has trabajado desde el principio con Su Hye, así que, estoy segura de que entre las tres podremos llevar estos cuentos a todos los hogares del país —las halago cogiendo otras tres carpetas para entregárselas a la ilustradora—. Tendrás que realizar las ilustraciones después de que nuestra escritora lo haya terminado de reeditar, pero esto es una pequeña muestra. 

La joven abre la primera carpeta y sus ojos rasgados, de un color azul oscuro extraño en ese país, se abren de par en par al ver los dibujos hechos por el grupo. 

—No están nada mal, aunque sí, necesitan algún que otro retoque —asiente la chica alzando la mirada hacia mí. 

—Lo sé, por eso estás aquí. Estos cuentos se van a publicar para una buena causa, por lo que quiero que estén realmente espectaculares —las informo recostando la espalda en el respaldo de la silla. 

—¿Para cuándo quiere la versión final de los cuentos? —me pregunta la escritora guardando las hojas en las carpetas. 

—¿Para cuándo crees que podrás tenerlos? —contraataco cruzando mis piernas. 

—Si solo estamos hablando de uno, digamos que dentro de tres semanas, más o menos. Pero el tiempo es relativo, podría terminarlo antes o más tarde, depende de mi inspiración y estado de ánimo en ese momento. 

—Muy bien. Dentro de tres semanas me presentas el primero y vamos viendo el tiempo para el siguiente. Si quieres puedo hacer que nos reunamos con el grupo y que ellos te den las ideas que tienen, por si te sirven. No quiero que esos cuentos se modifiquen demasiado, solo algunos retoques para publicarlos —le explico para que entienda el concepto de lo que queremos conseguir.

—Me parece bien. Voy a intentar tener uno para dentro de dos semanas, te lo mando y tú decides si quieres que continúe por ese camino o prefieres que lo enfoque desde otra perspectiva. 

—Estupendo. Lo mismo pasaría con las ilustraciones. Ellos querrán estar al pendiente de lo que pasa con sus creaciones, así que,  tendréis una reunión con el grupo. 

—Podría tener algunas ilustraciones en esas dos semanas, no todas, pero sí la mayoría. ¿Nos reunimos las tres juntas el mismo día para ver que todo encaja? —pide la ilustradora haciendo que las dos asintamos para darle la razón. 

—Mándale a ella también las páginas que vayas escribiendo para que pueda hacer las ilustraciones —le digo a la escritora señalando después a la ilustradora—. Pues creo que eso es todo. Si tenéis alguna duda aquí me tenéis. Podéis llamarme cuando queráis. 

—Genial. Será una nueva experiencia hacer tres cuentos cuando la idea no ha sido mía, pero creo que me va a gustar, además de trabajar con vosotras —dice la escritora alabando nuestros oídos con ese cumplido. 

—Estoy segura que cuando todo esto termine, seremos grandes amigas las tres. Encantada de haberos conocido —me levanto para despedirlas con una reverencia. 

Cuando las dos se marchan, recojo todos mis bártulos y me dirijo a mi despacho para continuar con otros proyectos y con la agencia de publicidad. 

***

Estoy hablando por teléfono con el de la agencia de publicidad cuando mi móvil vibra encima del escritorio y veo que es de mi prima. Me disculpo con el hombre y cuelgo para contestar la llamada. Es raro que me llame a esas horas y sé que eso no es bueno. 

—¿Qué ocurre? —le pregunto al descolgar con los nervios a flor de piel. 

—Prima, el estado de salud de tu madre ha empeorado con el último tratamiento. Está preguntando por ti —me responde sorbiendo la nariz por haber estado llorando. 

—¿Puede ponerse para hablar con ella? 

—No puede hablar. Esta vez no deja de vomitar y no come nada. Le han puesto una vía para que no se deshidrate ni acabe desnutrida. Deberías venir a verla. 



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

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