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La semana pasó rápido, en el trabajo fui a visitar a varios clientes, siempre buscando ventas, ese era mi trabajo. Y Jake… bueno manteníamos conversando seguido.
Sin embargo, las semanas siguientes lo sentí muy distante. Tanto que ni siquiera contestaba mis mensajes al teléfono y eso… por alguna razón que no entiendo, me preocupaba.
—¿Por qué no lo visitas? — Me sugirió Caroline.
—¿Visitarlo? No sé… digo… ¿es invasivo no? — Le contesté.
—Son amigos. Eso no importa. —Terminó de decir.
Su sugerencia quedó resonando en mi cabeza así que decidí pasar a visitarlo después del trabajo, a eso de las 7 de la noche, me encontraba en la puerta de su departamento.
Toqué a la puerta y me abrió Michelle.
—Oh, ¡¡Elizabeth…!! Pasa, pasa. — Me dijo contenta apenas me vio.
—Michelle… Yo… no se si soy inoportuna, pero buscaba a Jake…— Dije un poco nerviosa.
—Lizz… él está un poco enfermo, lleva así varios días.
—¿Enfermo? Pero ¿Por qué? ¡No lo sabía!
—No lo sé… pero no me hace caso de ir al médico. — entonces se me acercó al oído — La verdad creo que le dan miedo los hospitales — Me susurró riendo, yo le correspondí —Ven, está en el cuarto.
Pase derecho a su cuarto. Estaba entre las sábanas durmiendo. Le veía bastante colorado.
—Se que es solo una gripe, pero tú sabes… uno se preocupa con cualquier cosa… — Murmulló Michelle.
—Claro que sí, lo entiendo. — Musité.
Me quité el abrigo y la bufanda y me senté a su lado. Estaba durmiendo. Se veía bastante colorado. Toqué su frente. Estaba muy caliente.
Hizo gran esfuerzo por abrir los ojos.
—Eli..— Empezó a decir.
—Jake, no te esfuerces, debes descansar — Le dije mientras lo arropaba aun más de lo que ya estaba arropado.
Tenía el ceño fruncido. Yo por mi parte no entendía mis emociones, me sentía muy agobiada por su estado, casi me dolía verlo así.
El resto de la noche me quedé a su lado, le puse compresas frías y vimos una película en compañía de su hermana.
—Ay Jake, ¡¡eso te pasa por andar callejeando a las 4 de la mañana en pleno invierno como si fueras un adolescente!! — Dijo Michelle.
Entonces recordé que todo fue por mi culpa, mi bobada de ir a la playa. Y Ahora gracias a que él se desabrigo para mi ahora está enfermo.
Todo esto es mi culpa.
—Cállate fastidiosa — Dijo Jacob tan suave que sonó a todo menos a ofensa para Michelle.
Agarré su mano, se sentía muy débil.
—¿Por qué no me dijiste que estabas tan mal? —Le pregunté suavemente.
—No quería preocuparte y menos que te sintieras culpable… aquel plan tan descabellado fue idea mía así que yo debía hacerme responsable. — Me contestó.
Michelle nos miraba de reojo.
—Jake… a veces puedes ser tan extremista — Le contesté y seguido Solté una pequeña risita.
En medio de su cara de dolor pude ver como sonreía.
Toqué su frente, ya no estaba tan caliente y me alegré por ello.
—Bueno, tal parece que aquel dicho es cierto; “Hierba mala nunca muere" — le dije en tono jocoso — Parece que pronto estarás bien.
—Jaj ja — Reía con dificultad — Ya me vengaré de ti, lo verás. — Me dijo achinando los ojos.
Lo abracé fuerte y me quedé a su lado esa noche solo para percatarme de que amanecería bien.
Se acercaban las fiestas, pero el trabajo en Cartiers & Couls jamás terminaba, total ese era el mundo de negocios y entre más se acercaban las fiestas, más loco se volvía el mundo entero por… ¿vender?
En mi línea de negocios las cosas iban bien, después de Russell conseguí cuatro proyectos más, que parecían tan prometedores como ese. Sin embargo, últimamente sentía un ambiente muy raro en la oficina.
Bastaba con entrar en el edificio y ya empezaba a escuchar gente murmurando por los pasillos. Pero si me acercaba a alguien simplemente bajaban la mirada e inventaban cualquier pretexto para eludirme y escapar.
Claramente yo no sabía que era lo que pasaba, y, además, poco me importaba lo que la gente pensara de mí. Ya había vivido eso miles de veces.
Esa tarde quedé de almorzar con una vieja amiga de la firma, entré con ella, cuando éramos casi unas niñas, muy jóvenes y sin experiencia, ahora luego de varios años y de haber viajado a otro país, por fin se está estrenando como gerente.
—Lizzie! Vamos — Me dijo al entrar a mi oficina. Era una mujer bajita, de cabello negro oscuro y liso. Ojos pequeños color café claro, casi amarillos y morena.
Tomé mis cosas y salimos del edificio.
—Lina, de verdad, muchas felicidades por tu ascenso. — Empecé a decir.
—Oh, gracias, pero esto hay que celebrarlo en grande. Tenemos que ir de fiesta y rumbear. — Me contestó.
Ya empezó… Claro que no era novedad, no había mujer más fiestera y alocada que yo hubiera conocido antes.
—Umm Claro, podría ser, algún día de estos — Musité.
—Vamos no seas aburrida, siempre eludes mis invitaciones, no sé cómo prefieres quedarte en casa viendo tv, en serio. — Dijo ya molesta y tenía toda la razón. Yo no hacía más que negarme a los eventos sociales… Pero es que… nadie entendía, que me fatigaban tanto.
—Oye no digas eso, lo dije en serio, vamos a celebrar tu promoción en grande, ¿qué te parece? — Traté de decir de manera más efusiva. Pero no sé si me habré escuchado de ese modo.
—Sii que emoción, y por pareja no te preocupes, sé que nunca tienes a nadie así que yo te busco a alguien. — Dijo ya entusiasmada. Pero su comentario me molestó un poco. No sé porque siempre se me veía incompleta si no había un hombre a mi lado…
—Mmm respecto a eso… Tal vez lleve a alguien… — Dije finalmente en aras de levantar mi orgullo.
—¿En serio Liz?? OMG eso es algo que pensé que jamás en la vida escucharía. ¿A quién llevarás? ¿Es lindo? ¿Cómo paso? ¡Tienes mucho que contarme! Ayyy por fin, ¡¡tienes pareja!!— Decía tan emocionada.
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Editado: 16.02.2024