—¿Qué te trae por aquí, Callen? — interrogó la profunda y serena voz del doctor Neilan.
Callen, quién se encontraba recostado cómodamente sobre el diván con sus ojos cerrados, pensó en Lain.
—La insistencia de un amigo.
—Oh, un gran amigo podríamos decir entonces.
—De no serlo no estaría aquí.
—¿Qué hay de ti?
—Veo sumamente innecesario el hecho de contarle mis problemas a un extraño.
—Entonces, supongo que nunca has visto a uno con anterioridad.
—Correcto.
—¿Cuál es el problema desde tu punto de vista?
—El problema es que no sabía que tenía uno hasta comenzaron a mencionarlo.
—Todos tienen una perspectiva diferente sobre cuál es el problema y quién o cuál es la solución. Pero este caso cambiaremos la pregunta. Según la perspectiva de tu amigo, ¿cuál cree él que es el problema?
Callen soltó un suspiro.
—Bien, soy agente policial y recientemente ha habido una ola de asesinatos que me hizo revivir el asesinato de mi madre debido a que el modus operandi es similar, podríamos decir que es exacto, según los reportes.
—¿Según los reportes?
—Según ellos, fui yo quien llamó a la policía para reportar el asesinato de mi madre, pero no lo recuerdo con claridad.
—¿No puedes recordarlo o no quieres, Callen?
—Supongo que no puedo porque no quiero hacerlo. No me emociona la idea de recordar al asesino de mi padre y la lamentable infancia que probablemente he tenido.
—¿Qué es lo poco que recuerdas de ese día?
Callen inhaló aire para seguidamente exhalarlo.
—Recuerdo haberme refugiado debajo de mi litera y estar completamente aterrado. También recuerdo haber tomado un teléfono, más no lo que hice luego.
—¿Siempre has tenido estos escasos recuerdos?
—Los he descubierto años después— Callen realizó una breve pausa para posteriormente continuar—Mis padres adoptivos sabían que tarde o temprano iba a descubrir lo que había ocurrido, por lo que cuando fui lo suficiente mayor como para saberlo, ellos se encargaron de contármelo y fue allí cuando los recuerdos como ese comenzaron a surgir.
—¿Hay otros recuerdo que tengas de tu infancia?
Callen apoyó su mano sobre la muñeca que se encontraba la cicatriz con la quemadura.
—Cuando comencé a trabajar en la estación, no tardaron en reconocerme. Fueron ellos quienes se encargaron del caso y el archivo del caso se encontraba resguardado allí. Pedí verlo, solo por curiosidad y leí que Millana solía golpearme, fue entonces cuando recordé como me había hecho la cicatriz que llevó conmigo hasta el día de hoy.
—¿Qué sientes cuando observas la cicatriz?
Callen tragó saliva y su respiración se volvió pesada.
—Rencor y a la vez me hace preguntarme que hice para que me odiaran tanto.
—¿Has encontrado una respuesta para esa pregunta?
—Aún no la he hallado.
—Pero tienes una suposición, ¿verdad?
—Tal vez arruine sus vidas, no lo sé.
—¿Te culpas a ti mismo por ello?
—No me puedo culpar por algo que estaba fuera de mi control.
—Es bueno que lo sepas. Nunca debemos responsabilizarnos por las acciones o decisiones ajenas.
—Sin embargo sus acciones pasadas continúan persiguiéndome. No hubiera recordado nada si no fuera porque mis compañeros pasados cubrieron el caso. Mis padres adoptivos hicieron lo posible para evitar que leyera los periódicos o mirara los noticieros, aunque nunca me ocultaron nada, creían que necesitaba tiempo. Esa vez que se sinceraron conmigo, no quise saber nada de mi vida pasada o de aquel día. Finalmente, tenía unos buenos padres y eso era más que suficiente.
—¿Quieres hablarme sobre ellos?
—Recuerdo el primer día que los vi en el refugio. Tuve una extraña sensación que no había sentido antes, una calidez parental, supongo que sintieron algo similar porque al día siguiente vinieron por mí— una sonrisa se formó en el rostro de Callen—Para entonces no tenía ningún recuerdo anterior al refugio y ellos se encargaron de afrontarlo de la manera más cálida que pudieron. Aún parece difícil de creer que sabiendo lo que había ocurrido hayan querido adoptarme de todos modos.
—Eso es claramente amor— el doctor Neilan con su cuaderno entre manos garabateaba al son de las palabras de Callen—¿Tienes hermanos?
—Me hubiera gustado tenerlos, pero mi madre no era capaz de tenerlos. Luego de haber sido diagnosticada con infertilidad, decidió migrar aquí y más adelante conoció a mi padre. Dijo que algo la seguía atrayendo a este país, que no sabía exactamente lo que era, pero que lo descubrió en cuanto me vio.
—¿Has tenido una vida feliz junto a ellos?
—No puedo decir lo contrario. Han sido los mejores padres, aún lo son.
—¿Cómo es tu relación actual con ellos?
—Nos hemos distanciado un poco. No le agradaba la idea de que trabajara como agente policial porque temían que sintiera curiosidad por lo que había sucedido y estaban en lo cierto.
—¿Te has sentido culpable por haber tomado esa decisión?
—Eso si ha sido por completo mi responsabilidad, por lo que si, me hace sentir culpable y más aún este último tiempo.
—Y aun así, no ha sido de ayuda para recordar con exactitud su niñez o incluso aquel día. Inclusive hasta el día de hoy se debate en que si realmente quiere recordarlo o no y eso es lo que impide que sus recuerdos regresen. ¿Qué es lo que desea, Callen?
—Deseo poder dejar de vivir atado a un pasado que no recuerdo y que no va a aportarme más que memorias y sentimientos innecesarios.
—¿Teme recordarlos?
—Si.
—¿Por miedo a descubrir algo que resulte ser aún más doloroso que su convivencia con ellos?
—No lo sé.
—¿A qué le lleva pensar eso? ¿Qué le hace pensar que hay algo más complejo que eso?
—El simple hecho de no tener recuerdos, eso debe significar algo.
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Editado: 21.08.2022