Suplantacion: Comienzo Oscuro

Capítulo 12. REVELACIONES

Gaby subió a la habitación, sumida en una serenidad reconfortante por sentir que estaba haciendo lo correcto. Mateo estaba inmerso en su juego y giró lentamente hacia la puerta cuando abrió, observándola con curiosidad.

  • Buenos días Mateo, ¿puedo hablar contigo un momento? -Gaby comenzó, esforzándose por mantener tranquilidad en su voz.
  • ¿Pasa algo? - Mateo se incorporó ligeramente.

Gaby le compartió la propuesta de su padre, explicándole sobre la posibilidad de mudarse a la casa para estar más cerca de él. Le aseguró que su padre lo hizo porque lo ama profundamente y solo busca su bienestar. Detalló como pretendía que ella fuera un apoyo constante.

Mateo la escuchó en silencio, procesando la información. Después de un breve momento de reflexión, le preguntó con una mezcla de asombro y emoción:

  • ¿Y qué contestaste?
  • Acepté, le dije que sí -le respondió Gaby con una sonrisa.
  • ¿De verdad Gaby? ¿Vas a vivir aquí?

Gaby asintió y continúo diciendo:

  • Tu padre piensa que será bueno. Yo acepté, pero quería conocer tu opinión antes de mudarme. Te veo contento, entonces significa que, ¿estás de acuerdo?

Mateo pensó por un momento y luego respondió con una sonrisa tímida:

  • Me gusta, me gusta mucho. Así no estaré solo por las noches.
  • Eso suena maravilloso, Mateo, creo que será genial.

Gaby lo abrazó con ternura y le dio un beso en la frente. La decisión estaba tomada, y un nuevo capítulo se abría tanto para Gaby como para la familia Montalbán. Esperaba que todo marchara bien y pudiera unir nuevamente a padre e hijo; era lo que más añoraba.

  • El día está hermoso para hacer algo en el balcón -dijo Gaby corriendo las cortinas y la puerta corrediza.

Mateo se levanta, pero no es capaz de atravesar el marco. Gaby se acercó y le puso un dedo en el costado, provocándole unas cosquillas. Mateo río con gusto, mostrando ser muy cosquilloso. Gaby aprovechó la situación y lo tomó en brazos, arrojándolo suavemente a la cama, donde continuó haciéndole cosquillas.

Mientras tanto, Danilo, que se dirigía al trabajo, notó que el chofer no estaba en su puesto habitual. Se dirigió al respaldo de la casa y lo encontró apoyado en la pared. Extrañado, le preguntó si todo estaba bien, y el chofer le explicó que estaba disfrutando de las risas alegres de Mateo, provenientes de la casa.

Danilo, permaneció en silencio para escuchar también las risas de su hijo. Una sonrisa se dibujó en su rostro, satisfecho con la decisión de haber invitado a Gaby a vivir con ellos; ya estaba trayendo alegría a la casa. Observó el balcón por un momento, sabiendo que no vería a ninguno, simplemente disfrutando de la felicidad que emanaba del interior.

Danilo le hizo señas al chofer y partieron hacia la empresa. En el camino, pensaba animado, "es solo cuestión de tiempo que yo sea quien ría con Mateo". Recordó con remordimiento, que pese a la mala primera impresión que Gaby causó, los resultados que estaba obteniendo eran valiosos.

Este día todos hicieron sus cosas con gusto. Al finalizar la jornada, Mateo y Gaby cenaron por primera vez juntos. Danilo no quería llegar temprano a casa, como si lo hiciera porque era la primera noche que Gaby dormiría en su hogar. Así que recurrió a su plan B; invitó a Roxana al bar que solían frecuentar. La atmósfera era íntima, con luces tenues que realzaban la elegancia del lugar y les proporcionaba un mayor grado de privacidad.

Aunque durante las semanas anteriores aumentaron sus encuentros, las cosas aún no mejoraban, como lo deseaba Roxana. Pero, esta noche, Danilo se mostraba algo diferente, algo que Roxana percibía como un cambio sutil en su atención y comportamiento. No dejaba pasar detalles, y cada gesto, cada palabra de Danilo, era objeto de su aguda observación.

Danilo se encontraba en un estado de ánimo notable esa noche. Contrario a su actitud reservada y a veces indiferente, compartió detalles sobre los avances de su hijo Mateo. Las respuestas secas que solía dar ante cualquier intento de interés por parte de Roxana, se transformaron en relatos más extensos y emotivos sobre el progreso de Mateo, mostrando una faceta de Danilo que ella no conocía. Además, esa noche se unieron a otros clientes, creando un ambiente animado. La atmósfera se impregnó de risas y conversaciones entre los asistentes.

Al final de la velada, a pesar de los intentos de Roxana por persuadirlo de ir a su apartamento, terminaron en un hotel, como de costumbre. Todo con Danilo era sumamente impersonal y Roxana se estaba cansando de esta dinámica.

Mientras tanto, en casa, Mateo ya estaba durmiendo hace horas. Gaby le había propuesto salir a su casa para recoger sus cosas, pero él se negó rotundamente; incluso tampoco fue a ver su nueva habitación. No fue posible que saliera, a pesar de decirle que estaban solos.

Gaby se encontraba nerviosa ante la idea de dormir en la casa de su jefe. Inicialmente, había pensado que viviría en la casa de atrás, junto a Clemencia y su esposo Alvaro. Sin embargo, la orden fue clara: debía utilizar la habitación contigua a la de Mateo. En el pasillo quedaron ubicados los tres seguidos, la primera habitación es la suya, en el medio Mateo y luego la de Danilo.




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