Se escuchaban fuerte golpes contra el portón lo que hizo que Leonora corriera a la puerta. Cuando abrió se llevó una enorme sorpresa al ver Jaime, con el cabello y la barba largos, vestido con una traje roto y deshilachado, embadurnado con tierra del cuerpo y rostro. A primera vista Leonora no lo reconoció pues la apariencia de Jaime era bastante deplorable.
--¿Jaime? —dijo Leonora, bastante sorprendida.
Jaime no contesto. Leonora lo veía boquiabierta intentando reconocerlo cuando de pronto, Alma salió de la sala de estar acercándose detrás de ella, para averiguar quién había tocado. Cuando vio a Jaime de pie en el umbral de la puerta hablando con Leonora se detuvo súbitamente, mirándolo fijamente, pues en un principio no lo reconoció pues con la barba y el cabello largos parecía un hombre de cuarenta años de edad, pero cuando se acercó lentamente a él y lo vio directamente a los ojos reconoció aquella dulce y tierna mirada del joven que la había besado hace años.