– Entonces, ¿cómo un chico podría enamorarte? – Reí y seguí comiendo.
– Bueno, primero que todo… tiene que tener otro nombre que no sea Luke Hemmings.
– Auch – se tocó el pecho con la mano y rio – vamos, no soy tan malo, ¿por qué no me quieres?
– Sí te quiero… pero no así. Además, soy tu mejor amiga, conozco todo lo malo de ti y sé que has hecho. Créeme que no quiero que me pase lo mismo que a las otras.
– ¿Por qué no me das la oportunidad de demostrarte que he cambiado?
– Cosas que agregar al diario: Luke cree haber cambiado, ¿cuándo caerá en su propia mentira? – Fingí escribir sobre el aire.
– Eres tan exasperante – se retorció en su asiento – Maldita sea, pero así me encantas.
El resto de la tarde mantuve mi mente en muchos lugares, menos con Luke. Le encanto… mierda, le gusto. Mi noche se resumió en horas y horas dando vueltas por mi cama o mirando el oscuro techo con una gran sonrisa en mi cara. Mi historia se estaba escribiendo.
…
Un lunes por la mañana y ya mamá estaba gritando, bien mundo.
– ¿Puedes decirme qué te altera sin gritar? – Salí de mi cuarto aún en pijamas y sin arreglar.
– El auto se dañó, tu papá ha estado llamando a su mecánico, pero no sabía cómo llevarte, por lo que llamé a Luke.
Mis ojos se abrieron como platos, sí, lo conocía hace mucho… lo que significaba que me había visto en pijamas y sin arreglar pero cuando comencé a desarrollar y “crecí” me aseguré de que jamás me viera sin sostén, no me preocupaba eso si no que la blusa del pijama era casi transparente.
– ¡Mamá! – Grité y me crucé de brazos.
– Ouh, hola – sonrió Luke de forma coqueta.
– Hola – Fingí sonreírle mientras lo miraba mal.
– Luke, acompaña a Kat a su habitación y por favor has que se apure, no quiero que llegue tarde.
Mierda, mierda, mierda y más mierda. Caminé apresurada hacia mi habitación y justo cuando iba a cerrar la puerta, la mano de Luke me detuvo.
– Eh, tengo que acompañarte.
– No inventes Luke.
Cerré y comencé a sacar la ropa, la noche anterior me había dado un baño por lo que no tenía tanto problema. En cuanto el pantalón corto de pijama estuvo en el suelo, la puerta se abrió.
– Oh demonios.
Yo estaba de espaldas a la puerta, paralizada de la vergüenza. Escuché de nuevo la puerta. Exhalé y terminé de vestirme.
– ¡Mierda! – Grité, cuando me había girado, me di cuenta de que Luke no había salido.
– Tengo graves problemas ahora.
– Asqueroso, ¿qué te sucede?
– En mi defensa… – caminó hacia mí – esperaba que te giraras, que me vieras e hicieras uno de tus grandes numeritos. Cuando noté que continuaste, iba a hablar, pero te vi en esas bragas negras que simplemente… me quedé sin habla.
Entrecerré los ojos.
– Maldito acosador… sólo… finjamos que esto no pasó y ni una sola palabra a mi madre.
– Lo que digas… pero, tengo una pregunta – se aclaró la garganta y yo arqueé una ceja – ¿acaso tenías galaxias en tu trasero?
Rio, no pude evitar hacerlo también, tomé mi mochila y salí de la habitación escuchando sus pasos detrás de mí.
– Sí, lo mejor de todo; brillan en la oscuridad.
– ¿En serio? Me gustaría comprobarlo.
– Já, un día te los presto para que vayas con tus amiguitos a verlos bajo las mantas.
Me despedí de mi mamá y entramos en su auto.
– Me refería a que quiero comprobarlo puestas en ti.
– Te juro por mi diario que eso nunca pasará.
– ¿Y nuestra historia?
– ¿Qué con eso?
– Necesita tener algo “picante”, no todo puede ser puro amor y armonía… debe de haber algo bueno.
– ¿Para ti el amor no es algo bueno?
– Sí y aún más si es contigo… pero siempre hace falta algo de acción.
– Nunca cambias… – Reí y después me puse seria – Además, no existe eso de “nuestra historia”.
– ¿Quieres que te siga diciendo spoilers?
– Mejor cállate.
Puso su mano en mi rodilla, jamás había visto esa sonrisa en él. Dios mío, estoy tan enamorada.