Balones y escobas.

Las semanas han transcurrido, no he cruzado palabra alguna con James a pesar de que el ha intentado acercarse para hablar, estoy molesta ¿Por qué usa lo que siento para burlarse? Es un tonto. Pero bueno, hoy no es momento para alterarse ni mucho menos para pensar en cosas que no tienen sentido. Mis ojos se mantenían cerrados, necesito concentrarme al ciento por ciento. Hoy es el primer juego oficial de la temporada,  nuestro primer encuentro contra Ravenclaw, espero sea un buen juego. Se que podemos ganar.

• Hey pensadora, andando.-Abrí mis ojos ante la presencia de mi hermano.-
• Ya voy capitán.

Respire profundo antes de reunirme con el resto de mis compañeros, ya listos para dar un gran juego y un gran espectáculo como solíamos hacerlo siempre. Salimos al campo, todas las casas estaban ya en sus respectivos equipos, nuestra casa animándonos desde las gradas. Todos nos montamos a nuestras escobas ya dispuestos a darlo todo por la victoria.

El partido inicio con nosotros teniendo una pequeña ventaja, Norman no tardo en anotar los primeros diez puntos para nuestra casa tan solo a los primeros cinco minutos de iniciado el juego. Poco a poco las cosas comenzaban a volverse un poco mas intensas, me sorprende todas las mejoras que ha tenido Ravenclaw, en comparación con años anteriores que siempre han quedado en ultimo lugar, pero ahora se ven mas decididos y agresivos, un juego mas prolijo y limpio. No podrán contra mi. El capitán de Ravenclaw intento en mas de una ocasión anotar, pero no les sirve de nada ser buenos atrapadores y golpeadores estando yo de guardiana. Mis ojos buscaron a James quien se encontraba en las alturas atento a la snitch dorada.

• ¡Amanda, cuidado! –Aquel grito me desconcertó, la voz de mi hermano mayor fue lo ultimo que escuche antes de sentir el golpe de una de las bludger locas directo a mi cara. Mi vista se volvió borrosa viendo a Patrick Morgan con una risa en el rostro luego de lo que acababa de hacer, maldita cucaracha. Perdí el conocimiento cayendo de mi escoba. Solo sentí el duro golpe de mi cuerpo contra el césped.

Mis ojos se abrieron, el dolor en mi rostro permanecía estoy segura que me rompió la nariz.       Ese maldito. La vista me molestaba y el dolor de cabeza era molesto, como si me estuviera picoteando la frente un ave. Observe a mi alrededor, las frías paredes de la enfermería fueron suficientes para que mis ánimos cayeran, es la primera vez que me encuentro en este lugar, al menos como paciente. Madam Pomfrey se paseaba de un lugar a otro atendiendo a los demás alumnos.