TaeJoon se ha quedado todo el día conmigo en el piso. Sé que quiere estar conmigo todo el tiempo que tenga libre antes de que les den las fechas para los próximos conciertos, y no me quejo por ello, pero tampoco pierde la oportunidad para intentar convencerme de que regrese a la casa con él.
Lo esquivo como puedo y de la manera más tierna para que no se enfade por mi negativa constante.
Salgo del baño después de darme una ducha y lo escucho desde la habitación que está hablando. Me asomo por el hueco de la puerta y veo que está con el móvil en la oreja. “Qué susto. Por un momento he pensado que estaba en una conversación consigo mismo”, me digo con una sonrisita en los labios.
Me visto, me maquillo un poco, me peino y me calzo con unos tacones mientras me acerco al sofá para sentarme a su lado.
—¿Has reservado? —Le pregunto abrochando el cierre de los zapatos.
—Por supuesto. Nos pondrán en un privado. ¿Estás lista? —Me mira de arriba abajo y se muerde el labio inferior con seducción—. Estás preciosa.
—Gracias. Cojo el bolso y nos vamos.
Estoy a punto de levantarme cuando él me agarra de la mano, me sienta en su regazo y me deja un beso en los labios.
Le dedico una sonrisa, me alejo hasta la habitación para coger el bolso y meto el móvil en su interior para dirigirme hacia el salón de nuevo. Agarro las llaves de la puerta y bajamos ataviados con las mascarillas.
Entramos en el restaurante que está, literalmente, a la vuelta de la esquina, y TaeJoon le dice al hombre del mostrador el nombre de la reserva:
—Jon Seagull, tenemos una mesa privada.
—Sí, señor, aquí está. Síganme, por favor.
El hombre nos guia hacia la sala del reservado, nos deja la carta del menú y se marcha con una reverencia hasta que llega el camarero para tomarnos nota.
—¿Has comido aquí alguna vez? —Quiere saber mi chico ojeando el menú.
—Lo cierto es que no. Nunca me he detenido a tomar algo.
—Pues vamos a averiguar si la comida está buena o no.
***
Devoramos los platos juntos y, por suerte, la comida está exquisita.
TaeJoon se empeña en pagar toda la cuenta él y salimos del local con las manos entrelazadas. Caminamos con tranquilidad hacia mi edificio, saludamos al conserje y subimos hasta mi piso.
Ya es tarde y él tiene que madrugar al día siguiente, por lo que se despide de mí en el salón y se marcha, un poco reticente.
Me quito los tacones, los dejo en mi habitación y, estoy desabrochando la cremallera de mi vestido cuando siento que alguien me rodea con sus brazos con fuerza.
Mi corazón comienza a latir con rapidez, ya que sé que no puede ser mi novio, y los nervios se apoderan de mí.
El intruso se inclina hacia mi oído y me susurra:
—Esta vez no podrás escaparte.
—¿Jeremy? —murmuro con la voz temblando de miedo.
Mis ojos no se quedan quietos en ningún punto de la habitación, buscando alguna salida de aquella situación, y solo se me ocurre clavar el talón en los dedos del pie de él.
Disminuye el agarre de sus brazos y le doy un codazo en el estómago para que me suelte del todo. Le dejo otro codazo en la nariz cuando está a punto de abalanzarse sobre mí y corro hacia la puerta del piso. La abro y bajo las escaleras de dos en dos hasta llegar al portal.
El conserje me abre la puerta acristalada con una mirada desconcertada y confusa, y salgo del edificio. Miro a mi alrededor, buscando a mi chico, y lo veo que está a punto de subir a su coche, a pocos metros de donde yo estoy.
En ese momento no me importa estar descalza y corro hacia él dejando salir las lágrimas que se han agolpado en mis ojos.
—¡TaeJoon! —grito histérica y sollozando.
Él gira la cabeza para mirarme y me abraza cuando llego a su altura. Me acaricia el pelo con suavidad y me pregunta preocupado:
—¿Qué ocurre?
—Está en el piso —las palabras salen trabadas de mi boca y no comprende lo que quiero decir.
Me aleja unos centímetros para poder mirarme a los ojos, enmarca mi rostro y ve mis lágrimas.
—Tranquilízate. No he entendido nada —me dice con su voz profunda y tierna.
Trago saliva con dificultad, respiro hondo y contesto:
—Jeremy está en el piso.
Sus ojos se abren de par en par, reflejando el mismo miedo que yo. Saca su móvil del bolsillo, me agarra de la mano y me lleva hacia el edificio mientras llama a la policía.
Le dice al conserje que lo siga y subimos hasta mi apartamento. La puerta sigue abierta y los tres entramos con precaución.
Miramos en la habitación y Jeremy continúa tumbado en la cama, aovillado por el dolor de nariz tras mi codazo. Está sangrando y llorando.
—Señor JeonJung, ¿sería tan amable de llevar a este hombre al portal y retenerlo hasta que llegue la policía? —Inquiere TaeJoon al conserje cuando lo agarro con tanta fuerza que no dejo que se acerque al baboso.