Erik parecía estar desesperado recitando hechizo tras hechizo mientras tomaba prestado las energías de Mirian y Romina. Ambas mujeres parecían agotadas mientras daban todo lo que podían para mantener el sello que se estaba formando sobre el hombre lobo. Una vez que estos estuvieron grabados en la piel, brillando tenuemente pero de manera permanente, los tres adultos se relajaron. El doctor sostuvo a su lado a Romina cuando esta, agotada por el esfuerzo, casi se cae de rodillas. Mirian en cambio con toda la dignidad de una dama y fuerzas caminó hasta tomar asiento en la silla del escritorio.
—Temo que tienes razón Franco. Logré retrasar lo máximo posible que suceda, pero si no hacemos algo pronto, temo que suceda algo de lo que no se pueda revertir—.
Las palabras de Erik provocaron en mí dos reacciones distintas: una fue la culpa, pues no me había percatado de que Isaac estaba en mal estado y quería lastimarlo más y la otra, una retorcida sentía satisfacción, de victoria por la justicia llegó, esta última haciendo crecer mí culpa.
— ¿Cómo está? —la voz de mí hermano me trajo de nuevo al presente.
—Está estable por el momento— suspiró mientras veía a su paciente en cama—. Pero no sé por cuánto tiempo podré mantenerlo de esa manera, dependeremos de que luche y trate de tranquilizar sus parte animal y humana, aunque está mal, parece que no ha comido ni dormido en días y su mente es un completo desastre para que yo pueda llegar a él.
—Su lobo está sufriendo. Lo siento en su aroma—.
—Tendremos que avisar a sus padres urgentemente— Solicitó Erik a la habitación en general.
—Yo me ocupo de eso. —Mirian dijo reuniendo fuerza para ponerse de pie y salir de la habitación para ir al teléfono.
—Tengo que pedir asistencia. —Informó Erik sacando su móvil del bolsillo.
— ¿Podrías bajarme junto a él? —pidió Esteban a Franco. Él, con duda, lo bajo en la cama.
— ¿Qué crees que haces? — Christopher estaba incrédulo.
—Ayudarlo. —Aseguró mientras agarraba su mano.
— ¿Por qué querrías ayudar a una de las personas que más daño te ha hecho? —Estaba confundido, de verdad, Christopher no entendía Esteban a veces.
—Porque, dejando de lado lo que sienta o lo que él me haya hecho, es mi deber y obligación hacer lo correcto. Si tengo la oportunidad de ayudar a alguien lo haré, no me quedaré de brazos cruzados—.
Franco apartó la vista mientras trataba de disimular la sonrisa de orgullo que se le escapó. Tonto, su hermano es un completo tonto. Es tan bueno que dejará del lado el pasado para darle una oportunidad a su peor enemigo. Mi corazón duele, porque por más que parezca que soy más fuerte que él la verdad es todo lo contrario, no poseo la fuerza de espíritu como él, su facilidad para perdonar y dejar atrás todo como si nunca hubiera existido o restándole importancia. Un sentimiento de amor y agradecimiento por Dios, la vida o cualquier fuerza mayor que me dio a Esteban como hermano se instaló en mí y una nueva meta surgió, quería ser digno del cariño de mí hermano y de su grandiosa bondad y amor.
—Estoy orgullosa de ti cariño. —Mirian se acercó a Esteban cuando volvió a entrar y lo lleno de besos en el rostro—. Ya avisé a sus padres, estarán aquí en breve.
—El equipo médico mandará a sus mejores expertos aquí también. Expliqué que era muy peligroso mover a Isaac de este lugar. —Nos aviso el doctor cuando ingresaba a la habitación.
—Tendrán que apurarse, los sellos se debilitan— Romina todavía mantenía su magia fluyendo para monitorearlo.
— ¿Crees que puedas ayudar? —le pregunté a mi hermano a lo que esté asintió.
Sabía que luego me arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer pero en este mismo momento era importante apoyar a mí hermano. Me senté del otro lado de la cama y pude percibir más de cerca el estado de Isaac. Transpiraba mucho y estaba sufriendo mucho, su rostro tenía el ceño fruncido de dolor, lo que sea que esté provocando su malestar debía de ser grave.
—Entraremos a su mente— Informé a la habitación en general, pero principalmente a Erik.
— ¿Harás lo mismo que hiciste conmigo? —Romina preguntó a lo que mi hermano y su madre la miraron extrañada. Ellos no estaban al tanto de cómo conocí a Romina.
—Así es. Nosotros somos muy poderosos separados, pero juntos nuestro poder se funciona en magnitudes que lo creía imposible. Está en nuestras manos ahora.
—Esta es una situación de riesgo, Esteban. No estarían rompiendo una ley pero deberán dejar una exposición por su intervención. —Erik miro a Esteban fijamente mientras lo decía. Este solo asintió.
Kodak parecía conforme con mis palabras y ahora que notaba con más atención su comportamiento, él parecía saber algo que yo ignoraba completamente. Sea lo que sea tendría que dejarlo para otro momento pues Esteban me tomó de la mano y sentí nuestras magias y familiares conectar completamente. Miré a los ojos de mí hermano y sus pupilas cambiaron de su azul normal a un violeta oscuro casi negro. “Vacío”...
—Mente que divaga en la nada, dejadnos entrar para repararla. Oscuridad y luz, noche y día, cambiar el flujo, corregir la vía.
No supe de dónde salió aquellas palabras pero después de recitar sentí mí cuerpo liviano por unos instantes, como flotar en una piscina. Cuando volví a abrir los ojos no estaba dónde debía estar. Estaba en la escuela nuevamente pero era muy distinto. Todos parecían mucho más jóvenes, como si hubiese viajado en el tiempo.
Caminé buscando a Esteban pues no entendía que había sucedido, pues nunca había visto algo como esto. Cuando lo hallé lo encontré cuando corría a toda velocidad por el pasillo y sin verme chocó contra mí, cuando iba disculparme mi cuerpo no reaccionó, en cambio se movió por sí mismo y con una voz que no era para nada la mía reprendió a mí hermano de forma horrible a la vista de todos. Sentí varios sentimientos que no me pertenecían y lo entendí cuando giré y vi mí reflejo en el vidrio. Estaba en el cuerpo de Isaac recordando sus encuentros con Esteban a través del tiempo y sintiendo sus emociones.
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Editado: 04.02.2021