Sonreí al ver la decisión en sus palabras.
– Vamos, Luke, no seas tan soñador. Ya hablamos de esto, justamente hoy. No me gustas. – Susurré – Es tarde, ya deberías irte.
Él asintió, besó mi frente y salió de la habitación. ¿Y si era cierto? No podía cambiar así de simple, de la noche a la mañana y amarme realmente… Vamos, es Luke, él prefiere tener a miles pasajeras a una que se quede a su lado siempre.
– ¿Estás bien?
– Uh, perdón, ¿qué? – Miré a mi madre con una media sonrisa, ella sólo negó y se fue.
Mi celular sonó, lo miré y rápidamente marqué un número en él.
– ¡Kat! – Gritó Allison al otro lado de la línea.
– Mierda, no grites, hola Ali.
– Nada de saludos, cuenta todo, ya. – Habló apresuradamente y reí.
– Me llevó a cenar a un restaurante bastante bonito, demasiado para que él lo haya buscado – Reí y comencé a quitarme los tacones – Hablamos un poco de todo, me dijo que me veía linda…
– ¿Qué te pusiste al final?
– El enterizo largo.
– Oh, sí, bien, es muy lindo, ¿qué más?
– Me preguntó acerca del diario… dijo que yo le gustaba, me vino a dejar a casa y ya.
– Pues estuvo bie… Un momento, ¿QUE TE DIJO QUÉ? – Volvió a gritar.
– Que. No. Grites.
– ¡Katherine!
– Bien, bien, – estaba acostada en mi cama con el diario entre mis manos – dijo que está enamorado de mí.
– Oh por Dios, me va a dar algo, Kat, ¿cómo mierdas respiro? – Reí.
– Muérete mejor.
– Maldita perra – Ríe – Bueno, no nos desviemos del tema. Dime por favor, que te le declaraste a lo novela literaria.
– Ah, sí… acerca de eso… No, le dije que no me gustaba. – Allison sonaba al otro lado de la línea como si fuera un toro listo para atacar.
– ¿Acaso eres idiota? Digo, por qué si no, ¿qué eres?, el chico por el que babeas hace ocho años se te declara y tu… ¡simplemente finges que no lo amas!
– Allison, sabes cómo es Luke, todo el mundo lo sabe. ¿No creerás que yo iba a confiar mis sentimientos en él así como si nada? Es mi mejor amigo y estoy enamorada de él… es lo más cliché del mundo y según todas las historias que he leído, funciona. Pero no con nosotros.
– Bien, sí, entiendo tu punto. ¿Qué harás, entonces?
– Fingir que las cosas están como antes. Además, estoy segura que su enamoramiento por mí no durará. Ya sabes, en la próxima fiesta se le olvida.
– ¿Y si no pasa? ¿y si él está verdaderamente enamorado de ti?
– Eso es imposible.
– Sólo digo que deberías tener algo como un plan B, por si las cosas no se le pasan.
– Sí, sí, después lo pensaré. – Mire las páginas y cómo sobresalían las letras – ¿Cuándo vendrás a visitarme?
– Pronto, esta semana termino exámenes y podré ir.
Hablamos un rato más, no mucho, ya que igual seguiríamos hablando por mensajes. Pude dormir al menos hasta las dos de la mañana, como era fin de semana no estaba preocupada pero mis ojeras se notarían a kilómetros y estaba segura de que mamá me regañaría.
Lo primero que vi en cuanto desperté fue mi celular, tenía tres mensajes de Luke. Fruncí el ceño confundida, él no suele mandarme mensajes en la mañana.
“Buenos días lindura”
“¿Cómo dormiste?”
“¿Vamos por un helado en la tarde?”
Reí al leer los mensajes, mientras sentía un picor estúpido en mis mejillas y estómago. Bonita forma de empezar el día.
“Iugh, mucho cariño. Buenos días jirafa, ¿cómo está el clima allá arriba?”
“Y a lo del helado, sí, pasa por mí a las tres”
Me contestó rápidamente con unos cuantos emojis. Sonreí.
– Kat, ya es muy tarde, levántate. – Escuché los gritos de mamá al otro lado de la puerta.
– Ya, ya, en unos segundos salgo.
Me puse de pie y me hizo un moño alto, intenté recoger todo mi cabello en el. A veces odiaba que mi cabello fuera tan lacio y se escurriera entre la liga. Me puse pantuflas y salí.
– Buenos días – Sonreí.
– ¿Tengo que asustarme? Porque no sonríes en las mañanas.