Hace tres semanas desde que nos conocimos, dos semanas desde que te sonreí y una desde que me dijiste que "me amabas".
-Cariño.
-¿Si?
-Alessandro y su novia vendrán a cenar, ¿te parece bien?
En aquel instante, el corazó empezó a latirme apresurado.
Intenté calmarlo, pero no pude.
-Sí.
Y ya sabía por qué latía tan rápido.
Tenía ganas de verte.