Sonríe: Una Vez más

Entendiendo a Liliana

Angie creía que después de los primeros parciales el resto del semestre se le haría pesado, sobre todo teniendo en cuenta que durante las primeras evaluaciones, no había sido una etapa digna de recordar como su favorita. Edwin había dejado claro que no la consideraba una alumna ejemplar, pero gracias al esfuerzo que puso la chica, al profesor Soria no le quedó de otra, más que aprobarla con excelentes calificaciones.

Angie y Tomás estaban saliendo de su último examen final. Con este la chica podía por fin decirle adiós a esa escuela que le trajo tan malos momentos. Si bien, era cierto que después de los primeros parciales las críticas se habían reducido hasta un punto en el que se habían vuelto tolerables, también estaba el hecho de que no se veía capaz de socializar con nadie que no fuera Tom.

Haciendo esfuerzos sobrehumanos, Nicholas había logrado convencer a los dueños de que se implementaran pláticas entre los alumnos para prevenir el bullying con especialistas en el tema, y así hacer ver a los alumnos el daño que podían causar en la autoestima de la víctima.

Para Angie era un gran paso, aunque no corregía el daño que le habían causado. Sí evitaría que, alguien más pasara por lo mismo. Al parecer estaba dando resultados, si eran los esperados, o no, solo se podría saber en un futuro. Como ese día era el último en que Angie estaría en esa escuela, estaban esperando a que saliera Liliana y Nick, Aracely la amiga de Lily los alcanzaría en el restaurante.

―¿Vas a esperar a Liliana? ―indagó Tomás.

―Sí y a Nick. ¿Ya te vas? ―cuestionó. Tom asintió. ―Creí que todos iríamos a comer ―agregó desilusionada.

―Yo también. Pero Nick me dijo que probablemente tendrían algo de qué hablar. ―explicó.

―No creo, también irá Aracely. ―agregó. Sin entender por qué su hermana le pediría a Nick que él y Tomás no fueran cuando hace días ya habían acordado esa comida.

―Eso mismo dije a Nick. Él insistió en que ustedes tendrían de qué hablar. ―dijo. Con un tono de voz que demostró que no estaba nada feliz con que les hubieran cancelado la comida.

―¡Qué extraño!

―Supongo, cualquier cosa me dirás, ¿Verdad?

―Sí, no sé de qué podamos hablar.

―Me voy, ¿me mandas un mensaje cuando estés libre? ―cuestionó. Angie asintió. ―¡Nos vemos! ―dijo antes de darle un beso con intensidad. Esperaba que lo que tenía que hablar Angie con Liliana no fuera nada grave.

Angie vio como Tomás salía de la escuela. Mientras esperaba que su hermana se desocupara, una extraña nostalgia se apoderó de ella, no podía negar que en esa escuela había pasado momentos muy amargos, y difíciles. Pero tampoco podía olvidar que en ella había conocido a Tomás, y todo lo que había sufrido en esas instalaciones le había servido para ser la persona en la que se había convertido.

Cuando Liliana salió se dirigieron a la salida, al llegar a la puerta Angie volteó para ver por última vez la escuela que le había dejado tantas cicatrices, algunas de ellas estaban curadas, otras en proceso de cerrar, pero también estaban las que quizás nunca sanarían.

Angélica y Liliana llegaron al restaurante en el que se verían con Aracely, la amiga de Lily. Esta última le había pedido que llegara tarde, porque antes quería hablar con Angélica a solas. Como la temporada vacacional no iniciaba oficialmente el lugar se encontraba casi vacío, mientras que se decidían que pedir para comer Liliana pidió una cerveza y Angie un torito[i] de cacahuate.

―Creí que iba a venir Aracely ―dijo Angie.

―Lo hará, pero antes quería hablar contigo. ―respondió. Angie esperaba que no fuera nada grave, tanto hermetismo estaba empezando a inquietarla.

―¿Sobre algo en especial?—indagó.

―¿Estás segura que te quieres cambiar de escuela?

―Sí, Lily ―contestó segura. A pesar de la nostalgia que sentía por dejar su escuela no quería continuar más tiempo en ella. ―Estoy muy agradecida con Nick y contigo por todo lo que han hecho por mí estos últimos seis meses, pero no podría seguir ahí.

―Creí que cambiarías de opinión debido a tu relación con Tomás. ―agregó titubeante. Sabía que era lo mejor, pero a diferencia de Angélica, que había hecho grandes progresos y la psicóloga ya la había dado de alta, a ella todavía le quedaba mucho camino por recorrer en ese sentido.

―No. Ya hablamos, nos veremos después de la escuela. De todos modos él solo estará seis meses más y después se irá a México a estudiar la universidad. ―dijo con una madurez que hizo que Liliana se sintiera orgullosa de ella.

―Entiendo ―asintió Liliana.

―Creí que era un hecho. ―dijo Angie, mientras golpeaba discretamente el pie contra el suelo.

―Lo és. ―reconoció―. Hablé con la psicóloga y también está de acuerdo en que es lo mejor para ti, pero necesitaba saber que estás segura. ―explicó.




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