Su Voz

Capítulo 5

— ¿Por qué le dijiste a Aiden que vaya de niñera? —es lo primero que digo al ver a mi madre. Está sentada en el sofá con su computadora so

— Porque no me has avisado que saldrías. —responde ella sin mirarme

Aiden ingresa a la casa, pasa por mi lado y sigue su camino subiendo las escaleras.

— Te envié un mensaje a tu teléfono. —contesto.

Ella toma su teléfono y lo enciende. Teclea algo en él y me mira.

— Si, es cierto. —responde restándole importancia.

Suspiro cansada y subo las escaleras. Ingreso a mi habitación y observo en el balcón una silueta. Rápidamente enciendo la luz y suspiro relajada. Es Aiden.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto confundida.

Voltea, coloca su dedo índice en sus labios y me señala la puerta. La cierro y me hace una señal para que me acerque a él. Dudosa le obedezco.

Una vez a su lado, me señala el cielo. Miro hacia este y como no veo nada más que no sean estrellas y la luna, volteo a mirarlo. Doy un salto cuando noto que está a solo centímetros de mi.

Un recuerdo invade mi mente de hace tres años. Cuando me hizo exactamente lo mismo y cuando volteé a verlo, me robó un beso. Ese fue el primero, el primero que desató miles de sentimientos en mi ser.

Aiden se acerca mucho más a mi y yo retrocedo. Hizo lo mismo y yo actué de la misma manera, hasta que mi espalda chocó contra la pared.

Ya no tenía escapatoria.

— ¿Q...qué haces? —pregunté nerviosa.

Colocó su mano derecha en mi mejilla y la acarició.

Dios, extrañé tanto su tacto.

Comenzó a acercarse lentamente a mi. Yo cerré los ojos, esperando sentir sus labios en los míos. Esos labios que extrañé tanto.

Quizás si tenga razon Sam, creo que aún sigo sintiendo algo por él, a pesar de que esté con Jordan.

¡Jordan!

Abro de golpe los ojos y solo estamos a un centímetro de distancia. Tiene sus ojos cerrados, al igual que yo hace unos segundos.

— No —digo y él abre los ojos— tengo novio.

Me miró directamente a los ojos, negó con la cabeza e ingresó a mi habitación. Lo seguí y lo vi salir de esta cerrando la puerta de un portazo.
Suspiro y tomo mi cabeza con mis manos.

— No puedo sentir algo por él. Tengo novio y lo quiero.

"Pero a él lo amas." Escucho una voz dentro de mi

— No puedo amar a alguien que estuvo lejos de mi por dos años.

"Sí que puedes y lo estás haciendo imbécil. ¡Admítelo de una vez!."

Frunzo el ceño y me dirijo a la puerta. La abro y encuentro a Sam del otro lado.

— ¿Qué es lo que estás haciendo? —le pregunto.

— ¿Qué... yo?—pregunta haciéndose la desentendida. — Pfff, nada pues... solo estaba aquí... apunto de... entrar a tu habitación—sonríe inocente.

— Entra y que sea la última vez que te hagas pasar por la voz de mi cabeza. —la amenazo.

— Pfff... ¿de qué hablas? Que tonterías dices Ellie.—se sienta en mi cama.— y... ¿no piensas decirme algo? Por ejemplo, algo relacionado con tu inquilino.

— ¡Ves! —exclamo— sabía que eras tú.

— Ya, lo siento. No lo volveré a hacer —asiento sin mirarla— por ahora. —añade.

La fulmino con la mirada. Y ella se acuesta en mi cama y comienza a ver algo en su teléfono.

— Ahora regreso. —le digo. Ella asiente sin mirarme y sin decirle nada más salgo de mi habitación.

Cuando lo hago, observo que la puerta de la habitación de Aiden está abierta. Así que sin pensarlo, ingreso en ella.

Está todo oscuro y no logro ver nada. La puerta se cierra de golpe, siento que me toman de la muñeca y tiran de ella hasta hacer tocar mi espalda con la pared. Se enciende de repente la luz dejándome ver a Aiden en la misma posición que hace un momento en el balcón.

— ¿Acaso lo único que sabes hacer es acorralarme? —pregunto enojada.

Se encoje de hombros y sonríe de lado.

— Si, eso es exactamente lo único que sabes hacer. —contesto mi pregunta. Lo empujo, pero lo único que consigo es que coloque sus manos a ambos lados de mi cabeza. Ahora sí, dejándome sin salida.— Déjame. —le digo enojada. Él sólo sonríe. —Aparte de mudo, sordo.

Su sonrisa decae y me mira serio.

— Lo lamento —digo arrepentida por mis palabras. Él se aparta de mi y me señala la puerta. — no quise decir eso. — la vuelve a señalar.

Miro al suelo y sin decir nada más, salgo de su habitación. Una vez fuera, volteo a verlo y cierra la puerta de un portazo en mi cara.

Me acerco a su puerta.

— Lo siento. —susurro. Volteo e ingreso a mi habitación.




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