Surprise me!

~ Déjame mostrarte

POV: Isaac.

Mamá y papá han estado contentos por la visita y Ginny ni hablar, se ha quedado en mi habitación brincando en mi cama preguntándome muchas cosas de Allie, a lo que respondía cortamente. Las finales me llamaron la atención porque resultaban ser un poco más personales, como: ¿Te llama con apodos bonitos? ¿Cómo te dice en el instituto? ¿Algún día puedo salir con ustedes al parque?

Responderle con la mera verdad sería destruir su emoción. Tampoco es que me trate mal, bueno, no como antes, así que con sutileza solo respondí la última pregunta con una gran sonrisa.

Es otro fin de semana y las cosas marchan bien hasta el momento. La tierna confesión del primer beso ha hecho que sea más atento a sus acciones. Ahora se sonroja con facilidad cuando la miro o me acerco a ella.

Habíamos quedado en desayunar fuera de casa, y cuando le comenté de otra invitada especial, me miró sospechosa.

Gina va tarareando alguna canción infantil mientras conduzco. Es un día un poco frío, pero un suéter lo soluciona. Parqueo el auto y enseguida Ginny sale hacia la puerta. Una vez asegurado, tomo su mano y timbro.

— ¡Pero mira quien ha llegado! — dice la señora Regan cuando nos adentramos en su casa — Y también la invitada especial — comenta cuando ve a Gina aferrándose a mi mano.

— Hola — apenas murmura. Reímos un poco y por la cocina aparece Bryce.

— ¡MAMÁ! ¡SE ACABÓ EL CERE...! — se calla cuando nos ve. Un poco tímido, se acerca a su mamá.

— Vale, ya estoy — dice Allie haciendo su aparición. Se sorprende al ver a Ginny.

— Así que tú eras la misteriosa invitada eh... ¿cómo has estado? — pregunta abrazándola. Ambas sonríen.

— Muy bien — responde Ginny. Se alejan y Bryce las mira con recelo.

— Mamá, Bryce, ella es Gina, hermana menor de Isaac — dice Allie mirando a los nombrados.

— ¡Bienvenida! Espero que Bryce se lleve bien contigo — comenta apartándolo de ella. El niño con una mueca se acerca y estira su brazo como robot. Ginny ríe y corresponde al saludo.

— Bueno, se nos hace tarde y Ginny de seguro que muere de hambre, hasta luego mamá, adiós Bryce — dice Allison moviendo las cejas al último. Se escuchan nuevamente risas.

— ¡Oye Allison, la próxima vez haz el favor de saludar como se debe a tu novio! — grita la señora Regan y no puedo evitar sonrojarme. Si así estaré yo, imaginen a Allie, que tiene la cara de todos los colores.

Estiro mi brazo al hombro de ella y con un gran beso en la mejilla recibimos la sonrisa de Myrtle.

Ginny solo mira. Ingresamos al auto y partimos entre algunas preguntas de Ginny y las miradas de "sácame de este apuro" que Allie me da.

(...)

Los panqueques con mantequilla están servidos. Allie sostiene una taza de café con leche y yo derramo por todo el plato la miel de maple. Ginny prueba sus tostadas con queso y bueno, vaya locura de desayuno, porque antes hemos comido un cono de helado cada uno a petición de mi hermanita.

— ¿Y qué haremos ahora? — pregunta Ginny de la mano de ambos. Brinca en la acera esquivando las ramas. Hemos salido a ver como va el día. El auto está estacionado porque quisimos caminar.

— ¡Allá hay un parque! ¿Quieres ir a jugar un momento? — dice Allie conforme avanzamos.

— Solo no te alejes mucho, cualquier cosa, gritas por favor — digo soltando su mano. Ella grita un sí y va hacia una resbaladera.

En medio del parque hay una pileta y a un lado de la misma está el área de juegos.

Caminamos tomados de la mano en medio de las palomas. Algunas vuelan despavoridas y otras solo se alejan.

— ¿Te gusta la vista? — interroga Allie. Se sienta en un banco admirando el paisaje.

— Sí, pero hay algo que me gusta más — una sonrisa pequeña aparece en su rostro.

— ¿En serio? Pensé que eras amante de la naturaleza porque a veces te quedas viendo el jardín de mi casa — una risotada de mi parte se hace presente.

— No hay cómo ser romántico contigo, mujer — le reprocho y ella toma mi mano, atrayéndome para que me siente a su lado.

— Déjame adivinar lo que ibas a decir: verte todos los días — se cruza de brazos y me mira con una ceja alzada.

— ¿También te emocionas de verme? — pregunto esperanzado. Quiero ver si su respuesta es la que tengo en mente.

— Pues, ahora que lo pienso, también me alegro de ver esos cabellos alborotados — a continuación desordena mi cabello. La abrazo e inhalo su perfume.

— ¿Algún rato me dirás tu secreto para mantener ese cabello? — bromea. Me apunto y niego.

— Es confidencial y por supuesto único — toco mi cabello intentando arreglarlo.

— ¡Oye! ¡Estaba mejor cuando lo desordené! — se queja y nuevo lleva sus manos a mi cabeza. Las tomo con cuidado e intento que nuestros rostros se encuentren.

— Te quiero — digo apartando unos mechones de cabello de su cara.

Ella únicamente me mira. También tengo esperanzas de que ella responda con un "te quiero más". Toma mi rostro entre sus manos.

— Yo... — traga en seco. Baja la mirada y eso hace que me sienta mal por dentro, sin embargo, me animo a decirle unas cuantas palabras.

— Lo comprendo, solo déjame mostrarte que el amor sí existe, y que te puedo querer Allie — susurro con una sonrisa y el nudo en la garganta.

Poco a poco nos acercamos. Beso sus labios con delicadeza, mientras ella algo torpe intenta seguir el ritmo.

— ¿Qué están haciendo? ¡GUACALA! ¡NO EN MI PRESENCIA! — grita Ginny y nos separamos espantados.

— ¡GINNY! — alza la voz Allie, mirándola perpleja.

— Hablaremos de eso en casa, ¿sí? — hago una pausa y Gina me mira con un puchero y el ceño fruncido — Ahora, vamos a comprar comida para las palomitas — afirmo y me levanto, tomando las manos de las dos chicas.




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