Capítulo 8

Luego de nuestra charla pasó la clase y no te vi, bueno si lo hice, te vislumbre desde lejos como ya era costumbre.

Como todos los días ibas al mismo lugar, comprabas mentas y caminabas a tu parada de autobús, la mayoría de las veces esperaba a que te fueras, algunas veces ya no estabas porque salías antes que yo, hubieron algunos momentos en los que pensé en caminar hacia ti y decirte "te acompaño, es peligroso" pero mis pies no se movían únicamente me dedicaba a cuidarte desde las sombras.

Pensé que me habías visto pero al parecer no, o simplemente no querías que yo me acercara. Tu autobús pasó, pero no lo tomaste, y me pareció raro, cruzaste la calle viniendo a mi encuentro, me escondí detrás de una pila de cemento, pero ya era tarde me habías visto.

— ¿Hace cuánto que estas allí parado? —Preguntaste con los brazos cruzados.

—Hace un rato, estaba esperando a un amigo, aquí justamente aquí. — mentí.
—Ya veo. — Me regalaste una media sonrisa. —Por un momento pensé que alguien me seguía. —Sonreí. — ¿Me estas siguiendo?

— ¡No claro que no! Fue casualidad. —Enfatice. — Levantaste tu ceja lentamente, lo cual me dio gracia y un poco de miedo, creo que lo hacías cuando algo no te cerraba o no te agradaba, un aviso de "peligro" con letras muy rojas.

—Supongamos que te creo.

Me quede observándote con una cara de bobo enamorado.
Me miraste intensamente clavando tus ojos claros en los míos. Yo sudaba como un cerdo, esperaba que no lo notaras, hiciste un chasquido con tu lengua colocaste tu cabello detrás de tu oreja-

—Nos vemos mañana Alex. —Dijiste y te marchaste.

Necesitaba saber que habías hecho en mí, ¿qué realizaba tu persona en mí que hacía que todo mi mundo diera una vuelta de 180 grados?

Mi corazón volaba cada vez que me dabas una pizca de atención.

Hacías que me sintiera como un maldito acosador.

Mierda, me gustas más de lo que imaginaba.