Capítulo 3

Estuve juntando valor durante todo un día antes de dar el primer paso y hablarte. No fue muy complicado encontrarte ya que siempre llegabas media hora antes, eso lo descubrí una tarde luego de equivocarme de horario, aunque luego de se me hizo costumbre llegar temprano. 
—Hola. –Me acerqué a ti, un libro  descansaba abierto entre tus manos, nunca pude saber de cuál se trataba. También, tenías tus auriculares puestos, pensé que tal vez no me habías oído pero si lo hiciste, levantaste tu rostro y me sonreíste, como siempre lo hacías.
—Hola.
—Veo que compartimos varias clases, mi nombre es...— y antes de que pudiese seguir hablando respondiste por mí. 
—Alex Bell.
—Exacto, ya lo sabías. –Me dedicaste un asentamiento de cabeza y yo sonreí. — ¿Te conozco de algún otro lado?
—Que yo recuerde, no. –  Seguido de responder acomodaste un mechón de tu cabello suelto detrás de tu oreja.
—Entonces, ¿cómo sabes mi nombre?
—Fácil. Cuando toman asistencia, escucho los nombres de cada uno de los alumnos, suelo tener facilidad para recordarlos.
—Entiendo. Yo creo, mejor dicho, sé con certeza no tener ese gran poder, ¿tu nombres es...? – Aunque yo ya lo sabía dejé la pregunta en el aire para oírlo de tus labios.
—Samanta Johnson, pero todos me dicen Sam. 
—Mucho gusto Sam. – Extendí mi mano en gesto de saludo hacia ti. Dudaste y luego la tomaste fueron dos segundos únicamente, pero esos dos segundo me dejaron con el preciado anhelo de querer extender ese momento. Después, de que soltaste mi mano volviste a acomodar tu mechón que nuevamente se escapó de tu cabello detrás de tu oreja, yo comenzaba a adorar esa manía tuya.
Nos dirigimos unas dos o tres frases más hasta que el profesor hizo acto de presencia. Decidí sentarme en uno de los asientos justo detrás de ti y sé que lo notaste ya que te removiste un poco inquieta en tu asiento luego de voltear tus ojos ligeramente hacia atrás echando una mirada nerviosa.