CAPÍTULO 2
LA MISIÓN
20 de octubre de 1994
No he podido descansar mucho estos días, cada vez me surgen más incógnitas en la cabeza.
Ha pasado semana y media desde que deje las transcripciones en casa de Howard, ha habido mucho trabajo, nada relevante o relacionado con el lanzamiento. Aunque lo he visto todos los días no he podido hablar con él acerca del tema., he notado cambios en cómo me mira, como buscando la oportunidad al igual que yo, creo que ha estado leyendo los documentos, de todos modos tengo que hablar con él hoy, aún falta poco más de una semana para ir al encuentro de Mario pero necesito dejar todo lo mejor posible.
Más tarde… He podido hablar con Howard, fue muy rápido, no como me hubiera gustado, pero muestra interés por la información. Lo intercepte en el estacionamiento mientras esperaba a su esposa:
Howard, he estado tratando de hablar contigo toda la semana.
David, yo también, he revisado parte de la información y me intriga mucho, pero no puedo tener plena confianza de ella si no sé quiénes son los informantes.
He prometido no revelar las identidades, hasta que no sea meramente necesario.
¿Estás seguro que es información confiable? No quiero pensar que todo proviene de un solo informante loco, de esos conspiracionistas…
No para nada, todos son confiables y confirmados, de hecho en unos días veré a otro, por eso quería hablarte con tanta urgencia, necesito viajar a Houston…
¡Maldición! Está bien ve, pero necesito nombres David, no podemos manejar información fantasma y menos de ese calibre. Pasa el otro lunes por el cheque de viáticos. Ahora vete, ahí viene mi esposa.
Adiós, no olvides tratar de contactar a la AIIEC, necesitamos información directamente de ellos.
Mantenme informado.
Houston, Estados Unidos
Mario Coppola
Técnico Mecánico
[Viaje la noche del 27 de octubre a Houston, la cita con Coppola era a las 5 am, en una cafetería del aeropuerto, según lo que me dijo, era Houston una de sus escalas, aunque no sabía ciertamente de donde venía, John mencionó que estuvo un tiempo en Jacksonville, pero de ser así, no hubiese sido necesario tomar un avión.
El restaurante elegido era una cafetería nocturna llamada Andy, llegue aproximadamente a las 4:30 am, pensando en la posibilidad de que su vuelo se hubiese adelantado y así contar con más tiempo para hablar, pero no fue así. Espere desde las 4:30 hasta las 7 am, a las 6 pensé en la posibilidad de que su vuelo se retrasara, pero no había manera de verificar, no sabía de dónde venía, así que a las 7 decidí emprender el regreso.
Pague la cuenta y me levante, los asientos grandes y altos eran una especie de medio círculo contra la pared, contaban con una mesa empotrada en el medio y esto me ofrecía una excelente vista de todo el lugar, incluso de los ventanales y andenes exteriores, en las dos horas y media que estuve en el establecimiento solo vi entrar a dos aeromozas y un par de ancianos, incluso vigile el exterior, nunca nadie apareció, ni mucho menos se asomó.
Cuando di unos dos pasos alguien me tomó del hombro por detrás, era un hombre joven, de unos veintiocho años, delgado, de rostro arrugado por el estrés, unos lentes de pasta negros y unos dientes chuecos que asemejan su boca a la de un tiburón. Inmediatamente me di cuenta de que se trataba de Coppola, a pesar de su aspecto desaliñado, inspiraba confianza. En todo el tiempo que estuve en el lugar, jamás lo vi entrar o si quiera pasar a mi lado, mi mesa era la penúltima antes del muro final del establecimiento y esto significaba que: o apareció de repente o llevaba más de dos horas y media escondido y vigilándome en la última mesa.]
¿Qué traes ahí?
¿Dónde?
Eso que traes en la chamarra, ¿Qué es?
¡Oh! Es una grabadora
¿Para qué?
Para la entrevista, o ¿No es usted Ma…?
Sí, sí soy yo, no tienes que decirlo pero ¿para qué necesitas la grabadora?
Para documentar todo, no quiero omitir detalles, no se preocupe, nadie las escuchara más que yo, también Luc…