— ¿Qué estudias?- Te pregunté luego de salir de la clase.
—Literatura- respondiste con orgullo.
—Debí suponerlo por la cantidad excesiva de libros. —Señalé sus brazos, los cuales llevaban un muy buen par de ellos como siempre.
—Creo que soy un poco obvia. ¿Y tú? Espera, déjame adivinar. Tienes cara de matemático o algo referido con la ciencia.
Me diste una mirada curiosa casi asintiendo a tu contestación.
—Frío, frío, economía. — Tu cara de disgusto fue lo más épico que vi en mucho tiempo.
—Justo lo que no se me da. Me parece aburrido. - y arrugaste tu nariz.
— ¿Qué se puede decir? Me gusta lo aburrido.
—Creo que somos dos... Bueno debo irme, me gustó la charla pero ahora me dirijo hacia allá. — Señaló hacía la izquierda
—Yo también.- Mentí.
—No lo creo siempre te vas por allá. —Señaló el lado opuesto, y no pude disimular mi cara de desconcierto.
— ¿Cómo lo sabes?
—Ya te dije, suelo ser muy observadora. — Tu rostro se tornó rojo.
— _Touché._
—Nos vemos en la próxima clase.
—Nos vemos.- Me acerqué para saludarte pero diste un paso hacia atrás y pusiste tus manos en frente de mí formando una barrera.
—Stop, espacio personal.- Te reíste y te marchaste.
Me quedé viéndote caminar hasta que desapareciste entre las paredes del edificio.
Intenté recordar si hoy me había colocado perfume, y sí, efectivamente lo había hecho. Pero... ¿Por qué eso importaría? Analicé esa oración y creo que nunca antes una frase había chocado tanto en mí como aquella