Entramos en el local que los productores del programa alquilaron unos días atrás para grabar un episodio de cocina y mi mente me recuerda el encuentro con aquella chica que también estaba dispuesta a alquilarlo hasta que el dueño aumentó el precio por nuestra culpa.
Nos están peinando cuando veo que entra SuHye. Nos saluda a todos apreciando el trabajo de las peluqueras y estilistas y se sienta al lado del director. Se acerca al hombre con la mascarilla tapando su boca y le comenta algo que hace que el director mire a su alrededor como buscando algo.
Inconscientemente, me acerco a la mesa de bebidas dispuesta detrás de los monitores donde están sentados la chica y el director, cojo una botella de agua y abro los oídos para poder escuchar lo que dicen.
—Creo que la idea de HoYung no era mala. Sería un nuevo reto para ellos y una buena ayuda para ella —le comenta la chica intentando convencerlo para que invite a la chef a un episodio.
—Ya lo sé, pero no soy yo el último que decide. Su jefe no me ha dado el permiso.
—¿Por qué?
—No quiere que ninguno más tenga pareja. Ya son seis con relaciones sentimentales, tiene miedo de lo que pueda pasar si el último llega a enamorarse de esa chef. No sabe cómo podrá ocultarlo por más tiempo —contesta el director con pesar. No parece estar muy de acuerdo con la decisión ni la excusa de nuestro jefe y, para qué engañarnos, yo tampoco.
Dejo la botella de agua en la mesa, regreso con mis compañeros y me llevo a NamYoon a un lado para hablar con él a solas.
—¿Qué ocurre? —quiere saber mi compañero temiendo lo peor.
—Ya sé por qué no le han dado el visto bueno a mi idea de invitar a la chef —me mira con expectación y continúo—: El jefe no quiere que el último integrante tenga novia. ¿Tanto se me notó la intención?
—Un poco sí, pero esa no es ninguna excusa para no aprobar tu idea. Hablaré con él y lo conseguiremos, no te preocupes. Vamos a grabar.
Me deja una palmada en el hombro para que me concentre en el trabajo que tenemos por delante y me guia hasta los demás para empezar con la grabación.
***
Durante los descansos de la grabación me he fijado en que NamYoon ha estado mandando y recibiendo llamadas y mensajes. Supongo que con su novia, pero su última llamada no ha debido de ser ella, ya que su rostro estaba enfadado y molesto.
Nos montamos en la furgoneta que debería llevarnos hasta la urbanización, sin embargo, ésta se desvía hacia la agencia. Entramos en el garaje subterráneo, el líder nos hace una señal con la mano para que lo sigamos y subimos hasta el despacho de nuestro jefe.
El hombre nos estaba esperando y nos invita a sentarnos en las sillas y sofás dispuestos en la estancia.
La mirada de mis compañeros pasan de nuestro jefe hasta nuestro líder y yo puedo hacerme una idea de lo que hablaremos. Respiro hondo bajando la mascarilla y me acomodo en la silla para poder responder todo lo que sea necesario para que la chef salga en nuestro programa.
—Es una excusa muy mala la que le has dado al director del programa. Deberías reconsiderarla. No es una mala idea —apunta nuestro líder con seguridad.
—Chicos, ¿tenéis idea de todas las gestiones que tengo que hacer para que vuestras relaciones no salgan a la luz? —pregunta nuestro jefe con los brazos cruzados a la altura del pecho.
—Sabemos cómo escondernos para que eso no pase. No has tenido mucho trabajo al respecto desde que Elenor salió del hospital. Creo que nos merecemos tener una vida normal dentro de toda esta locura de fama —contesta NamYoon sin cambiar su voz de seguridad.
El jefe resopla con fastidio, me mira con fijeza y me inquiere:
—Si acepto, ¿te mantendrás lejos de ella? Delante de las cámaras te quiero en la otra punta del estudio si es necesario.
—De acuerdo, aunque no pasará lo mismo cuando las cámaras dejen de grabar —respondo con una leve sonrisa de victoria.
El hombre suspira con cansancio, se incorpora en la silla para apretar el botón de su secretaria y le pide que intente contactar con la chef.
—Gracias —le agradece nuestro líder con una reverencia y yo lo imito.
Una gran sonrisa se dibuja en mis labios, alzo la mascarilla cuando la furgoneta está a punto de salir del garaje y no puedo dejar de abrazar a mi compañero.
—Eres el mejor líder —le halago sin poder despegarme de él.
—Más te vale pedirle el número de teléfono esta vez o te mataré —me dice intentando parecer enfadado.