Solo un poco enfermizo ❃ Hyunin

♡ :  CAPÍTULO X — LA PROPUESTA

Se sintió como si la cena duró por siempre. Hyunjin estaba medio tentado a irse temprano, pero no quería que pareciera como que huía de Jeongin, que era como iba a ser interpretado por su primo y Félix. Por no hablar de que despertaría las sospechas de Kai.

Ya era bastante malo que Kai estuviera desconcertado por la presencia de Jeongin y no parara de hablar de él; Kai era un poco intenso respecto a Jeongin. Habría sido gracioso si no fuera Jeongin.

Jeongin.

Hyunjin miró al otro extremo de la mesa. Jeongin estaba mirando su plato con una expresión profundamente contemplativa en su rostro. ¿Qué estaba haciendo? Al darse cuenta de que lo estaba mirando fijo, Hyunjin se obligó a alejar la mirada. Encontró a Chan estudiándolo con atención, un pequeño ceño entre sus cejas. Félix le susurró algo al oído y el ceño fruncido de Chan desapareció. Él sonrió irónicamente a su novio y negó con la cabeza, tocando el cuello del Félix con sus dedos y éste le sonrió.

Hyunjin apartó la mirada. A veces ver a Chan y a su novio era más que un poco incómodo. Estaba feliz por su primo, de hecho, él era quien le había dicho a Chan que fuera tras Félix y sin embargo…

La mirada de Hyunjin cayó sobre otra pareja, sentada frente a él; un hombre con cara enfurruñada, de pelo oscuro y un chico rubio asombrosamente guapo. No los conocía demasiado bien, sólo sus nombres: Minho y Jisung.

—No seas tan aguafiestas. —Jisung le dijo al otro hombre, rodando sus ojos— No te haría daño usar una sonrisa de vez en cuando. —sonrió ampliamente a su compañero de rostro severo— ¿Ves? No es tan difícil.

Minho le dio al rubio una mirada poco impresionada, pero la forma en que sus oscuros ojos se quedaron en la cara sonriente de Jisung lo traicionaba. La pareja parecía extraña y sin nada en común, pero al mismo tiempo, perfectos el uno para el otro. Simplemente correcto.

Ésta vez se encontró con Jeongin mirándolo. Contra su voluntad, los ojos de Hyunjin se sintieron atraídos a Jeongin de nuevo, éste le dirigió una mirada significativa e inclinó la cabeza hacia la puerta. Apretando los labios, Hyunjin negó con la cabeza. Él ya había dicho todo lo que había que decir. No había nada más que hablar. Y si Hyunjin era completamente honesto, no confiaba en sí mismo para estar a solas con Jeongin y seguir diciendo no. Su resolución no existía cuando Jeongin lo miraba con sus grandes ojos verdes y susurraba su nombre.

Hyunjin había pensado –deseado— que la entrada de Kai en su vida lo hubiera cambiado, pero se había equivocado. En el momento en que había visto a Jeongin en la cocina, el primer impulso de Hyunjin había sido empujar a Kai lejos, como si hubiera sido atrapado haciendo trampa, lo que era ridículo. Jeongin no era nada para él, nunca lo había sido y nunca lo sería. Hyunjin tenía un novio ahora, y el nombre de su novio no era Jeongin. El nombre de su novio era Kai.

Hyunjin miró al joven que estaba sentado junto a él. Kai sonrió. Hyunjin logró una sonrisa en respuesta. Cuando había conocido a Kai hace dos meses, suponía que sería solo una aventura de una noche, una de muchas. Hyunjin hizo una mueca ante el pensamiento. En ese momento, él había estado dispuesto a follarse a cada chico guapo que viniera a él. Había querido demostrarse a sí mismo que aún podía hacerlo. Había querido demostrarse a sí mismo que podía seguir adelante. Había querido probarse que él no era el hombre de ojos apagados que veía en el espejo.

Pero una noche se había convertido en dos, luego tres, luego una semana, y así sucesivamente, y Hyunjin descubrió que le gustaba Kai. Era guapo, pero también era agradable y con los pies en la tierra. Comparado con el temperamento y la actitud exigente de Jeongin, Kai era un santo. Era amable y sin complicaciones. Kai era todo lo que Jeongin no era. Kai era todo lo que Hyunjin quería en un novio. Y Kai lo quería a él.

—¿…Hyunjin? ¡¿Hyunjin?!

Hyunjin se estremeció. Cierto. Kai.

—¿Qué?

Los ojos grises de Kai estaban llenos de confusión.

—¿Qué pasa contigo? No estabas escuchando.

—Yo estaba… —dijo Hyunjin— Yo…

Jeongin ya no estaba más en su asiento. Estaba junto a la puerta que conducía a los dormitorios. Captó la mirada de Hyunjin antes de desaparecer de la vista. Hyunjin vaciló, dividido entre el sentido común y el deseo de ir tras él. Maldita sea. Era una batalla perdida. Él murmuró una excusa y siguió a Jeongin fuera de la habitación, sintiendo la desaprobadora mirada de Chan a su espalda.

Jeongin le estaba esperando en una de las habitaciones de invitados, sus brazos cruzados sobre el pecho. Había una extraña expresión en su rostro: una mezcla de determinación y algo más.

—Dijiste que no tenías un lugar en mi vida porque yo no puedo darte lo que deseas. —dijo Jeongin sin preámbulos— ¿Y qué si puedo?

—¿Qué?

Jeongin levantó la barbilla.

—¿Qué si puedo? ¿Qué pasa si… ¿Qué pasa si te dejo besarme en donde sea que quieras?

Hyunjin lo miró fijamente.

—No puedes estar hablando en serio. Yo no necesito tu lástima.

—No tiene nada que ver con la lástima. Yo creo que es bastante justo: te doy algo que quieres, y me das algo que quiero.

Hyunjin se rio entre dientes, sacudiendo la cabeza.

—Mierda, en realidad hablas en serio. —él se pasó una mano por el pelo— No puedo jodidamente creerte.

—¿Por qué? —la voz de Jeongin era tranquila y racional, como si Hyunjin fuera el que estuviera diciendo cosas ridículas— Solo piensa en ello y tiene todo el sentido. —su expresión se suavizó— Sabes lo mucho que significas para mí. No me daría asco si me besas a veces. Si significa que puedo mantenerte, lo haré felizmente.

—Eso es… eso es jodidamente una locura.

Jeongin se veía tan terco como siempre.

—No lo es. Me gusta cuando me tocas. No me daría asco.

Hyunjin soltó una carcajada dura.



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En el texto hay: hyunjin, jeongin, hyunin

Editado: 03.06.2023

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