Gaby se despertó radiante, llena de energía y emoción, a pesar de haber dormido poco. Estaba ansiosa por pasar el día con Mateo, y se levantó temprano para preparar todo lo necesario. Le dijo a Clemencia que iría a hacer unas compras, antes de que Mateo despertara.
Clemencia la miró con curiosidad, y Gaby, al notar su mirada, le sonrió y le confesó:
Gaby intentaba no pensar en cómo sería cuando viera a Danilo, pero en el fondo, sabía que él seguramente no recordaría casi nada de lo sucedido la noche anterior. Clemencia no mencionó nada, así que probablemente estaba dormida y no se dio cuenta. Prefería que fuese así, prácticamente su secreto.
Gaby salió de la casa y se dirigió a la tienda. Mientras caminaba, pensaba en Mateo y en cómo sería el día. Compró unos globos pequeños y pliegos de papel de colores. Utilizó el papel para decorar el dron, dándole un aspecto similar al de una cometa, y llenó los globos de agua, colocándolos en un recipiente de plástico grande.
Mientras tanto, Clemencia preparaba un rico y variado desayuno para celebrar el domingo. Gaby, aprovechando el hermoso día, organizó una mesa en el balcón para disfrutar del desayuno al aire libre y dejó todo listo para las actividades planificadas. Aunque Mateo aún dormía, ella organizó todo con cuidado.
Minutos más tarde, Gaby llevó el delicioso desayuno y lo dispuso todo en la mesa, llamando suavemente a Mateo. Al ver todo arreglado, su rostro reflejó sorpresa y alegría, indicando que estaba encantado con la sorpresa.
Después de disfrutar de un desayuno preparado con esmero, Gaby buscó el momento adecuado para entablar una conversación esencial con Mateo. Ambos se sentaron juntos, creando un espacio cómodo para abordar un tema delicado.
Buscaba conocer su opinión sobre si las acciones de los personajes fueron acertadas o incorrectas, si el búho y el conejo eran culpables y cómo reaccionó la cierva. La idea es que sienta que su propia realidad de identifica con la fábula.
Mateo, se mostró atento y alzó los hombros e inclinó su cabeza, en señal de aceptación:
Una tímida expresión de vergüenza apareció en su rostro, cuando Gaby le preguntó:
Era la oportunidad para recalcar su punto.
Luego, le planteó la pregunta más desafiante, centrando la atención en el propio Mateo:
Ante la pregunta de Gaby, un silencio significativo se apoderó de la habitación. Mateo, en un proceso interno de reflexión, finalmente reconoció que entendía las palabras de Gaby. Sus ojos, ahora llenos de lágrimas, encontraron consuelo en el abrazo reconfortante de Gaby, quien sentía que lograba transmitirle que no era culpable de la tragedia.
Tras este momento conmovedor, Gaby instó a Mateo a comprender que ninguno tenía la culpa, ni debía sufrir cargando ese dolor a cada instante. Le dijo que su madre siempre viviría en su recuerdo, que los momentos felices que compartieron, es lo que debe atesorar. Su mamita lo amaba mucho y quisiera que fuera feliz.
Le recordó el amor de su padre y la necesidad de una reconciliación. Mateo, en silencio, asintió, demostrando su comprensión. Sin embargo, en su mirada persistía la incertidumbre sobre cómo avanzar hacia la siguiente etapa.
Después de ese momento revelador, Gaby como acostumbraba, decidió darle a Mateo el espacio necesario para procesar las emociones recién descubiertas. Sintió que era importante permitirle tiempo para reflexionar sobre la conversación y asimilar la nueva perspectiva que le ofrecía.
Gaby se levantó suavemente de la silla y le dio a Mateo un tierno apretón en el hombro. Le aseguró que estaría cerca por si necesitaba hablar o compartir un momento juntos. Mateo, asintió levemente, y se quedó allí sentado inerme.
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Editado: 29.12.2023