Después de disfrutar la pizza, los tres se encaminaron hacia la primera cita con el psicólogo infantil. A pesar de la atmósfera aparentemente relajada, la ansiedad propia de la primera consulta se manifestaba, especialmente en Mateo, cuya expresión se volvía más seria con cada paso.
El consultorio resultó ser un lugar acogedor, decorado con colores cálidos y con juguetes destinados a crear un ambiente confortable para los jóvenes pacientes. La secretaria los recibió con amabilidad y les pidió que aguardaran unos minutos.
Danilo, siendo consciente de la trascendencia de esta cita, se debatía internamente sobre si debía acompañar a Mateo en la sesión o permitirle tener privacidad con el profesional. Observó a Mateo, quien mostraba signos de nerviosismo. Gaby, siempre presente y comprensiva, le dedicó una sonrisa tranquilizadora, transmitiéndole su apoyo silencioso.
Cuando llegó el momento, el psicólogo invitó a Mateo a ingresar primero. Explicó a Danilo que era beneficioso que el niño tuviera un momento inicial a solas para establecer confianza y expresar sus pensamientos y sentimientos de manera más abierta.
El profesional informó a Danilo que la sesión tendría una duración de dos horas, sugiriéndole salir y aprovechar ese tiempo de manera productiva. Le aseguró que su hijo estaría en buenas manos. Mateo asintió, expresando también su preferencia de que su padre no estuviera esperándolo afuera, pareciendo más tranquilo con esa decisión.
Ante esta situación, Danilo sintió la necesidad de otorgarle espacio a su hijo; reconociendo además, que la angustia que le embargaba requería una distracción. En un intento por hacer más llevadera la espera de esas dos horas, propuso a Gaby salir a caminar.
Consciente de que necesitaba encontrar una manera de sobrellevar la espera, Danilo sugirió la idea de ir al parque que se encontraba a solo dos cuadras del consultorio. Al llegar, optaron por sentarse en una de las bancas y aguardar allí. Gaby encontró la propuesta muy acertada. El amplio parque, con coloridas flores y árboles, ofrecía áreas tranquilas, y al mirar al frente, disfrutaban de la escena de niños riendo y jugando en la zona recreativa.
Se sumergieron en un entorno agradable, rodeados por la naturaleza del parque. Mientras observaban a las personas que paseaban, experimentaban cierta privacidad en la banca que habían escogido. A pesar de la tensión inicial provocada por la visita al psicólogo, el momento se volvía más sereno.
De repente, Danilo siente la necesidad de que Gaby conozca lo que está atravesando:
Confesó Danilo, rompiendo el silencio que los envolvía en el parque, y continuo:
Sintiéndose impulsado a abrir su corazón aún más, Danilo no paraba de hablar:
Danilo se sentía impulsado a compartir con Gaby, quería ser honesto y transparente con ella.
Las revelaciones continuaron, y Gaby escuchaba atentamente sin poder creer lo que estaba oyendo. Danilo compartió que descubrió más detalles sobre su esposa, incluida la supuesta conexión de amistad con Roxana, que resultó ser una farsa. Además, ella fue la causante del robo de diseños de la colección actual e incluso de hace unos años, lo que llevó a la injusta acusación del diseñador. Danilo habló de todos los detalles con Gaby, no esperando una respuesta inmediata, sino simplemente deseando que ella conociera lo que estaba atravesando.
Después de un momento de silencio, Danilo tomó la mano de Gaby y la apretó, sosteniéndola sobre su pierna como gesto de apoyo. Al mirar la hora, se dio cuenta de que ya era tiempo de regresar.
Pocos minutos antes de que terminaran las dos horas de sesión, Danilo y Gaby aguardaban nerviosos en la sala de espera. El tiempo parecía transcurrir con lentitud, cargado de expectativas sobre cómo estaría Mateo después de la consulta. La incertidumbre inquietaba a Danilo, aunque confiaba en que esta sesión fuera un paso crucial para el bienestar emocional de su hijo.
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Editado: 29.12.2023