Soñadora de imposibles

ALGUIEN SECUESTRÓ MI MEMORIA

Marzo 


“Dedicas tantos insomnios a quien no va venir, que cuando llegue alguien que los merezca, te vas a quedar dormido.” 


De verdad que me quede dormida. Despierto con todas las incógnitas posibles, sin saber qué paso y con un dolor de cabeza insoportable. No recuerdo qué ocurrió y cuál es la razón de que me halle en la habitación de un hospital.  

Tanto color blanco me marea, por un instante pienso que debo estar muerta pero lejos de aterrarme me tranquilizo. Aunque también es un alivio cuando escucho la voz de mi mamá, veo una enfermera dirigirse a mí y descubro que sigo habitando en el mundo de los vivos.


Enfoco la vista en mi mamá, quien tiene la mirada llena de alivio una vez que comprueba que he despertado. Entonces me explica que iba camino a ver a “no sé quién” para realizar una entrevista, cuando una bicicleta se cruzó en mi camino y para evadirla me fui a dar tremendo golpe en la cabeza, lo que explica porque terminé inconsciente durante tres días. 


Es como si me contaran la escena de una película que nunca vi, porque por más que trato, no me acuerdo. Es más, ni siquiera recuerdo los días anteriores a ese que me narraron y cuando atrapo un recuerdo que apenas y se dibuja en mi mente, resulta que es uno desde hace poco más de dos meses.  


Según el último recuerdo en mi cabeza, hoy es 25 de diciembre y estoy a punto de irme a la cena de navidad con mis padres cuando todo se vuelve blanco. Nada. Enero y Febrero están extraviados, se han borrado por completo. 


El doctor me explica que puedo volver a recordar todo en cualquier momento o que eso no pasará nunca. La idea de jamás saber que hice durante esos 74 días me asusta, me estresa, me deprime.  


Si tenía planes, alguien va tener que tener que recordármelos, si conocí gente en ese lapso de tiempo va tener que ser muy paciente conmigo mientras le explico porque no me acuerdo de él o ella, si paso algo trascendente voy a sentirme ridícula por no saberlo y tener que averiguarlo. 


Estoy hecha un ovillo con tales problemas cuando él entra a la habitación. 


Julio. 


En ese momento pienso que me hubiera caído bien perder la memoria dos o tres años atrás cuando fui muy feliz o cuando ni siquiera lo conocía. Pero recordaba todo. Nuestra relación, el cariño fugaz que aún le tengo, el momento en que nos vimos por vez primera, el día que terminamos y el día que me enteré que ya salía con alguien más. Esa fecha desde luego me gustaría borrarla. Pero no, está aquí tan lúcida como él, parado frente a mí tan real, como el dolor que siento en el pecho.


-¿Qué haces aquí? 


-Vine porque me entere de tu accidente. 


-Estoy bien. Sigo Viva. Ya puedes irte.- me porto cortante porque con él ya no sé ser de otra manera.


-No seas grosera, yo solo…- odio esas pausas porque provocan que se me vaya el aire, la respiración, la vida ahí mismo. Demasiadas son las veces que he imaginado una muestra de amor escondido entre lo que somos ahora y lo que fuimos, una súplica de perdón, las ganas de volver a estar juntos y tirar al olvido todo lo que provocó nuestra ruptura. 


-…yo solo vine a verte porque aún me preocupas- continua al fin.

Enésima vez que me decepciono. Pongo los ojos en blanco, estoy a un segundo de explotar pero me controlo. Él nunca sabe que hacer cuando me descontrolo y no estoy para averiguar qué pasaría ahora.

-Julio, estoy bien. De verdad, ya puedes irte. 

-No hagas eso, siempre lo haces. 

-¿Hacer qué?

-Correrme cada vez que no tienes nada que decirme. 

-Lo irónico es que sí, sí tengo mucho que decirte…- espero a que brote su curiosidad, pero nada, al diablo la calma, enfurezco,.-…me dueles Julio, odio que me arrebataras las ganas de quererte sin más… 


Son muchas más las cosas que quiero exponer pero se me va la voz. Hay una pausa larga, solo se escucha mi acelerada respiración y el ruido del ajetreo común en un hospital. 


-Voy a casarme, quería ser yo quien te lo dijera. ¿Algo más que reclamar?- me lo anuncia tan rápido que parece que acaba de recitar un trabalenguas. Pero cada palabra se queda consiente en mis oídos. Y se repiten de una manera cruel y monótona.

 

Se rompen todos mis paradigmas. Pausa, creo que más larga que la anterior. Como balde de agua fría. 



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En el texto hay: fantasia, poesia, amor

Editado: 15.08.2019

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